“España es mi país y París es mi ciudad.”

París, La Ciudad del Amor, La Ciudad de las Luces, La Ciudad de la Moda, cuna de artistas inigualables, hogar de culturas y visiones del mundo dispares, calles que han sido testigos de hazañas decisivas en la historia, representación de la Revolución y de la rebeldía... Sin duda, todos sucumbimos a la belleza de una ciudad que el cine y la literatura nos han enseñado a admirar. “En París, todo el mundo quiere ser un actor; nadie se contenta con ser un espectador” dijo el gran Jean Cocteau y no se equivocaba, porque ¿quién puede visitar la semilla de una de las mayores revoluciones de la historia contemporánea sin sentir la necesidad de rebelarse contra una sociedad cada vez más opresora? ¿Quién puede recorrer las intrincadas calles de Montmartre sin contagiarse del espíritu bohemio de aquellos artistas incomprendidos que dieron una nueva visión del arte? ¿Quien puede caminar a las orillas del Sena sin que el romanticismo impregne cada poro de su piel?

Pero ser actor en una de las mayores capitales europeas tiene su precio y, en el caso de París, este precio es alto y no siempre asequible, sobre todo si no te conformas con un papel secundario y quieres ser el protagonista.

La pregunta es: ¿es posible conocer esta Belle Dame sin que el bolsillo se resienta demasiado? Lo cierto es que es difícil, pero nada es imposible y, si se está dispuesto a renunciar a ciertas comodidades y lujos, se puede vivir una experiencia compleja y magnífica sin necesidad de tener una cuenta de saldo ilimitado.

Primer consejo: No olvidar el espíritu aventurero ni la paciencia en casa.