Experiencias Hospitalarias: I
Experiencia hospitalaria:
Son ya cinco los meses pasados, desde que vinimos a Polonia,y son muchas las aventuras vividas en este país. Lugares conocidos y por conocer, sensaciones, y anécdotas que no dejan indiferente a una; como es el caso de las experiencias Hospitalarias.
-Solo tienes que sacarte la tarjeta sanitaria Europea, y te aseguro que no tendrás ningún tipo de problema, te lo aseguro- me dijeron con tono esperanzador. Claro, que nadie me habló, de los otros PEQUEÑOS detalles y momentos de MAXIMO estrés que supone ir al hospital..
Bien, todo comenzó en la pequeña comarca de Olsztyn que os explicaré más adelante. Esta, es una pequeña ciudad al norte de Polonia llena de enormes y verdes valles en donde poder perderse. Bueno lo dicho, que estábamos allí haciendo un curso de polaco cuando una de por aquel momento compañera, y ahora gran amiga, tuvo la necesidad de un aro anticonceptivo.
Nada raro por el momento. Nos dirigimos a las famosas farmacias “aptecas” en polacos que nos encontramos en la zona. Eso sí, sin éxito alguno. Y es que en Polonia no se puede acceder a ningún producto de este tipo, sin la necesidad de una receta médica. ¿Pero donde estaba el médico? ¿Qué era necesario para acudir allí? Era necesario pagar?
Con la cabeza llena de dudas, nos dirigimos a la farmacia mas cercana (una que se encontraba en el campus universitario de kortowa para que nos diese algún dato o información que nos fuese útil. Os podéis imaginar el Show.. Nosotras, sin ningún tipo de conocimiento en polaco haciendo pictogramas en servilletas para descubrir que el “lekarz” medico se encontraba en el edificio siguiente a la farmacia.
Ahora sí, ya íbamos las dos trotamundos, con alguna que otra palabra nueva aprendida, rumbo a aquel edificio que aparentemente parecía una residencia más de las muchas que se encontraban allí.
La consulta se encontraba, en el primer piso del edificio 1 y aparentemente parecía un hospital del siglo XX. Una fila de sillas completamente diferentes hacían de sala de espera, las cuales, se iban llenando a medida que la gente llegaba y una báscula de pesos dándole un toque aun más reto de lo normal junto con las baldosas del pasillo.
Despues de tres interminables horas de espera, todo esto con el estomago vacio y tras haber pasado el culo de silla en silla cual ranas saltarinas, entramos en la consulta sin saber que era lo que nos esperaba. Entramos sonrientes, una enfermera, una consulta bastante aceptable dotada con las cosas necesarias, TODO NORMAL. Intentamos explicarle que era lo que necesitábamos y nada… no había manera de que nos entendiese. Nos mando fuera, el médico no había llegado aun y tenia que darnos la supervisión de la receta para que pudiésemos comprar el asqueroso anillo anticonceptvo de la señorita Aroa, anda que en bueno hora.
Esperamos, esperamos y esperamos hasta que un adorable señor entro en la sala, y para nuestra sorpresa era el médico que nos iba a atender. Os podéis imaginar el asunto, setenta y cuatro años de experiencia en el campo de la ginecología. Madre mia... nuestros ojos no podían creer en lo que estaban viendo pero así fue.
Entramos en la consulta, rellenó una par de papeles y nos la hicimos para entendernos a través del google traductor. Vendita informática, creo que nunca la he idolatrado tanto como en aquel momento.. y eso que pensé, ordenadores aquí..¿¿¿qué es eso…???
Fue gracioso el momento, tanto como tenso pero conseguimos la triple receta tras 3 horas de espera. Y es que el lekarz , medico, nos hizo una receta para tres anillos conceptivos, y así no tener que vivir esa agonía una vez mas... y menos mal. Debimos de tener una cara de pena de impresión, porque si no, no me lo planteo.
Continuara...
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Comentarios (1 comentarios)
Guillermo Scharfhausen Pascual hace 8 años
Los aros anticonceptivos no suelen ser una `necesidad´ jajaja.
Estamos demasiado mimados en Spain.