"Cada viaje abre una puerta de tu corazón

Y, en estos días, recupero la primera vez que visité París, los cientos de fotos que mi cámara inmortalizó, los miles de momentos que mi mente retuvo, los millones de emociones que corazón atesoró... Veo las caras sonrientes al comienzo del día, los ojos llenos de felicidad y fatiga al final del día; escucho las palabras de admiración, los gestos de desconcierto; las pequeñas discusiones, los momentos de agitación... pero, sobre todo, recuerdo la fascinación al descubrir aquel rincón escondido del que pocos han disfrutado, el nerviosismo por visitar un lugar desconocido, las experiencias que me acompañaran el resto de mi vida, las anécdotas que contaré una y otra vez al juntarme con mis compañeras de viaje, compañeras con los que siempre habrá un vínculo especial, un vínculo que solo adquiere en una aventura como esta.

Y, sonrío, sonrío de satisfacción por haber hecho ese viaje y haberlo compartido con esas personas y no con otras; por haber conocido una ciudad que se ha hecho con un lugar muy especial en mi vida, una ciudad que ya siento como mía... pero, sobre todo, sonrío porque sé que voy a volver, que recorreré de nuevos sus entrañables calles y callejuelas, que veré de nuevo aquellos cuadros que tanto me costó entender, que otra vez intentaré amenizar los largos viajes en metro con algo de música -intentando ignorar las caras serias a mi alrededor-, que descubriré los rincones que no tuve tiempo de visitar, que ya no seré una turista, sino un habitante más entre los miles que ya han hecho de París su segunda casa.