Día 23. Las teorías del edredón.

Lo que me ha pasado hoy da para varios post, pero como no tengo nada mejor que hacer voy a resumirlo en uno solo.

Encontrándome catastróficamente lejos de la zona centro de Oporto, opté por cambiar de piso. Y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con una serie de casualidades:

-Olvidé que tenía una clase y fui a arreglar papeles en la reitoría.

-Encontré a dos chicas sevillanas que precisaban ayuda porque eran muy, muy nuevas aquí.

-Me fui con ellas a ver un pisito en el centro.

-Ahora vivo con ellas.

Pues el caso es que al llegar al nuevo piso, vimos que no tenía ningún útil de cocina visible (tengo esperanza de encontrar los invisibles), así como tampoco almohadas o mantas. Con mi buena intención, llamé al casero diciéndole CLARAMENTE que necesitábamos ollas, platos y vasos.

Esa misma tarde, el casero se presenta en casa. Nos trajo de todo, pero nada de lo que nosotros habíamos pedido. Nos trajo mantas, sábanas de los chinos de tela de toldo, almohadas, nórdicos…

Lo peor, quizás, no es la equivocación en sí, sino que vinieron a traerlo la familia al completo, esto es, esposa, hermanos y una anciana que vive encima de nosotros y que me da miedo.

Entenderse con alguien de otro idioma no es fácil, pero los es aún menos con 4 personas de otro idioma. Mis amigos me miraban desde la puerta con cara de póker mientras yo trataba de explicar que, por muy bonitas que fueran aquellas mantas, no me servían de mucho sin comida.

Aun así, creo que esto es de las cosas más normales que me han pasado desde que estoy aquí. Y mi comida no llega

PD: A partir de ahora, el día del título corresponde a los días que llevo viviendo en Oporto y no al día del calendario... es que tengo mucho tiempo y me aburro pensando en esas cosas...