Experiencia en Oslo

Publicado por flag-es Cuenta Anónima — hace 5 años

Blog: Ciudades en el extranjero
Etiquetas: flag-no Blog Erasmus Oslo, Oslo, Noruega

Usando la estructura que nos muestra la misma página de Erasmusu, dividiré mi experiencia en la ciudad de Oslo, justo en los distintos bloques que la misma ofrece:

1º- Arquitectura y paisajes: en este primer punto, lo cierto es que me ocurrió algo que no esperaba. Pues, cuando una misma se imaginaba un país nórdico, siempre lo pone estilo Bruselas, Copenhague, o ciudades del estilo por las que las casas bajas tradicionales, de gran tamaño y dando esa tranquilidad que les corresponde por número de habitantes y kilómetros cuadrados. Pero, lo cierto es que justo al bajarme del aeropuerto de Oslo, me quedé un poco en shock. Comencé a ver a lo lejos grandes rascacielos, y un toque moderno en general que no creía.

Lo cierto es que cualquiera puede llegar de manera simple y barata hasta una ciudad como Oslo, habiendo vuelos low-cost en varias compañías como la más que conocida Ryanair. A nosotras nos costó el viaje ida y vuelta algo menos de cincuenta euros desde Londres, ya que hicimos un plan bastante completo desde la capital inglesa. En general, cogiendo con al menos un mes de antelación, los precios nunca serán caros para ir a Noruega.

También hay que nombrar, que, pese al toque moderno de la ciudad, por supuesto que hay también (y mucho), de ese toque tradicional que tenemos en nuestra mente. Esas casas rosadas y color naranja que impregnan de color a un país muy frío. Con poco más de 600.000 habitantes, la ciudad necesita de este tipo de arquitectura para despertar cada día a sus ciudadanos con ganas de seguir adelante. No es para menos, pues yendo en primavera como fuimos, nos cogió una temporada de frío que rondaban los 0 y menos cinco grados, por lo que no quiero ni imaginar cómo está la ciudad en meses anteriores más fríos.

Los paisajes, eso sí, es algo de lo que Oslo no tiene que envidiarle a ninguna otra ciudad en el mundo. Son incomparables y con mucha energía, lo mires por donde lo mires, encontrando de esos rincones que no se te olvidan por más que pasen los años por muchos sitios de la capital noruega. Los lagos, las montañas, y por supuesto, los fiordos, son paisajes que no hay que perderse, e incluso un amanecer que pudiéramos disfrutar en cualquier ciudad de otra nación, no sería igual que el que disfruté con mis amigas a eso de las cuatro de la mañana allí.

2º- Cultura y costumbres: ante todo, me gustaría comentar el cómo nos sentimos en un país como Noruega con respecto a su gente. Lo cierto es que, no sé exactamente si porque se veía que éramos extranjeras, mujeres o un conjunto de ambas con un toque del sur claro; pero lo cierto es que la gente nos miraba un poco mal, sobre todo las personas mayores. Era coger cualquier medio de transporte e incluso estar en una tienda, y los que se veían de puro Oslo, muy blanquitos, con pecas, y que se ve llevan allí toda la vida y jamás saldrán; nos miraban con cara desafiante, como pensando que qué hacíamos allí, no nos querían y era claro lo que deseaban de nosotras.

Nunca imaginé que un país situado en tales escalas de bienestar, fuera tan discriminador. Se ve que se está poniendo de moda en Europa y en el mundo eso de ir en contra de los inmigrantes, como si fueran los causantes de todos los males de la tierra. En cuanto a los jóvenes, todo lo contrario, nos recibieron con los brazos abiertos, pues siendo una ciudad con tan pocos habitantes, lo cierto es que todo el que venga de fuera con respecto a la fiesta será bienvenido (los hombres la verdad que muy simpáticos con nosotras cada día, eran tímidos pero sus caras y expresión corporal lo decían todo).

Dentro de la cultura, sabiendo que se trata de uno de los países más igualitarios del planeta, y que su proceso de urbanización empezó bastante tarde; se sigue teniendo un gran respeto por todo lo que viene de la agricultura y la ganadería, ya que hasta no hacen muchas décadas se dedicaban especialmente a ello, si bien la pesca sigue siendo una fuente de ingresos anuales vendiendo numerosos productos (como el conocido salmón), a otros tantos países. Ese sentido de igualdad y justicia de las personas (pese al lance con los inmigrantes), les hace dialogantes, y pese a ser tímidos generalmente, suelen buscar el debate y el dialogo para tomar decisiones mediante un buen consenso.

Se ve a kilómetros que los noruegos sienten bastante su país, ya que hay banderas de la ciudad y la nación en muchos puntos estratégicos de la misma, siendo uno de los días más grandes del año para ellos el del día de la Constitución, cuando la gente sale a la calle vestidos de la manera tradicional noruega (llamados “bunad”).

Por otra parte, la cultura noruega lleva a disfrutar de la naturaleza y el medio ambiente, por lo que no será raro ver sus ciudades de una manera impecable, con numerosas personas que dejan los coches aparcados con la utilización de medios menos contaminantes como la bicicleta o el transporte público, y con la idea clara de que las pocas horas de luz que tienen en muchas temporadas del año, deben ser aprovechadas en sitios como los parques, los bosques, las montañas y en general cualquier paisaje abierto del que poder disfrutar.

3º- Gastronomía: bueno, la verdad que, comparada la gastronomía noruega con la española, no hay color de ningún tipo, ganando la nuestra fácilmente por variedad y también intensidad de sabor de sus platos. Lo más común en Oslo es sin duda el pescado, sobre todo variedades como el salmón, el bacalao o incluso el filete de ballena (cosa que jamás había probado antes). Decir, que por supuesto, se puede llegar a comer casi de cualquier cosa allí, encontrando restaurantes italianos e incluso algún japonés, que con eso de que a los habitantes de Noruega les gusta el pescado, lo cierto es que siempre tenía buen ambiente cuando pasábamos por allí.

Decir, que en cuanto al sabor de los pescados típicos noruegos, no tienen mucha diferencia con otros que podemos llegar a probar aquí, por lo que tampoco nos esperemos el mejor pescado de nuestra vida, porque teniendo España buena costa, buen pescado, y encima teniendo a Portugal al lado, donde también son expertos en la materia; en Noruega no habrá mucha comida que nos sorprenda, excepto quizá el filete de ballena, que es muy típico de allí y que la verdad tenía un sabor muy intenso, que os hará o bien gustar muchísimo, o bien desagradar debido a tal intensidad. Tiene un color muy oscuro, y se suele tomar crudo con una salsa de ajo y otras especias que le da un sabor potente y fresco a la vez. Recomiendo probarlo si alguien se queda con la duda de algún plato típico de allí.

4º- Fiesta: es un tema complejo sin duda. Si sales por España en cualquier ciudad con un decente número de habitantes, casi por cualquier esquina podremos encontrar una buena alternativa en este tema; pero esto es Noruega, aquí el frío apremia, los días duran muy poco (o más bien mucho por el aburrimiento que reina en general la ciudad y el país), y la gente está más por la labor de quedarse en sus casas y ser buenos trabajadores, que por salir de fiesta a destensarse un poco de todo el “ajetreo” diario.

Como decía, si queréis salir de fiesta en Noruega, lo mejor será que conozcáis a un buen grupo de personas antes, porque quizás vayáis a un sitio que esperáis esté muy bien, y luego solo estés tú y tus dos amigas. Por ello, lo primero que hay que saber sobre el tema es que los horarios cambian, y los días para salir de fiesta también. Si alguien espera que cada día de la semana esté hasta arriba y abierto su sitio favorito, pese a estar en Oslo, se equivoca y bastante. De hecho, hay que esperar al menos hasta el miércoles para que un sitio medio decente consiga estar con buen ambiente, y creo que incluso yo misma me estoy pasando.

A decir verdad, la mayoría de los sitios incluso el miércoles están cerrados a eso de las 20 o 21 de la noche (hablo de los bares). Por otro lado, muchos pubs y discotecas ni siquiera abrirán ese día, teniendo que esperar al fin de semana. Y cuando llega el querido fin de semana, que nadie haga como se suele hacer en España de irse de botellón a las tantas, tras cenar muy tarde e intentar colarse en una discoteca de Noruega a las 3 de la mañana. Y no, por una razón muy sencilla, y es que seguro se la encontrará cerrada, puesto que lo normal es que las discotecas cierren en torno a las 2 o 3 de la madrugada, y en el último caso, desde las 2.30 la música se habrá parado y con ello el buen rollo reinante.

Otro de los puntos negativos es que aquí tú serás la persona pobre que no convendrá en el sitio. Si te vas a otros países del este o centro Europa como República Checa o Hungría, serás bienvenido en cualquier sitio porque te ven con dinero (dinero comparado con el autóctono de allí, por supuesto). Pero aquí las cosas cambian, puesto que, en cuanto a poder adquisitivo, pocos podrán hacer frente al altísimo que se encuentra en los países nórdicos y obviamente también en Noruega. Es por ello, que, si hay diez personas para entrar en una cola y tú eres la única de un país “pobre” como España o el sur de Europa, date por sabido de que serás la última persona en entrar, pese a que otras tantas hayan venido detrás de ti y se encuentren en una posición más retrasada en la cola de turno.

Por supuesto, no te dirán tal cual que eres española y por ello no vas a poder entrar, sino que te pondrán mil excusas como la edad (llegándonos a pedir 30 años en un local que aparentemente no tenía mucha gente), la vestimenta (pese al ir arregladas a la perfección y copiándonos de noruegas para no dar el cante), el pasaporte (que a ver quién es la lista que sale con el pasaporte de fiesta), y un sinfín de excusas que más vale ni explicar (porque me enfado de pensarlo, sobre todo un día en el cual no podían ser más groseros los porteros).

Imagina que, por fin, puedes llegar a entrar en ese pub o discoteca que tenías pensado al comienzo de la noche, y otra cosa antes de que se me olvide, sobre los horarios decir que lo mejor es salir de fiesta a eso de las 22 de la noche o incluso antes, pues sobre las 23 es cuando más gente habrá y con ello, mejor ambiente. Como decía, una vez dentro (en algunos sitios habrá que pagar para entrar y en otros será gratis), mejor que no llevéis mucho dinero en la cartera porque como tengas sed, va a acabar cercano a cero. Es el país con diferencia de todos los que he estado en que el alcohol es más caro, llegando a costar una cerveza en una discoteca sus ochos euros y una copa unos quince en total. Eso sí, que nadie piense que, teniendo esos precios, la copa te la sirven hasta arriba, con buena cantidad de alcohol, porque es justo lo contrario, ya que por allí como en otros países del entorno, centro y este de Europa, se acostumbran a medir el alcohol de cada copa con un chupito el cual ni siquiera te llenan, por lo que el límite es ese e incluso echando todo el refresco luego en la copa, ésta se acaba llenando (más bien sobre vaso por todos lados por donde mires).

Así, mi recomendación es que cada cual en la casa que se quede o en el hostal de turno, haga el botellón que estime conveniente sabiendo de las imposibilidades de beber en demasía dentro de cualquier sitio de fiesta en Noruega. Eso sí, que nadie espere que en el supermercado la tendencia en cuanto a los precios cambie porque de nuevo se repite la historia con respecto a lo altos que son. Una cerveza puede costarte fácilmente más de tres euros (mencionando además que la venta de la misma acaba dependiendo del día entre las 18 de la tarde o las 20 de la noche, con lo que también habrá que estar a la hora exacta que sea y que no se nos olvide el suministro nocturno), y ni hablar de una botella de alcohol de 750 mililitros o parecido porque los 50 euros son precios de risa para lo que podemos llegar a observar allí.

Entonces, si sabemos que los horarios son malos, los precios peores y que el ambiente en cuanto a fiesta es pésimo en términos generales, la solución que terminan haciendo los estudiantes que van de Erasmus es obviamente quedar entre todos ellos en ir a un sitio, y ese será el que con toda seguridad se ponga muy bien esa noche (muy bien dentro de lo que cabe en un sitio como el que estoy describiendo). Mi consejo será que os enteréis ya sea por distintas redes sociales o de la manera que se socialicen los Erasmus por allí; del sitio al que ellos van esa noche y apuntarse (además porque la compañía extranjera será mucho mejor que la noruega que en líneas generales se centran en emborracharse durante los fines de semana para olvidar lo serenos que han estado durante los días entre semana).

Por otro lado, no es raro que los mismos estudiantes queden en residencia o en algún piso para realizar la previa, bebiendo a marchas forzadas debido a lo pronto que acaba allí la fiesta y mezclando tipos de alcohol que no se deberían normalmente, solo para que suba antes el asunto. Es por ello, que lo normal es que cuando toda esta gente entre en algún sitio, pase tal sitio de estar casi vacío a totalmente lleno, y además de gente que ya ha bebido una cantidad muy grande y que lo más seguro es que ni siquiera consuma durante las horas que esté dentro del local. Pero los noruegos son muy suyos, y parece que o no se dan cuenta del asunto, o bien lo tienen muy fácil porque no te dejan entrar y solucionado.

Eso sí, una ventaja de ser chica del sur estando en Noruega, es que los chicos, obviamente creyéndose seres superiores por ser rubios, blanquitos y con dinero, te querrán invitar a cervezas y copas durante la noche. Lo bueno es que ellos mismos se van bebiendo a una velocidad exagerada también lo suyo, por lo que pese a que pueda parecer un poco agobiante el que el chico te invite y que luego lo tengas que tener detrás toda la noche, lo cierto es que al final ellos acabarán medio cayéndose (o cayéndose totalmente, cosa que pasa con mucha frecuencia), en medio de la pista, siendo empujados por otros noruegos que aún mantienen la compostura; mientras tú disfrutarás de tus diversas cervezas o copas invitadas que a ellos no les suponen nada con todo lo que ganan mes a mes.

5º- Ocio y tiempo libre: si ya he hablado del principal tema de ocio en Noruega como puede ser la fiesta, lo cierto es que en realidad el noruego medio prefiere otro tipo de actividades como puede ser el irse a los bosques a pasear o a los mismos fiordos, sin duda buenas opciones de pasar el rato de una de las mejores maneras posible, ya que las vistas que nos dejarán ambas opciones serán inigualables.

Porque ya he dicho demasiadas cosas que no pintan bien sobre Oslo, lo cierto es que tenía que llegar una de las mejores, si no la mejor. Son los fiordos, que para el que no lo sepa, y según fuentes oficiales (la Wikipedia), un fiordo “es una estrecha entrada de mar formada por la inundación de un valle excavado o parcialmente tallado por acción de glaciares”.La verdad que es difícil de explicar, por lo que os dejaré alguna imagen de los mismos para que os hagáis una mejor idea de lo que hablo.

Lo cierto es que, para verlos, habrá siempre vayas a la hora que vayas gente alrededor deseosa de ese hermoso paisaje. Al final es como una especie de río entre un valle que dependiendo del tiempo que haga en ese momento, dejará un paisaje más bonito o menos (ya que las zonas pueden llegar a estar totalmente nevadas o por el contrario totalmente verdes, por lo que dependiendo de la estación en la que nos encontremos todo variará y ya dependerá del gusto de cada uno que pueda elegir lo que prefiera), que de todas maneras no te dejará indiferente.

Ello, unido a los montes y montañas que podemos encontrar cerca de las urbes, hará que pasar el día haciendo senderismo sea una de esas actividades de ocio y tiempo libre preferidas por los nacionales y extranjeros y que desde aquí recomiendo. Tras haber visto lo que podemos encontrar en una noche en una discoteca cualquiera en Noruega, casi que, diría que me lo pasé mucho mejor explorando maravillosos paisajes y echando fotos, a la vez que respirando un aire totalmente limpio que poco tiene que ver con otras grandes ciudades a las que estamos acostumbrados en España.

Así, lo mejor será acogerse a ese espíritu de libertad y explorador que muchos llevamos dentro y no coger esas guías que acaban aburriéndote y ni escuchando. Por otro lado, las iglesias, pese a no ser numerosas en la ciudad, siempre te dejarán un toque tradicional que a veces echas de menos de los viajes, por lo que no está de más echarles un vistazo.

En cuanto a actividades que te sumerjan en la historia, hay multitud de museos en Oslo que visitar como pueda ser el de los barcos vikingos, el de historia, el de diseño y arte llamado “de la ciudad de Oslo” u otros más entretenidos y tenebrosos como el de la Fortaleza de Akershus, que justo queda al lado del ayuntamiento y que seguro nos hará vibrar con un toque de quema de brujas que seguro nos sonará de las películas al respecto.

También, una de las visitas que sí que me gustaron dentro de la ciudad, fue el visitar la Oslo medieval, que se sitúa en la parte más baja de Ekeberg, donde podrás meterte de lleno en esa época con un ambiente y arquitectura que ahora sí, cuadra con todo aquello que te habías imaginado en un primer instante sobre este tipo de países.

Por último, el cementerio es una de las visitas que todos te recomiendan hacer, pero a la que yo no le veo demasiado sentido, no sé si porque no encontré nada que me pareciera más allá de lo normal y esperado, o porque ya he estado en otros más completos y vibrantes que el de Oslo, por lo que es una visita que sin duda os podéis llegar a ahorrar ya que en mi opinión no os añadirá nada nuevo ni novedoso.

6º- Transporte: en cuanto a transporte, Oslo es una ciudad que tiene mucha variedad y muy buena calidad. Tiene a lo tradicional que pueden ser el tren y el bus, otros que no siempre encuentras en otras ciudades como el tranvía y por supuesto el barco. Desde aquí os digo, que lo mejor, si queréis visitar sitios y no solo el centro histórico de la ciudad, acompañado de otras visitas obligatorias como la de los fiordos o de alguna que otra ciudad cercana, es coger lo que cogimos nosotras llamado “Oslo Pass”, que, por un precio predeterminado, dará opción de coger cualquier tipo de transporte de manera gratuita durante el tiempo que cada cual lo escoja. Así, las tarifas normales harán durar el Oslo Pass 24, 48 o 72 horas, teniendo un descuento cada vez mayor a medida que cojamos un tiempo más grande, por lo que sin duda lo mejor es escoger el de 72 horas, para que en los días que estemos por allí, no suframos demasiado en cuanto a nuestra economía (sale a algo menos de 800 coronas noruegas, unos 75 euros en total).

Por otro lado, decir que todos sus transportes son rápidos y eficientes, y que no tendremos problemas de encontrar ninguno de ellos a lo largo de la ciudad, si bien, debido a su no gran tamaño, lo normal será que nos movamos una vez llegado al centro, andando sin más.

7º- Precios: sin duda un tema importante a tratar para el que visita la ciudad de Oslo y en general el país noruego. No vale eso de irse tres o cuatro días con unos cien euros en el bolsillo, porque casi te lo vas a gastar en transporte el tiempo que estés. Es por ello, que lo mejor será evitar en todo lo que podamos pagar por guías o audio guías que nos hagan las visitas más completas, cuando lo mejor de Noruega es justo la libertad de explorar por aquellas distintas zonas que te van atrayendo.

Así, en cuanto a la comida, lo mejor de nuevo será irse al supermercado, y evitar facturas de 30-40 euros por comer algo medio y no de demasiada calidad. Si quieres probar el filete de ballena, perfecto, pero lo mejor será que sea eso y poco más. En cuanto a las bebidas, ya comenté que los precios son también sangrantes, y por ello, lo mejor sería en el mismo aeropuerto o en el avión que os deje en Oslo, que compréis con tasas gratuitas el que creéis que vais a llegar a consumir en los días en los que os quedéis.

Un hostal en Oslo puede costarte de manera barata unos 30 euros la noche y creo que me estoy quedando corta porque la cosa va cada vez más a peor, por lo que lo mejor será hacer algo estilo “coach surfing” y quedarte gratuitamente con alguien que hayas hablado antes en alguna página del estilo. Así, si tu intención es irte de Erasmus a Oslo, te diré que los alquileres son también muy caros, y que pueden rondar los 800 euros mensuales compartiendo con algunas personas, por lo que, si no tienes un buen respaldo por detrás, lo mejor será mirar hacia más al sur y dejar Noruega para esa escapada loca cuando tengas tus ingresos y quieras ver algunos buenos paisajes pese al dinero.

8º- Clima: yo no he pasado más frío en mi vida que en Oslo, y eso, pese a que estuve por allí a mediados de marzo, casi en primavera. Pese a todo, aunque no llegamos nunca a estar a menos diez grados, lo cierto es que el frío húmedo no tiene nada que ver a otro más seco con menor número de grados, por lo que las manos pronto se os helarán (y no solo a mí, nos pasó a todas y cada una de nosotras, por lo que algo de razón tendré que tener en esto), os saldrán cosas rojas extrañas a las que no sé a día de hoy ponerles nombre ni quiero saber, y con esa sensación de malestar general que pese a estar en un sitio cerrado, seguirá existiendo allá por donde vayas (hablo de sitios sin calefacción, que por cierto, pocos hay, ya que Noruega está muy bien preparada en este ámbito).

Para combatir este frío lo mejor será sin duda que os llueva, ya que aumenta la sensación general térmica muchísimo y al final yo misma he tenido un gusto por las precipitaciones que jamás había sentido solo por este viaje. Habrá que ponerse todo aquello que tengamos en mente, desde guantes que son imprescindibles, buenos calcetines para los que, como yo, sufra de frío en los pies, una bufanda que abrigue de verdad, y no cabe duda de que botas y chaquetón junto con alguna camiseta térmica ya para rematar (y quizás ya sí que esté exagerando).

Por todo lo anterior, deciros que, si sois amantes de la nieve, y vais en buena fecha, daros por seguro de que la tendréis presente, y es que, yo misma en marzo casi a finales, disfruté de la mitad de los días de esa nieve que pese a no ser muy contundente siempre se nota y más en el frío que te cala los huesos.

Conclusiones:

  1. Cuidado con el dinero: cuando menos te lo esperes se te irá gran parte de lo que llevas, por lo que no hay que pasarse por el hecho de que el vuelo os ha costado muy barato o de que tenéis alojamiento gratuito en la ciudad. Oslo es muy caro, carísimo, por lo que habrá que tenerlo muy en cuenta para planificar cualquier viaje allí.
  2. La fiesta es muy mala: mala hasta no saber cómo cuantificarla. Quizás porque siga enfadada junto con mis amigas de recordar una noche en la que tras más de una hora en una cola de un pub que podría ser como cualquier otro, al final nos dicen que no podemos entrar porque el aforo está completo, cuando lo cierto es que fuimos las únicas en la cola durante bastante tiempo.
  3. Los paisajes merecen la pena: pese a los malos augurios, al final los paisajes y algún que otro museo sí que merecen la pena, por lo que tampoco hay que suspenderla porque sí, y si bien, saber bien a qué vamos y qué nos podemos llegar a encontrar.
  4. La gente es un poco extraña: y de nuevo no sé si porque eramos extranjeras o a saber, pero la timidez inicial que inunda el comportamiento de los noruegos, hace que luego de fiesta parezca que le dan a un botón o algo que incluso dan miedo. De ni mirarte a los ojos cuando les preguntas por un monumento en concreto, a que te intenten invitar a todo y que al final acaben por los suelos de lo demasiado que han bebido. Sin duda, una bipolaridad que asusta a veces y a la que no me acabo de acostumbrar.


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