Día 28. ¿Quién teme al lobo feroz?

Cuando sales de casa sueles echar de menos todo lo que has dejado atrás. Pero si lo piensas bien (más bien, si te limitas a pensarlo un momento) te das cuenta de que de donde vinenes era una bazofia y estabas deseando irte.

Creo haber descubierto de dónde se pagan los mercedes los altos cargos en la universidad de Oporto. ¡En efecto! ¿A dónde demonios va el dinero de las matrículas, me pregunto, cuando tenemos unas instalaciones que ni en los manicomios?

Me he dado cuenta, en el comedor, que la dosis diaria de gelatina era CONSIDERABLEMENTE más pequeña que el día anterior, y que el anterior y etc etc. Dicen que, si metes una rana en un cazo de agua hirbiendo, la rana saltará para ponerse a salvo.

Pero también dicen que, si en vez de herbir el agua metes primero a la rana y luego vas calentando el agua, ésta se acostumbra y muere sin remedio a causa de la temperatura del agua.

¡Con la gelatina del comedor pasa igual! Nos van quitando poco a poco nuestra dosis diaria de felicidad y van aumentando poco a poco sus arcas. Mamones. (Nota... ''herbir'' es con ''b'' o con ''v''?)