Día 217. Cabezas clásicas, sí, pero en las montañas.

Cualquier destino erasmus se queda muy, muy, muy corto en comparación con lo que estoy viviendo estas vacaciones de semana santa.

No voy a quejarme sobre la hipocresía que hay en las procesiones no se qué no se cuantos porque seguro que hay miles de blogueros (y cuando digo blogueros digo gente en todas las redes sociales) criticando estas cositas que aqui, en Erasmusu, nos dan más o menos lo mismo. Cada uno cuenta lo que le viene en gana, ¿no?

Por ejemplo, espero que al volver, el día que hay cerca de mi piso alquilado en Porto haya abierto sus puertas y me rescate del excesivo precio de las cosas del jodido Froid. (Sí, he recibido dinero a cambiod e esto, y volvería a hacerlo)

(Gritos: ''Creo que aún está demasiado fría, Ana'')

Lo que decía, retransmito en directo desde un pueblo muy remoto, perdido al sur de españa, entre montañitas llenas de olivos que, por otro lado, me dan una alergia qu ete cagas. ¿Que qué tiene que ver esto con mi erasmus?

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¡Venga ya!

Hay quien se ha quedado en su destino erasmus para pasar estas fiestas, pero yo, por la facilidad que me suponía volverme a casa, aquí estoy, contando las horas que me quedan para emprender el viaje de vuelta a Portugal.

No, no tiene nada de especial.

Pero ahora ya lo sabes.

PD: Olvidé decir que pensaba hablar de mi inminente beca a Salamanca. Pero mira, así tengo para otro post.