Descubrimiento del ciclismo y la vuelta ciclista a Portugal

Durante un fin de semana que pasé en Oporto, una ciudad magnífica turística que se encuentra en el norte de Portugal, estaba paseando por las calles de esta maravillosa ciudad cuando de repente pude ver a lo lejos una muchedumbre que esperaba un acontecimiento soberbio y magnífico. En efecto, las calles estaban cerradas por todos los lados desde la 'Avenida dos Aliados' hasta la estación de 'Porto-São Bento', además se podía ver claramente un circuito dispuesto a lo largo del camino y una multitud que esperaba para ver el espectáculo desde hace varias horas. En efecto, se trataba de la Vuelta Ciclista a Portugal. Más de un centenar de ciclistas profesionales, equipados con sus bicicletas se encontraban aquí para participar con gran empeño en una competición sin límites, como lo es la Vuelta Ciclista a Portugal. De hecho aquel día se trataba de la última etapa que pasaba por Oporto, los reporteros de televisión se habían desplazado aquí para grabar el acontecimiento en directo, también estaban presentes varias asociaciones que regalaban sombreros y camisetas con el nombre de este acontecimiento deportivo, sobre todo porque una multitud había acudido aquí para presenciarlo y poder ver y admirar el esfuerzo de estos profesionales más de cerca.

El ambiente era realmente soberbio, con gran excitación y veneración hacia este deporte tan grandioso y, ya que se trataba de la etapa final en la que iba a ser investido el ganador de la Vuelta, por su esfuerzo, e iba a ser laureado con el trofeo del primer puesto, era verdaderamente interesante poder contemplar y asistir a un acontecimiento como este que no pasa todos los días y que yo descubrí por pura casualidad.

La 'Avenida dos Aliados' estaba decorada con una bicicleta gigante, había mucha gente que había acudido a este evento deportivo fuera de lo común. El éxito de la organización estaba asegurado porque las personas estaban muy bien protegidas por barreras, los coches de policía acompañaban a cada competidor que llegaba al circuito, los ciclistas también estaban en muy buena condición física dispuestos a enfrentarse en este combate con mucha energía positiva y cada uno de ellos recibía fuertes aplausos por parte del público.

De repente oímos la señal sonora que avisaba de la llegada de los participantes, la velocidad estaba en su momento álgido y se podía oír desde lejos el ruido de las ruedas de las bicicletas, la competición era feroz y se podía ver a los ciclistas pasar como flechas uno tras otro para ganar esta etapa final.

Justo en ese momento el participante que representa la ciudad de Oporto pasaba a gran velocidad, la gente en la calle empujaba con un grito inmenso, con aplausos muy fuertes, enseñando la bandera del equipo de Oporto, era efectivamente su ciclista favorito para ganar esta etapa y todos los medios eran buenos para empujarle hasta la línea roja del final con una gran ventaja con relación a sus compañeros de equipo, en este deporte nacional magnífico digno de ser contemplado, sobre todo por mí que nunca antes había asistido a un evento semejante.

Bajo el ruido de los aplausos de la gente, con una cámara aérea que grababa el espectáculo, con la esperanza de la gente puesta en su participante favorito, la gente se incendiaba con este ambiente soberbio de competición y buena voluntad. A continuación han desfilado los otros competidores por el circuito ante los aplausos de los espectadores/as que los seguían con una atención inmensa.

Por otra parte, nosotros estábamos a la expectativa por si algún ciclista 'doblaba' al primero y se colocaba en primera posición, más aún sabiendo que desde la estación 'Porto-São Bento' hasta la primera intersección de la 'Avenida dos Aliados' hay una fuerte pendiente que supone una dificultad muy grande para los ciclistas, a pesar de estar todos muy bien musculados y atléticos, y que requiere aún más esfuerzo para ganar y conseguir la primera plaza en la clasificación.

Yo acudí, pues, a contemplar esta competición magnífica. Los participantes debían realizar todo el circuito a través de Oporto. Debéis saber que encontré este espectáculo de manera completamente azarosa, y que no sabía que la vuelta pasaría por Oporto, estuve de pie esperando aproximadamente durante dos horas, se trataba de La Vuelta Ciclista a Portugal, también pasa por Lisboa, Coimbra, Aveiro y, por supuesto, Oporto. Esta competición es verdaderamente enriquecedora y se suele celebrar en agosto.

Oporto es una ciudad portuaria magnífica, podemos parar en la estación de 'Avenida dos aliados' o bien acceder a pie a partir de la estación 'Porto-São Bento' o bien en metro a partir de la estación 'Trindade', pasando por 'Aliados', o a partir de 'Hospital São João' hasta 'Santo Ovídio'. Puesto que en ese momento yo vivía en una habitación muy cercana a la estación que llaman 'Marques', tuve que coger el metro hasta la estación 'Porto-São Bento', cuyo final de línea es 'Santo Ovídio'.

El día de la vuelta hubo un corte de tráfico por toda la ciudad a causa de la competición, por eso tuvimos que coger el metro, aunque las barreras también nos impedían acceder al metro, la Policía Nacional estaba allí para proteger a la gente porque en acontecimientos como este se cometen muchos robos y pueden generarse altercados debido a la cantidad de gente en las calles.

Las competiciones deportivas son auténticas escapatorias de la vida cotidiana, así como de los problemas, a mí me permitió sentirme relajado y feliz, he participado en un acontecimiento único en el mundo que probablemente no tendré la suerte de volver a ver, esto es lo que confiere belleza a los viajes y permite cultivarse, en este caso una inmensa riqueza cultural así como la actitud positiva de los deportistas portugueses en ocasiones así, que nos ha maravillado. Debo decir que yo ya había acudido a un estadio en Oporto el 'Estádio do Dragão' para asistir a un partido entre el 'Dragão' y el equipo de 'Barcelos'. El estadio también era magnífico y fue una experiencia maravillosa podr contemplar a estos deportistas portugueses en semejante acontecimiento, el fútbol es muy popular y la mayoría de los jóvenes siguen a su equipo y se divierten acudiendo al estadio, también cantando sus himnos populares que sirven para animar a su equipo y conducirlo a la victoria. Una vez que el equipo de Oporto gana los jugadores normalmente acuden a celebrar su victoria a la 'Avenida dos Aliados', donde se encuentra el edificio gigante, esta celebración se emite por la televisión como un acontecimiento único. Participar en tales acontecimientos deportivos cuando nos encontramos en otro país nos da la posibilidad de enriquecernos espiritualmente y de ser más ambiciosos en nuestra vida, de ser más felices y tener mucha más alegría de vivir.