Día 30. El escurridor de días.

Hay días que todo te sale tan mal que te imaginas en la cama, calentito, pensando ''dios, ¿para qué demonios habré salido a la calle...?

Por suerte, hoy no es uno de esos puñeteros días. ¡No! Hoy pueno enorgullecerme de haber tendio suerte, ya sabéis, eso que normalemnte sólo tienen los demás. Hoy, he descubierto la forma infalible de que el comedor de la facu no me sangre demasiado.

Con mi buena intención, preparé ensalada y lomo en casa (uhhhh aumentando las dotes culinarias) y lo metí todo en un táper, ahí bien revuelto. No sabía yo que el táper, siendo de los chinos, posiblemente se abriría...

Así que andaba tan tranquilo por la calle cuando fui a coger un boli de la mochila y ¡sopresa! Todo estaba lleno de aceite, incluyendo algunos de los papeles de la facultad.

Y si eso es bastante asqueante, bueno, entré a dos tiendas a pedir una bolsa de plástico y en ninguna de las dos me la quisierond ar. Viva la amabilidad oporteña.

He descubierto otra cosa en la que nunca me fijaba cuando iba de viaje, y es en las horteras postales que venden en los quioscos. He desisitido de comprar ninguna al ver que la mitad eran fotos retocadas con algún programa para que el agua del río brillase más de la cuenta o todo apareciera en blanco y negro menos (oh! ) el chaleco rojo de alguna chica.

Hoy, acaba septiembre. Creo que puedo decir que empieza la facultad.