La primera de tantas, nada más y nada menos que la ciudad de la luz

Publicado por flag-mx Gabriel Herrera Lopez — hace 5 años

Blog: Un vagabundo solitario
Etiquetas: flag-fr Blog Erasmus París, París, Francia

Por alguna razón que desconozco, decidí empezar a escribir por acá... son tantas las cosas, los temas y las experiencias que no sé ni por donde empezar. Lo más fácil muchas veces es por el principio (qué soso!), ese lugar donde me contagié del bicho viajero. Apenas tenía 19 años, lo más lejos que había viajado era a unas horas a Puebla, una ciudad al centro de México, ese año acababa de sacar mi primer pasaporte (el cual me costó horas de fila!) y por una tangente del destino, se me presentó la oportunidad de estrenarlo y que mejor forma de inaugurar las páginas de ese documento que conocer París... 

Hace rato que no pensaba en cómo empezó todo, aún recuerdo verme a mi yo una década atrás buscando en la computadora de la casa la mejor opción para conocer la ciudad de la luz, encontré un workcamp que encajaba perfecto con lo que deseaba, un lugar lo sufucientemente cerca de París (al menos), para moverme fácil y conocer eso callejones, puentes y escenas de películas y fotografías miles.

Mandé mi solicitud y un tiempo después fui aceptado para participar en un Workcamp en Rambouillet, no tenía idea de lo que pasaría, lo único que nesecitaba ya lo tenía, una excusa para cruzar el Atlántico.

En la madrugada de algún día de ese verano, abordé un avión por primera vez en mi vida (a la fecha siento un cosquilleo con el simple hecho de pisar un aeropuerto), estaba por mi cuenta... varias horas de vuelo después, me ví en el aeropuerto Charles de Gaulle en París, y entonces enfrenté mi primer desánimo, no sé hablar francés, no entiendo las señales y no podía nisiquiera salir del aeropuerto!, estuve perdido dentro como una hora o más, toda la ilusión se convirtió en miseria y frustración (no exageration!) y lo único que se me ocurrió hacer fue sentarme en lo que según recuerdo era un kiosco de revistas o flyers con infomación turística, cargaba una mochila y una bolsa de dormir más una mandíbula triste y la cara agachada: -¡¿y ahora qué voy a hacer, qué me espera si no puedo ni salir del aeropuerto?!

Un respiro nada más bastó para que tomara de nuevo el rumbo, sabía que me esperaban en Rambouillet y tenía que llegar a tiempo, como pude tome mi camino de nuevo y de alguna forma (magia!) encontré un punto de información turística, le pregunté cómo llegar a Rambouillet usando una mezcla de un francés muy básico y poco de inglés, me dijo dónde comprar un boleto para el metro que me permitía visitar todas las zonas tarifarias de París y subir y bajar las veces que quisiera por el resto desl día, después supe que me pude haber ahorrado algunos euros, yo solo necesitaba un viaje simple a Rambouillet...

Tomé el metro, bajé en el centro de París cerca de la oficina postal, no compré nada, pero como aún era temprano, caminé un rato cargando mi equipaje a la espalda, no pude seguir mucho tiempo y decidí emprender mi camino hacia el pueblo. El metro estaba lleno de gente, y lo tomé, bajaban y subían personas que no me volteaban a ver, ¿era un parisino mas?, claro que no... unas cuantas estaciones después tuve que tomar un tren a las afueras de la ciudad, los vagones estaban solos y de vez en cuando una persona subía o bajaba en estaiones en la campiña, marcadas con letreros azules de fuente blanca, LLegué a mi parada, casi la pierdo porque quise abrir el lado equivocado del vagón, le agradezco a un hombre de tez morena que me indicó el lado correcto, salí de la estación y ahí me estaban esperando, un hombre joven de cabello rubio y largo trenzado en rastas, Arnaud.


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