17 lugares que visitar en Oporto, ¿conocías el número 10?

¡Hola a todo el mundo! Os escribe desde el hotel Belver, en Oporto. Llegué a Oporto ayer con dos amigas. Entonces, entre ayer y hoy hemos estado visitando esta ciudad tan especial. Así que aquí estoy, con otra entrada más, para volver a compartir con todos vosotros los lugares más importantes de esta ciudad ubicada en el norte de Portugal. Es bonito y gratificante ver cómo mi lista de destinos va creciendo. ¡Empezamos!

¿Cómo ir a Oporto?

Habrá miles de formas de llegar a Oporto. De hecho, esta ciudad está llena de extranjeros, franceses, sobre todo, que vienen en avión, claro. Nosotras, de Galicia, Oporto nos queda prácticamente al lado, así que lo que hicimos fue ir a Vigo, a la estación de autobuses y cogimos un autobús de la empresa Autna. Reservamos el billete por Internet y nos costó 18 euros ida y vuelta. El trayecto dura dos horas, más o menos, y lo más cerca que te deja del centro de Oporto es en la Casa de la Música. La verdad es que pensamos en ir en coche, pero el Google Maps sin datos en Portugal como que no funciona, así que nos despedimos de esa idea.

¿Qué ver en Oporto?

1. La Casa de la Música. Ya que el autobús nos dejó justo al lado, fue lo primero que visitamos. La Casa de la Música es un edificio con una arquitectura llamativa que se utiliza para dar conciertos. Entramos y en el primer piso, se veía una cafetería llena de artistas. Cogimos el ascensor para explorar lo que había en las siguientes plantas, pero no nos dejaron pasar porque necesitábamos una visita guiada para acceder. Pues nada.



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2. El Palacio de Cristal. Fue la segunda atracción turística que vimos al llegar a Oporto. Nos encontró bastante situarnos, centrarnos y llegar al centro de la ciudad. Este Palacio es precioso, lo forma una cúpula enorme que, extrañamente, no es de cristal… Está rodeado de jardines de todos los colores y se pueden disfrutar de las vistas al río Duero y a las famosas bodegas de vino de Oporto. Había una especie de pavos reales (¿? ) pululando por todo el jardín, “custodiando” el palacio. Además, hacía un sol ideal para pasear. En los jardines de este palacio se encuentra el Museo Romántico. Algo que nos extrañó bastante fue que había policías por todas partes, patrullando. De hecho, fuimos a visitar una parte del jardín y nos dijeron que no estaba permitida la entrada. Aún hoy, no sabemos por qué tanto revuelo.





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3. Torre de los Clérigos. Como su propio nombre indica, es una torre que se encuentra en el casco viejo de la ciudad. Fue construida por Nicolau Nasoni y en los diferentes pisos de la torre se explica su vida, historia y construcción de la Torre de los Clérigos. Creo que es una de las construcciones más altas de Oporto. Subíamos y subíamos escaleras y a mí me daba más vértigo cada vez que subía un escalón. Finalmente, llegamos a la cima y las vistas son espectaculares. La subida es claustrofóbica pero las vistas de 360 grados a toda la ciudad de Oporto son liberadoras…



4. El río Duero. Uno de los ríos más importantes de la península ibérica y justamente desemboca en Oporto. Yo era la primera vez que lo veía. Si queréis, podéis alquilar una especie de barquitos o pequeños cruceros para navegar río abajo, en plan Pocahontas. Nosotras nos informamos antes de ir y costaba 12 euros un paseo. Aquí os dejo una foto del río pasando por el Puente de Arrábida.



5. El Puente de Don Luis I. Es el puente más importante de esta ciudad. Hay dos formas de acceder a él: por abajo, dejando atrás los restaurantes enfrente del río, y por arriba, que tenéis que subir unas 200 escaleras, más o menos, para acceder a él. Da un poco de vértigo caminar por encima, pero las vistas son magníficas, diferentes de las de la Torre de los Clérigos. Ojo, por el puente circula un tren, que va yendo y viniendo, así que estad atentos.



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6. Jardín del Morro. Este jardín está justo pasando el puente, es pequeño y no es un sitio turístico de gran relevancia, pero a mí me encantó porque la panorámica desde allí arriba era increíble. Está al lado del Monasterio de la Sierra del Pilar, por si os queda de paso. La verdad es que nosotras nos tumbamos en el césped de este jardín y casi automáticamente nos quedamos dormidas. El sol y las vistas relajaban demasiado como para haberlo evitado, además de la falta de sueño.



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7. Librería Lello. Está cerquísima de la Torre de los Clérigos y es una de las librerías más bonitas del mundo. En Oporto nos dijeron que fue donde se rodó una escena de la película de la famosa saga Harry Potter. Recientemente me he enterado de que supuestamente es mentira (¿? ), que JK Rowling simplemente se inspiró en ella al escribir, ya que estuvo trabajando en Oporto como profesora de inglés, pero tampoco hay prueba de esto. Es todo un misterio. Bueno, la entrada cuesta tres euros (se lucran un poqui, ¿no? ) y si compras algún libro ya dentro, te descuentan el dinero de la entrada.



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8. Iglesia de San Idelfonso. Es una iglesia con una fachada singular, llena de azulejos. Esto no nos sorprendería si viviésemos en Oporto, porque allí todo está lleno de azulejos. En la estación de tren, en la entrada concretamente, se cuenta a través de azulejos la historia de Portugal. Nosotros compramos un ticket para el mítico autobús turístico de dos pisos y desde arriba la iglesia se apreciaba lo suficiente como para detectar que los azulejos estaban un poco demacrados.



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9. Mercado do Bolhao. Es un mercado normal y corriente, me recuerda un poco a una parte de Camden Town (Londres), pero a escala reducida. La parte que más mola es la de la fruta, la de las flores y la de las gominolas, pero allí venden de todo: desde gallinas a típicos souvenirs para llevarse a casa. Cuentan que es aquí donde persiste la auténtica esencia de Oporto, sus gentes, su lengua y sus costumbres y yo digo que es verdad.



10. Café Majestic. La cafetería más famosa de Oporto y la sexta cafetería más bonita del mundo. La verdad es que es muy especial: cuatro euros el café más barato. Es broma, tiene una ornamentación muy singular, muy trabajada. La cafetería por dentro está llena de espejos y figuras (ángeles, creo) de color blanco que decoran las paredes. Entrar aquí es como estar en el comedor del Titanic de los de primera clase, algo así. No sé, parece el mítico lugar al que acuden señoras muy mayores con sus abrigos de chinchilla… Los camareros de uniforme e incluso hay un hombre que te abre y te cierra la puerta, muy Harrods. Nosotras nos pedimos una tarta de queso acompañada de frutas del bosque. Fijándonos en el menú de los demás, pudimos apreciar sopa de verduras y croquetas, todo bien servido con vajilla. ¿Si tuviese que ponerle una pega? Las mesas son demasiado pequeñas y el espacio es demasiado concurrido, por lo que en horas punta hay bullicio. Aun así, para mí es una visita más que obligada.



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11. La costa de Oporto. Queda un poco lejos del centro, pero tampoco para tanto. Si tenéis oportunidad, id. Es una zona preciosa, cuando nosotras fuimos hacía viento, pero aun así, vale la pena. Hay una carretera principal rodeada de palmeras, al más estilo Hollywood. Se puede apreciar el mar abierto con el horizonte profundo y las olas chocando contra la arena. Hay playa y runners por todas partes. Hay hoteles con vistas al mar que a saber cuánto cuesta una noche ahí, pero parecen magníficos.



12. Las bodegas de vino. Nosotras no fuimos y eso que conseguimos una entrada gratis, pero a quien le guste este sector… Que vaya. El vino de Oporto es famosísimo y de hecho, hay muchos locales donde pagas X precio y te ofrecen unas cuantas botellas para afinar el paladar con distintos vinos. Las bodegas suelen estar al lado del puente de Luis I, ya mencionado, así que, ya sabéis.



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13. Avenida de los Aliados. Muchos lo denominan “el corazón de Oporto”. Fue una de las partes que más me gustó. Es una calle enorme, no sé si le puede llamar calle, en realidad, porque como bien indica su nombre, es más bien una avenida. Y bien grande. Allí se encuentra el majestuoso ayuntamiento y un McDonald’s, cómo no. También vimos a un hombre que limpiaba los zapatos de un señor sentado en una silla.



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14. La Catedral de Oporto. En portugués, Sé do Porto. Por fin descubro qué significa “Sé”. Es de estilo románico y tiene un gran rosetón. Qué bonito ha sido haber estudiado Historia del Arte y ver cosas como una catedral "sencillo", de verdad. Por la noche tiene que ser increíble, pero por el día no se queda atrás. ¡Las vistas desde allí son impresionantes!



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15. El tranvía de Oporto. Si por algo Oporto es tan peculiar, es porque todavía se sigue utilizando el tranvía. De un diseño bastante peculiar, color beige y un poco vintage, viene y se va continuamente; y normalmente va lleno. Eso sí, solo apto para moverse por el centro de la ciudad. Para ir más allá, la gente suele utilizar el servicio de autobuses urbanos, que está bastante bien.



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16. La calle de las compras. Es una calle que desentona un poco con lo que es Oporto en sí. Es un poco raro ver entre tantas calles pequeñas con tantas casitas pequeñas y de un color diferente cada una, una calle llena de tiendas con carteles como “ZARA” o “Massimo Dutti”. Pero para los amantes de la moda, es perfecta.



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17. Pero sin duda, lo mejor es callejear. Perderse por las calles de Oporto, todas iguales con un patrón común, pero todas diferentes. Eso sí, en todas os encontraréis un pequeño restaurante o bar con “las mejores francesinhas de Porto”. La francesinha es uno de los platos más famosos de Oporto, creo que se trata de carne cubierta con pan y por encima, queso fundido. Tiene que estar bueno porque es el plato estrella de cada restaurante.



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A modo de conclusión, decir que Oporto es una ciudad con mucha historia detrás. Las casitas vistas desde la orilla con la Torre de los Clérigos sobresaliendo hablan por sí solas. El paseo por el río con las tiendecitas ofreciendo souvenirs decorados con azulejos también. No es una ciudad como otra, no hay que imaginársela como una gran ciudad, ni del estilo. Os diré que un día (un poco intenso) es suficiente para conocer lo principal. Todo está bastante juntito y no tiene pérdida, además de que hay oficinas de turismo por todas partes.

¿El idioma? Si hablas español o gallego no tendrás demasiado problema, la gente suele ser muy maja y repite si no entiendes, aunque normalmente no suele haber dudas. Algo que me sorprendió bastante fue que había muchísimos franceses y francesas visitando esta ciudad (también había chinos, claro, pero eso no me sorprendió tanto). En el autobús turístico se sentaron detrás de nosotras, cuatro jubilados con un acento británico que te mueres y de repente recordé lo mucho que echo de menos a veces Reino Unido.

El Hotel en el que nos hospedamos, genial. Teníamos desayuno incluido y bueno, era buffet así que por la mañana comíamos casi para todo el día. Hay que aprovechar, como se suele decir.

Además, el hotel tenía piscina y jacuzzi, donde estuvimos un par de horas a modo de descanso. También había una sauna, pero el calor era inhumano así que entramos y en menos de un segundo, salimos. Al lado teníamos un supermercado donde comprábamos la cena. Estaba en el barrio del Amial, no me voy a olvidar de este nombre en la vida, preguntamos demasiado por él. Nos convertimos en oportistas de élite.

En definitiva, viajad a Oporto si podéis, os va a gustar. Y hasta aquí el post de hoy, mañana nos vemos con una nueva entrada, más y mejor.

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