Faltan 20 días. Las vacas obesas

Pues no es nada divertido el dilema que he tenido estos últimos días de verano. Como más de un@, llevo mucho tiempo sin escribir por aquí. Y es que acabada la experiencia erasmus, entra una especie de bajón que no se suple del todo escribiendo en estos sitios.

¡Pero no alarmarse, no pasa nada! Por suerte, la beca Sicue (conocida por su hermana gemela mutante, Séneca) permite que los que nos hemos largado un año a otro país recordemos viejos tiempos viajando a una ciudad dentro de España.

Pero eso ya lo sabíais, ¿no? Claro que sí. Lo que yo no sabía es la radical diferencia entre una beca y otra. Si para la beca Erasmus tienes que hacer montañas y montañas de papeles, ir a oficinas, hablar con gente, llamar aquí y allá, para la Sicue no tienes más que reyenar un par de impresos y te dicen ''ale, cuando llegues a la universidad de destino entregas esto''. Así, sin más. Esto hace que los trámites erasmus parezcan inútiles e innecesairos.

Pero no lo son,

Así que pienso volver a escribir las cosas buenas que le pasan a todo el mundo aquí. Es una jodienda que el título del blog no pueda cambiarse a ''Hámsters asalamanqueados'', nombre que llevo meses maquinando y que quedaría de lujo. Pero qué le vamos a hacer.

Ale. Que paséis un buen verano. Y a los que se van de Erasmus, quiero decirles que me dais mucha mucha envidia. Mucha, mismo.


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