Whistler: una colina entre las Rocosas.

¡Hola! Me gustaría hoy relatar las muchas peripecias que aguardan en un pequeño poblado escondido entre rocas y bosques: Whistler.

Whistler es el pueblo donde se han celebrado Olimpiadas de Invierno, ya que ofrece cantidad de espacio y estructuras, y nieve más que de sobra, para que se realicen con éxito. Es tambien un centro de acogida de mucho movimiento, porque te introduce en las montañas rocosas, y ya no sólo para esquiar y disfrutar de unas Navidades blancas, sino que es la puerta para adentrarte y perderte entre bosques que nunca parecen ir a acabar.

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Así que hablamos de invierno romántico en uno de los países más fríos del planeta, ¡a ver si calma un poco el calorazo que hace este Agosto por el sur!

Dónde está y cómo llegar al pueblo.

Esta localizado bastante lejos de la ciudad de Vancouver, hacia el Norte. Como decía, parece esconderse entre montañas, concretamente la que lleva su mismo nombre: Whistler Mountain. Traduciendo a mano alzada, diría que es la ''montaña que silba'', supongo que por los vientos que recibe al estar más cerca de la costa que las Montañas Rocosas de por sí. En comparación con dicha cordillera, esta montaña se queda pequeña, pero para una española que conocía poco más que los Pirineos y Navacerrada, era tan enorme que creo que hasta que vaya al Himalaya poco me va a poder sorprender. Aunque suena exagerado, lo que quiero decir es que hay que verla para creerlo.

El pueblo está conectado por carretera con la ciudad, una específica que te lleva ladeando la falda de la montaña hasta subirte hasta allí. Se tarda alrededor de una hora, y es una buena ocasión para darle buena práctica a tus habilidades de conductor si te atreves, porque es una vía con la que hay que tener cuidado. No es extraño ver numerosas señales de precaución por desprendimiento, hielo o vida salvaje que trota por los alrededores, además de los giros que toma ladeando un sin fin de paredes de rocas. Si planeas un viaje, sobre todo en invierno, recuerda revisar de antemano el estado de la carretera, porque no sería raro que tuvieses que dejarlo para dos días más tarde.

Otra manera de llegar es en autobús, aunque tiene un precio considerable tanto en términos económicos como de tiempo. De todas maneras, merece la pena visitarlo aunque sean 4 días y hacer el viaje, aunque no sea barato. Toda la información sobre cómo llegar y cómo es el área está en su página web también: https://www.whistler.com/

Los precios desde Vancouver rondan los 55$ (unos 40€), y el tiempo de viaje es cerca de una hora y media. La única vez que he viajado en autobús realmente no tuve problema alguno, iba bien equipado y no es ''de mala muerte''. Además, si te tomas el día como un ''día viajero'' se te hace más corto de lo que parece, sobre todo teniendo en cuenta que en invierno anochece bastante temprano (cerca de las cuatro y media de la tarde o cinco).

El pueblo y sus calles.

Canadá no se caracteriza por tener una cultura muy fuerte como país per se, así que pocas veces, incluso yendo a áreas rurales, se encuentra algo alejado de lo que vemos en muchas películas americanas. Whistler no se queda atrás, pero si eres fan del cine de hoy y de los deportes de montaña te impresionará sin lugar a dudas.

El pueblo como tal es casi una aldea, un pequeño conjunto de casas que, durante temporadas bajas o de trabajo en la ciudad, quedan vacías hasta las Navidades o el sol de primavera. Aún así, los pocos que lo habitan lo cuidan y siempre está abierto a todo tipo de viajeros.

Whistler se caracteriza por sus casas pequeñas y de apariencia de cuento, con luces y paseos peatonales en su centro. Al igual que en un barrio común de ciudad, tiene una plaza con numerosas tiendas y mercados, e información sobre lo que puedes hacer.

Una de esas tiendas tiene cierta fama entre quienes lo frecuentan: es una tienda de dulces, en la plaza más cercana a la pista olímipca. Es una tienda que encantará a los niños sin duda, pero oye, nunca se es demasiado mayor.

El resto de comercios son restaurantes para todos los gustos, cafeterías, tiendas de ropa de deporte sobre todo, y muchas galerías artísticas y museísticas sobre la pequeña historia que le precede (en general, sobre la américa nativa del siglo XVIII).

Pasear entre sus calles es algo muy bonito, sobre todo si anochece en invierno, aunque supongo que no sobra decir que hace un frío que pela en casi todas las épocas por su altura y relativa cercanía a la costa. En invierno se nievan sus calles y puedes vivir la blanca Navidad con la que todos los que no vemos nieve casi nunca soñamos alguna que otra vez.

¿Dónde me quedo?

Whistler se ha adaptado fenomenal al tipo de turismo que suele recibir: ya sean grupos por unos pocos días, gente de paso hacia las montañas o comunidades del norte, o gente que decide pasar una buena temporada perdido entre árboles.

Sin embargo, es un lugar único y con eso también es caro. Por lo tanto, alquilar un adosado aunque sea por pocas noches, o una casa particular en alquiler, puede salir con un precio alto, y sus hoteles y hostales están bastante cerca de las zonas importantes por lo que, si quieres tener más flexibilidad a la hora de poder pagar por otras cosas, te recomiendo que reserves en un hotel. Además, te será más accesible la información sobre lo que hacer y cómo llegar (aunque la extrema amabilidad de los canadienses no suele poner impedimento a preguntar a cualquiera sobre las dudas que puedan surgir).

La primera veez que fui era con un grupo de extranjeros que estudiábamos de intercambio en la isla de Vancouver, y nos quedamos en uno de los muchos hoteles durante 4 noches, y el viaje entero no salío por más de 300$. Aun teniendo en cuenta que con grupos de estudiantes los precios se suelen reducir, yo creo que es lo más sensato y conveniente.

¡Actividades!

Dividamos las posibilidades en temporada de invierno y de verano:

1) Verano: la montaña se pinta de verde y las calles de aire fresquito. El pueblo está rodeado de parques y bosques naturales protegidos que siempre son una buena elección: hay rutas para caminar, rutas en jeep, y recorrido en teleférico de ''pico a pico'' que te ofrece las magníficas vistas de todo el panorama que rodea. 

De entre las actividades de montaña que pueden marcar la diferencia están las ''visitas a los osos''. Ya que salen de su hibernación, las montañas canadienses se llenan de grupos de osos pardos que merodean cerca de lagos y ríos. Suelen realizarse visitas guiadas de una mañana o tarde a las áreas donde es más fácil verles. Importante: ya que hay osos, si caminas por la montaña lleva un cascabel contigo para espantarles, pues aunque no es muy común puede haber encuentros desafortunados.

Hay toda una colección de planes también en pro de cruzar lagos en barca, hacer rutas a caballo, bicicleta de montaña...en fin, los típicos deportes de montaña en verano estarán a tu disposición, y en un entorno como este todo te invita a probar algo que no has hecho antes.

2) Invierno: la montaña se pinta de blanco, y no queda rincón por rellenar. Aunque el frío pueda helar con rapidez, la enorme cantidad de cosas que se pueden hacer en un mismo sitio te invita a estar fuera y activo la mayoría del día (aunque el sol no dure mucho).

La fauna y flora cambián, y consigo las opciones. Obviamente lo primero que piensas es en el esquí, snowboard, rutas nevadas, etc. Y es cierto, teniendo en cuenta que además tiene pistas muy variopintas. Pero además puedes hacer actividades de típica serie de dibujos: pescar en hielo, ver águilas al acecho entre pinos, montar en trineo tirado por perros... También hay viajes organizados a visitar glaciares y cuevas.

En su página web tienen muchas cosas más por lo que veo, así que siempre podéis contar con un plan de antemano: https://www.whistler.com/activities/

Mi experiencia personal.

He ido tres veces, dos en invierno y una en verano:

La primera vez, como mencionaba, fue con un grupo de estudiantes. Fue mi primer contacto con el pueblo y las pistas de esquí, que era el objetivo de la excursión. Del pueblo me quedé lo que describía, eso y que las tiendas cierran pronto, pero que es precioso. Las pistas de esquí se acceden o bien en teleférico o andando (o en coche si tienes la suerte de llevar uno), según el área al que quieras ir, porque son picos realmente grandes y tiene mucha variedad de pintas.

Cerca del pueblo hay muchísimos centros de alquiler de equipo, que recuerdo costar cerca de 40$ por todo lo necesario (sin ropa de esquí). La experiencia fue inigualable en comparación con pistas de los Pirineos por ejemplo, que suelo ir a esquiar. Hay recorridos de toda clase: largos y cortos, con áreas más empinadas o más relajadas, con recorridos deportivos de zig zag... Y sobre todo, si eres snowboarder quizá te atraiga más, tiene muchísimos saltos y rutillas entre pinos que te ponen en guardia.

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En ciertas subidas puedes parar a comer porque han puesto cantinas en explanadas lo suficientemente amplias para no cortar ninguna pista. Así, si decides aventurarte a las más difíciles puede que te encuentres en el camino un sitio donde sentarte un rato sin tener que bajar hasta el pueblo con todo.

Por último, y la mejor parte de todas, abren ciertas pistas durante la noche. Las iluminan en los laterales y por encima y puedes esquiar con los paisajes de fondo en oscuro. Para lo molesto que es el reflejo del sol en la nieve durante el día, esquiar de noche es como hacer algo totalmente distinto. Lo único malo es que si hay fragmentos helados puedes caerte con más facilidad porque no distingues igual de bien por dónde pasas.

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Sonará muy típico pero es la vez que más me he entretenido esquiando, y yo suelo cansarme rápido.

La vez que fui en verano estaba de paso con mi familia y aprovechamos a ver el pueblo tranquilamente y a apuntarnos a una ruta a caballo. Esta actividad la encuentras en granjas o ranchos situados de camino hacia las cordilleras, más alejados de la zona civil. En general, en Canadá se practica mucho la hípica y el cuidado de caballos incluso en casas privadas. No es raro ver a alguien montando como quien decide darse una vuelta por las carreteras del barrio.

Así, te ofrecen hacer una ruta guiada a caballo. Si no lo has hecho antes puede impresionar sólo por el hecho de que tu controlas personalmente al caballo y el camino es por zona natural, nada delimitado o asegurado para que el animal no se te vaya de madre. Aunque esto no pasa porque están adiestrados para seguirse unos a otros en línea durante el recorrido, pero siempre se pueden parar o desviar un poco (hablando desde la experiencia personal, fue un pequeño susto de inexperta).

En conclusión, es un lugar que merece la pena visitar si estás por Vancouver y quieres tomarte unos días libres de verdad. Puedes probar mil cosas, o ceñirte a perderte entre árboles que nunca es aburrido si eres fan de los paisajes y el aire fresquito.


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