7/12/2012 Fin de semana en París (mañana)
Hola a todosss,
Como os conté el jueves pasado, tenía pensado pasar el fin de semana en París con mi novio, bueno más que el fin de semana, el viernes y el sábado porque no estábamos muy bien de dinero.
Bueno pues volvimos anoche, pero estaba cansadísima, así que fuimos directos a cenar y a la cama y no tuve tiempo de escribir para contaros nada.
Pero no os preocupeis que os cuento todo mi viaje ahora y de camino os doy datos útiles por si quereis dar una escapadita también a París jejeje.
En fin, nos despertamos tempranito, sobre las siete y media del viernes por la mañana, desayunamos rapidito y nos abrigamos bastante porque habíamos visto en el tiempo de internet que nevaba esa madrugada. Aunque no tenía mucha pinta de nevar, porque el tiempo decía que nevaba a las ocho de la tarde del día anterior, después lo cambiaron a las once de la noche, y después a la una de la mañana, total que a ese paso no parecía que fuese a nevar; Pero de todos modos la temperatura estaba muy bajita, en los cero grados o así a la hora que salimos, así que igualmente nos abrigamos mucho para no pasar frío.
Salimos de casa sobre las ocho y cuarto de la mañana. Bueno, esa era la idea, pero la verdad es que salimos un pelín más tarde porque nos entretuvimos a última hora.
Ya habíamos mirado la noche anterior el horario de los autobuses para llegar más comodamente y con tiempo a la estación de la Gare du Nord. Como son varios los autobuses que nos dejan allí desde la puerta de casa, nos decantamos por el número siete, que tiene un recorrido más corto y nos deja allí en cinco minutitos. De esta manera no teníamos que levantarnos tan temprano y podíamos descansar un poco más. El autobús pasaba por la Maison de la Culture a las ocho y veintitres de la mañana, así que saliendo a y cuarto nos daba tiempo de esperarlo sin prisas. Pero como os contaba, nos restrasamos un poco, y cuando llegamos a la parada eran las ocho y veinte, así que ya no estábamos seguros de si podía haber pasado un poco antes de su hora o de si todavía no había llegado.
Como nuestro tren salía a las ocho y cincuenta y andando tardamos unos quince minutos largos en llegar a la Gare du Nord, decidimos esperar al autobús hasta las ocho y media, y en caso de no llegar nos iríamos andando.
Mientras esperábamos vimos un montón de coches pasar con el capó y el techo llenos de nieve. Mi novio decía que eso era que había llovido y se había convertido en hielo por el frío, pero yo estaba covencida de que había nevado.
Justo a las ocho y media llegó el número siete, con retraso, como siempre.
Con el frío que hacía mientras esperábamos en la parada del autobús, al entrar el calor era insoportable. Aquí en Amiens siempre pasa lo mismo, te mueres de frío en la calle y entres donde entres, la calefacción está puesta al máximo. Para mi gusto son demasiado exagerados, por eso aquí todo el mundo acaba sudando y siempre huelen mal, al menos la mayoría.
Total, que como el recorrido era corto, no nos íbamos a poner a quitarnos la bufanda, el gorro, los guantes y el abrigo, así que nos aguantamos hasta que llegamos. Pero vamos, que yo llegué hasta mareada con tantísima calor allí dentro.
Al llegar a la estación de la Gare du Nord, lo primero que hice fue sacar dinero del cajero, que se me había olvidado hacerlo el día anterior.
Después, entramos en la estación y miramos en las pantallas en qué vía estaba nuestro tren. Después de comprobar que estaba en la vía dos, nos dirigimos a buscarla. El tren ya estaba allí, así que entramos directamente. En nuestros billetes no ponía nada de que fuese numerado, sólo que íbamos en segunda clase, así que fuimso a buscar la segunda clase para encontrar un lugar donde sentarnos. La mayoría del tren era segunda clase y estaba casi vacío, así que fue fácil encontrar un buen lugar para sentarnso juntitos y dejar nuestras maletas.
Cuando el tren se puso a andar, nos dimos cuenta de que íbamos sentados de espalda, así que como habíamos elegido un grupo de asientos de estos que van cuatro juntos mirándose dos y dos, pues nos pusimos en los dos de en frente. Es que con estos trenes que van rápido, marea un poco ir de espaldas todo el camino.
Poco después de salir de la estación empezamos a ver un montón de campos nevados.
Y ya no era hielo como lo de los coches, si no que se veían pedazos de nieve grandecitos. A medida que avanzaba el tren se iba viendo cada vez más nievea las afueras de Amiens.
Al rato, llegó el revisor del tren pidiendo los billetes. Le dimos los nuestros y empezó a contarnos un rollo muy rápido que no entendimos casi nada. yo pensé que igual quería que le certificásemos que éramso menores de veinticinco años, ya que nuestros billetes tenían tarifa reducida por ser jóvenes. Pero nos señaló unos números en los billetes de las chicas que iban en los asientos de al lado. ahí ya empezó a explicarnoslo más despacio y conseguí entenderlo mejor. Resulta que los billetes, además de picarlos el revisor, también hay que validarlos en unas máquinas antes de montarte en el tren.
Sinceramente, me parece una tontería increible que haya que hacer esto. En el caso de que no hubiese revisor pues me parece normal. Pero lo lógico es que haya siempre un revisor, porque si no en los trenes se puede montar cualquiera, ya que no hay ningún tipo de vigilancia en la entrada.
Total, que le explicamos al hombre que no lo sabíamos y que como en el billete estaba escrito en francés, pues que no lo habíamso entendido. Como estaba claro que éramso extranjeros nos dijo que no pasaba nada, nos picó los billetes y ya está.
Como habíamso desayunado rápido y sólo un vaso de leche, estaba claro que nos iba a entrar hambre durante el camino, así que yo lo llevaba todo preparado.
Saqué nuestros zumos de cajita con cañita y las galletas que habíamos comprado el día anterior y desayunamos otra vez más tranquilamente.
Con el traqueteo del tren yo me mareo un poco, la verdad, estoy más acostumbrada a viajar conduciendo mi coche, así que decidí cerrar los ojos e intentar dormir un poco hasta que llegásemos. Mientras tanto, mi novio para no aburrirse, se dedicó a ir escuchando música en el móvil.
Una hora y seis minutos después de salir de Amiens, entrábamos en la Gare du Nord de París.
Bajamos nuestras maletitas y salimos del tren. La estación de París, como es lógico, es muchísimo más grande que la de Amiens, así que tuvimso que dar unas vueltas para ver por donde salíamos más rápido para llegar al hotel.
Como había un puesto de información, fui a preguntar si nos daban un mapa, con la suerte de que me lo dieron hasta en español.
Yo había mirado ya durante la semana como llegar al hotel en Google maps, así que tenía apuntado el nombre de la calle que teníamos que coger para llegar más rápido.
Después de orientarnos en el mapa y saber que salida debíamos coger, salimos a la calle y encontramos la Rue de Lafayette, la cual sólo debíamos seguir recto durante diez minutos aproximádamente y estaríamos en el hotel.
Después de un ratito, en el número 245 de esta misma calle, encontramos nuestro hotel, bueno más que un hotel es un hostal/ albergue o algo así.
En el letrero ponía “Peace and love hostel”, pero la única puerta que veíamos era la de un bar. Por más que miramos por los alrededores, sólo encontramos otra puerta que parecía que pertenecía al hostal, pero estaba cerrada. Así que decidimos entrar en el bar a preguntar.
No era muy grande, sólo una barra y varias mesitas, algunas con sillas y otras con asientos para varias personas de estos más blanditos que van pegados a la pared.
Le preguntamos a la chavala que estaba detrás de la barra y nos preguntó a qué nombre teníamos hecha la reserva. Le dimos mi nombre y fui sacando el dni, que supuse que me lo pediría, como es normal en estos casos.
Mientras ella miraba en su ordenador para comprobar si teníamos hecha la reserva, me fijé en la decoración del bar y en las diferentes puertas para averiguar por dónde se llegaba a las supuestas habitaciones. Y por más que miré, sólo se veía una puerta y parecía que daba a la parte de atrás del bar porque era muy pequeña, no tenía ninguna pinta de ser esa.
Finalmente nos dijo que nuestra reserva estaba hecha, pero que como habíamos reservado una habitación de tres personas ya teníamos un compañero en nuestra habitación y al parecer, esta persona tenía cerrado con llave para que no le molestasen.
No era demasiado temprano, rondaban las diez y veinte cuando llegamos al hostal, pero por lo que se ve, el chaval había llegado borracho la noche anterior y se habría acostado tarde, o al menos eso nos contó la chica del bar.
Nos dieron un papel para rellenar con nuestros datos a modo de check in, nada profesional la verdad, pero claro no era un hotel. No nos pidieron documentación ni nada, tan sólo el dinero en efectivo. Así que pagamos el restante 90% que nos faltaba por pagar y la chica nos informó de que podíamos dejar nuestras maletas en una sala que tienen bajo vigilancia para guardarlas de manera segura.
También nos dijo que sobre las once podríamos entrar en la habitación, así que decidimos pasear por la zona, en lugar de empezar nuestra ruta. De esa manera, podríamos volver al hostal y dejar nuestras maletas en la habitación para que no se quedasen el día entero en la sala esa, que no nos daba demasiada confianza.
Bueno pues salimos de allí y nos fuimos a pasear. Mi novio tenía que comprar tabaco, así que aprovechamos para buscar un estanco o algún sitio donde vendiesen tabaco por la zona. De camino, yo decidí buscar algún supermercado para comprar la cena cuando volviesemos de visitar la ciudad.
Encontramos un supermercado Dia y uno con nombre raro de estos que hay aquí en Francia tipo el Carrefour City, que son pequeños, caros y hay muchos por todos los barrios.
Después de dar una vuelta dieron las once, así que volvimos al hostal a ver cómo estaba la situación. Desgraciadamente, la chavala del bar nos dijo que no podíamos entrar porque el chico seguía durmiendo. Así que nada nos olvidamos de las maletas y comenzamos nuestra ruta para no seguir perdiendo el tiempo y poder aprovechar el día en condiciones.
Como sólo disponíamos de dos días, para ir a tiro hecho y no perder el tiempo en mirar mapitas ni en orientaciones para llegar a los sitios, yo llevaba una ruta perfectamente establecida, en la que indicaba cómo llegar a cada sitio con sus metros, sus trenes y todo muy bien indicado gracias a Google maps.
Catacumbas
Para que mi novio no se pusiese pesado, lo primero que puse en la ruta fue la visita a las Catacumbas, que a mi no me interesaba mucho, pero él estaba deseando verlas.
Para llegar hasta ellas debíamos coger el metro número 5 en frente del hostal, en la parada llamada “Jaurés”. Así que fuimos hasta allí, pero tenemos tan mala suerte que resultó estar en obras. La lína cinco funcionaba, pero no llegaba hasta nuestra parada. El metro de la misma acera del hostal estaba entero en obras con la salida completamente tapada por las obras y la boca de metro de la acera de enfrente estaba abierta porque también contaba con las líneas dos y siete, pero ponía la número cinco tachada para indicar que no estaba disponible temporalmente.
Bueno, pues después de ver esto mi plan se había ido a la mierda porque ahora tenía que buscar la manera de llegar a las Catacumbas en otro metro.
Según mis indicaciones debíamos coger el metro número cinco en dirección a la Place d´Italie hasta la Gare du Nord, y allí coger el RER B, que son parecidos a los metros, pero con más asientos y no van tan rápido. Su apariencia es muy parecida a la de un tren.
La cuestión era buscar otro metro que nos llevase a la Gare du Nord para poder coger el RER o irnos directamente andando, que por lo menos ya sabíamos dónde estaba. Total, como eran unos diez minutos andando, decidimos que iba a ser más rápido que buscar otro metro para llegar hasta allí. La única pereza era que hacía un frío horrible. Os podréis imaginar, después de haber estado nevando teníamos como mucho 0 grados. En todo el día la temperatura no subió de eso, incluso por la tarde llegamos a tener uno y dos grados negativos.
Bueno, nos fuimos andando hasta la Gare du Nord y una vez allí buscamos las indicaciones para coger el RER B, un poco lioso porque hay varios RER que paran allí, pero está todo muy bien indicado, es difícil perderse.
Volví a leer mis indicaciones para ver que teníamos que ir en dirección a Cité universitaire y bajarnos en la parada llamada “ Denfert Rochereau”. También tenía apuntado que al llegar allí debíamos andar hasta el número uno de la Avenida Colonel Henri Rd- Tanguay, que es donde se encontraban las Catacumbas.
Además, también llevaba una lista con los precios de cada cosa que queríamos visitar para calcular el presupuesto, por la cosa de que no íbamso muy sobrados de dinero. Según una página muy buena que encontré en Internet, donde te hablaba de todo lo que hay para ver en París y te da precios de todo, las Catacumbas costaban cuatro euros para los menores de veinticinco años.
Bueno, al salir de la estación ya vimos al primera indicación para las Catacumbas, que indicaba que estaban en el número uno de la Plaza Defert Rochereau. Mis indicaciones de google decían que era una calle, pero en fín, sólo teníamos que encontrar el número uno de la plaza y seguramente sería el comienzo de la calle también.
La cosa es que la plaza era bastante grande, con una pedazo de rotonda en el centro, así que se tardaba un poco en dar la vuelta completa.
En principio seguimos las indicaciones de la placa que había a la salida de la estación. Pero por más que fuimos en esa dirección no encontramos nada.
Justo cuando íbamos a sacar el mapa para ver si nos orientábamso mejor, llegó una señora francesa super amable que nos preguntó si estábamos buscando algo. Nos indicó cómo llegar e incluso nos lo intentó explicar en español, fue realmente amable. La cuestión era que la señora indicaba la dirección contraria a la que indicaba la placa que había en la plaza, así que no sabíamos a quién hacerle caso de las dos.
Fuimos en la dirección que nso había indicado la señora, ya que la dirección que indicaba la placa ya la habíamos seguirdo antes y nos habíamos perdido.
Total que después de darle al vuelta a toda la plaza, encontramos las Catacumbas. Y no es que sea difícil de encontrar, si no que la placa no está muy bien orientada y al pasar junto a las Catacumbas tampoco hay ningún cartel que indique qué es.
La señora, además de indicarnos cómo llegar, nos había dicho que pensaba que estaba cerrado por reformas o algo así.
Al llegar a la puerta, efectivamente había un cartel que indicaba que estaba cerrado y pedían disculpas, pero no ponía nada del motivo.
Total que habíamos estado perdiendo el tiempo alrededor de la plaza para nada. Aunque de casualidad vimos un momumento muy bonito de un león en honor a la defensa nacional. Es el monumento central de la rotonda, muy chulo. Os dejo una foto para que lo veais.
Almuerzo
Bueno, según mi plan, desde las Catacumbas debíamos ir al Museo del Louvre y después a almorzar. Así que había buscado un McDonlad´s para comer barato por la zona. Pero como nos habíamos levantado temprano y ya habíamos estado dando varias vueltas, los dos estábamos muertos de hambre. Así que decidimos ir antes a comer.
El camino que teníamos que seguir era el mismo que si fuésemos al museo, ya que el McDonald´s estaba en al misma calle, pero más hacia adelante.
En el mismo sitio donde nos había dejado el RER B, es decir, en la parada de “ Defert- Rochereau “, debíamos coger el metro número cuatro en dirección a la Porte de Clignancourt y bajarnos en la parada de “Chatelet”. Para llegar a las Catacumbas habíamos sacado un billete que incluía un viaje de metro, más uno de RER, más uno de autobús por 1, 70 euros cada uno. Así que pudimos volver a utilizarlo en este caso para coger el metro. Para llegar al Museo del Louvre sólo teníamos que bajarnos del metro y andar hasta el número 99 de la Rue de Rivoli, y para llegar al McDonald´s deberíamos seguir de frente pasando el museo hasta llegar al número 148 de esta misma calle.
Así que nos dirigimos a comer, pero ya de camino nso fijamso por dónde se entraba al museo. La verdad que desde que ves el principio de la fachada del museo hasta que llegas a la plaza central donde está la entrada, hay un paseito porque es enormemente grande.
La Rue de Rivoli también es una calle bastante entretenida muy comercial y llena de tiendas muy chulas, algunas muy conocidas como Zara o Naf Naf. También hay muchas tiendas de souvenirs y es una calle bonita para pasear, además de para ver el museo. Nosotros seguimos de frente y cruzando a la acera de en frente llegamos al McDonald´s. Como era de esperar estaba llenísimo de gente, sobre todo porque era la hora del almuerzo de los franceses y de lso ingleses. Lo raro era que tuviésemos hambre nosotros porque sólo eran las doce y media jajaja. Otra pega que tienen aquí los McDonald´s es que tienen muy poca variedad de menú comparado con otros países como España o Portugal, pero bueno. Pedimos nuestros menús a una chica muy simpática que hablaba en un perfecto español y buscamos un sitio para sentarnos, algo muy complicado, ya que había gente incluso haciendo cola para comer ya con sus bandejas preparadas. Siempre hay gente considerada que come rapiditio y se va para que otros puedan sentarse, pero también los hay que incluso viendo cómo está de llena el local, se quedan sentados después de acabar de comer sin hacer nada, y encima tienen la cara de mirarte meintras tú estás esperando y buscando sitio con tu bandeja de un lado para otro.
Finalmente encontramos una pequeña mesita, perfecta para dos. Comimos rapidito para no perder tiempo y nos fuimos de allí en dirección al museo, que habíamos dejado atrás.
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