La Ciudad de las Luces, ¿O lo son todas? pArís
Con mi padre vi en tres días lo que no había visto en un mes y medio que llevaba allí (claro que estoy aquí trabajando). Nos pateamos todo París y yo creo que vimos lo más importante con diferencia, así que os dejo aquí un itinerario de QUÉ VER EN PARÍS EN 3 DÍAS. ¡Empezamos!
Día 1,
Hoy nos centramos en lo más turístico, lo más típico. Todo parece estar muy alejado pero en realidad está cerca, nosotros tras llegar al centro (yo vivo fuera de París, cerca de Arcueil) lo hicimos todo todito andando y sobrevivimos, de verdad que si la temperatura acompaña y no hay un sol y un calor abrasador todo se hace ameno pues siempre puedes apreciar la arquitectura haussmaniana que predomina en París.
Los Campos Eliseos y el Arco del Triunfo, salimos en la parada de metro Champs-Elisés Clemenceau y nos encontramos de fondo a nuestra izquierda con el Arco del Triunfo, así que para allá fuimos, disfrutamos paseando por toda la Avenida pues comentábamos todas las tiendas que allí hay, tiendas de lujo casi en el 100%, exceptuando McDonals y alguna cosilla más. Por un paso subterráneo muy bien arreglado llegamos hasta debajo del Arco, en donde se encuentra la Tumba al Soldado Desconocido, con una llama siempre prendida para el público y numerosas coronas de flores provenientes del Gobierno francés.
El Gran Palais y el Petit Palais, estos dos están nada más salir de la parada de metro. Albergan museos pero nosotros no entramos a ninguno de los dos. Sin embargo, su arquitectura imponente llama la atención.
Los jardines del Trocadero y el Museo de la Marina (cerrado hasta 2021, hola? Teníamos muchas ganas de verlo y llevaba cerrado desde el 2017). Decidimos venir por aquí para poder ver la Torre Eiffel con perspectiva, a mí es la vista de esta que más me gusta, desde el otro lado del río y entre ambas alas del Palacio de Chaillot. Siempre te encontrarás turistas haciéndose las típicas fotos en la pequeña terraza del Palacio, es visita obligada.
La Torre Eiffel y los Campos de Marte, no subimos a la Torre pues eran las 11 y estaba llenísima de gente, con una cola para entrar inmensa. Eso sí, nos paseamos por sus alrededores y la vimos desde todos los ángulos. Yo ya había subido y sí lo recomiendo, sólo que yo fui en febrero y frente a ahora verano (principios de septiembre) no había nadie. Recomiendo verla también de noche y subir de noche, tuvo un encanto especial. Además tuve la suerte de estar en ella durante el mundial y la iluminaban con colorines en función de los ganadores de cada partido.
El Puente de Alejandro III, pasas por él al cruzar desde el Petit y Grand Palais hasta la explanada de los Invalidos, creo que es el más representativo de París y el más elaborado y bonito.
Los Invalidos con el Museo del Ejército o la Armada, muy completo el museo y de una extensión inmensa, os recomiendo ir recién empezada la tarde. A nosotros nos pidió amablemente dos horas de nuestro tiempo, pero no leímos apenas nada.
La tumba de Napoleón y la Iglesia du Dôme, me pareció una exageración. Para entrar aquí compras una entrada que te vale también para el Museo del Ejército. Ver el exceso del que hizo gala Napoleón al construirse este mausoleo me puso mala (quizá no sea yo muy fan de Napoleón, su forma de ensalzarse y cómo lo ensalzan los franceses cuando para mí me pareció un militar tirando a tirano me choca). El edificio es precioso y comunica con la Iglesia que se encuentra en el Palacio de los Invalidos, pero en fin demasiada cosa para tan poco pollo, Napoleón hizo que sus cenizas o restos los introdujeran en un sarcófago y luego este en otro y así… en un juego de muñecas rusas que nos lleva a un sarcófago de dimensiones faraónicas (¿O napoleónicas?). En este mausoleo hay otros personajes como el Mariscal Foch, cuya tumba representa una imagen bastante conocida de seis soldados acarreando con él.
La plaza de la Concordia y el jardín de las Tullerías, la plaza es muy bonita, con el obelisco terminado en oro. Y el Jardín a mí me parece el punto perfecto para una lectura tranquila o un picnic, ya que te permite evadirte de la ciudad dentro de una de las ciudades más monstruosas y agitadas del mundo.
, vistas desde la noria de la Plaza de la Concordia.
, las Tullerías.
El Palacio del Louvre con sus pirámides, sólo pasamos y lo rodeamos pues es un Museo al que hay que dedicarle muuucho tiempo. Yo lo había visto antes. Por suerte, en París y en toda Francia si tienes entre 18 y 25 años siendo europeo (si no, tienes tarifa reducida normalmente) entras a todos los museos gratis.
Día 2,
Notre Dame de París, como siempre había colas monumentales así que llegamos a las 12 (midi) escuchamos sonar las campanas, vimos su fachada desde distintos ángulos y paseamos por sus laterales y la orilla del río un poco y fuimos a la sainte-Chapelle, en el otro extremo de l’île de la Cité, pasando por la plaza del reloj donde está el reloj astronómico (en un lateral de la Conciergerie).
La Conciergerie y la Sainte-Chapelle (Tribunal de Justicia), leímos en la guía Lonely Planet (la recomiendo pues es muy completa) que comprando una entrada combinada (‘coupe file’ la llamaban luego en el sitio) podías ahorrarte las colas de angustiosas que se forma en la Sainte-Chapelle y ‘tout à fait!’ así fue. Además mereció la pena ver la Conciergerie para mí, fue la prisión donde María Antonieta pasó sus casi dos últimos meses, entre otros presos. Había zona de hombres y zona de mujeres, y el Museo que alberga está muy bien preparado, con gran cantidad de audiovisuales y aparatos con los que interactuar. Incluso te dan la opción de alquilar un iPad para ver cómo era antiguamente el sitio que ahora pisas.
Después fuimos directos a la Sainte-Chapelle que está al lado y comparte puerta con el Tribunal de Justicia. Esta capilla es imperdible, es absolutamente increíble, el trabajo que hicieron en ella me dejó boquiabierta, tiene la mayor cantidad y tamaño de vidrieras que jamás he vitos, y no sólo eso, son preciosísimas. Y no sólo eso, las baldosas y la decoración de las paredes aunque mal conservada no se queda atrás para nada.
, foto de travel caffeine.
Pont Neuf, pasamos por él para salir de la isla.
Les Halles, se trata de un centro comercial muy moderno y de aspecto peculiar que se encuentra al lado de la Iglesia que viene a continuación. Nos dimos un garbeo por algunas de sus tiendas después de comer en el parquecito tranquilo y apacible de enfrente. Mucha gente lo hacía, pero no os confiéis, ¡Atención a carteristas!.
Iglesia de San Eustaquio, muy bonita, enclavada en una zona además (Rue de Rivoli casi casi) que me pareció algo bohemia y con encanto.
La Bastilla, llegamos andando a la plaza pero como estaba en obras sólo echamos un vistazo y nos fuimos a comer un crêpe de caramelo saldo (hecho con mantequilla salada) en una crepería de un costado, recomiendo que probéis esta variedad de crêpe pliiis, es mi favorita pues la mezclad e dulce y salado es divina.
El Barrio latino, pillamos el metro para salir cerca de la Sorbona. Así que nos bajamos en Cluny (el Museo de Cluny y Museo Medieval) y fuimos paseando por el barrio latino hasta la Sorbona. La Sorbona es muy grande, pero nosotras fuimos hasta la plaza del mismo nombre y vimos la entrada más emblemática.
La Sorbonne y su observatorio, como es bastante extensa, de camino al Panteón seguimos apreciándola y en un lateral vimos su observatorio de cúpula del color del cobre oxidado (verde clarito como la Estatua de la Libertad).
La iglesia de Saint- Étienne y el Panteón (ya lo encontramos cerrado). La plaza del panteón y Mairie du 5ème (o V) arrondisement. Es uno de mis lugares favoritos en París, si llegas a medio día en época de clases la encontrarás llena de alumnos que salen a su descanso o a comer, y justo enfrente están los jardines y el Palacio de Luxemburgo.
, Panteón y Mairie du Veme arrondisement. Segunda foto de Belparis.
Día 3,
La Tour Montparnasse, era nuestro último día así que subimos a la Torre, que nos queda relativamente cerca de casa para tener una panorámica de París. El día estaba nublado pero mereció la pena aún así, así que recomiendo que busquéis un día despejado y ¡Adelante! La entrada eran 15€ para estudiantes y 18€ para adultos. Arriba hay una terraza a la que hay acceso, y hay unas máquinas con prismáticos que te permiten girar casi 360º y son como una máquina al pasado. Te muestran el París del 200, 1400 y 1800 hasta el 2018.
El Panteón, hoy si estaba abierto así que entramos y paseamos por sus frescos y bajamos a su cripta, más grande diría yo que la propia estructura elevada del Panteón.
Las Galerías Lafayette, este era nuestro penúltimo destino y sólo entramos (se entra directamente desde la parada de metro) para ver su cúpula y sus decoraciones. Dimos una vuelta admirando los excesos y lujos del interior, pero nada más, tampoco había nada que nos interesase, já (ojalá y nos diera para tanto la cosa jajaja).
, las vistas desde su terraza
Montmarte y el Sacre coeur, última parada. Barrio bohemio y artista por excelencia. Subimos allí en metro bajándonos en Abbesses de la línea 12, y paseamos por allí (saliendo a la izquierda llegas al as escalinatas y cuestas, ojo, también hay funicular para los cardíacos) que nos llevaban al Sacre coeur, en él presenciamos una misa con la suerte de que justo detrás nuestro había una mujer que debía de ser cantante profesional porque cantaba como los ángeles.
Terminamos nuestra visita a París permitiéndonos un café con leche (‘café au lait’) – lo hacíamos mucho eh- en uno de los cafés, además uno recomendado por nuestra guía Lonely Planet cercanos a la Plaza de la parada de metro (como curiosidad, el recubrimiento de esta en cristal es obra de Hector Guimard (llamados kioscos).
En fin, ¡Esto es todo amigos! Os dejo algunos lugares que yo creo habría faltado añadir en un Día 4 o intercalados:
Nos faltó según yo: Versailles, y algo que vi antes y que recomiendo dejar una mañana para verlo es el Museo d’Orsay y l’Orangerie (lo último para los verdaderos amantes de Monet).
También hay actualmente y hasta enero de 2019 una exposición de Gustav Klimt entre otros en el Atèlier des Lumières, una exposición de arte inmersivo, literalmente entras dentro de sus cuadros a través de animaciones, imágenes, color y música.
Otra cosa que me gustó fue ir a la casa de Jean Claude Monet (loca de Moneeet ‘is coming’, el impresionismo me impresiona la verdad jajaja), me gustó estar allí y ver su casa y sus jardines, pude imaginar un poco mejor aquello que lo movía e inspiraba. Para ello fuimos en tren desde la Gare Saint Lazare hasta Vernon y de allí a Giverny alquilando unas bicis, creo que esto de ir en bici en vez de comprar un ticket para la navette o el tren turístico estuvo muy bien. Sí nos perdimos cosas, pero ganamos en diversión y mereció la pena ese paseo por las orillas del Sena. Así tuvimos más libertad e improvisamos un picnic en el césped o ‘pelousse’ como aquí le llaman.
Disfrutad de París, sobretodo creo que es una ciudad a la que hay que ir con lamente despejada, los ojos limpios y abiertos y el corazón sereno. Sino su bullicio corre el riesgo de no atravesarte limpiamente. ¡Mente despierta!
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