Día 22. ¿Por qué la gente no sonríe en el metro?
Hoy me ha pasado algo realmente digno de contar, y no como el resto de chorradas que he ido poniendo aqui.
Volvía a casa en metro (vivo en el culo de Oporto, muy lejos del centro y de donde estudio). Al subirme, me he puesto mirando hacia la puerta de cristal, y me he visto reflejado, a mí y al resto de pasajeros.
Ninguno sonreía.
Y entonces me he puesto a pensar que debíamos estar todos muy amargados para que en un vagón, a las seis de la tarde, nadie tubiera un solo motivo para sonreír, aunque fuera tímidamente. Sólo caras largas, cuando no de fastidio o preocupación. Todos tenían las miradas perdidas.
Al pensar eso, y casi sin querer, he sonreído. El chico y la chica que se reflejaban en el cristal, junto a mí, me han mirado, y a los pocos minutos ellos también lo han hecho. Finalmente, la monja que estaba sentada a su lado ha sonreído también. Ha sido estúpido a la par que innecesario. Ahora no puedo dejar de hacerlo.
Bueno! Ya vale de tonterías. Creo que este es el sexto día que paso en Oporto (no, espera, llevo casi una semana) Y en ese tiempo me he dado cuenta del horario que tienen aquí; la comida del mediodía (que en españa hacemos a las 14:00h) aquí la hacen sobre las doce o las doce y media. A la una se retoma el horario normal hasta las cinco o seis de la tarde, que es cuando cierran las tiendas. Curioso, y útil. Lástima que coincida con la siesta.
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Comentarios (2 comentarios)
Roberto Perez hace 14 años
Has visto la peli de Noviembre, ¿la escena en el metro? Bien por sonreir!
Aguilucho Recién Nacido hace 14 años
O.o no la he visto, pero ahora mismo empiezo a descargarlaaaa... eh... a comprarla, quiero decir.