Primera semana: superada

Para muchas personas, estar lejos de su familia y su casa no es algo complicado o difícil. Es algo que afrontan con tranquilidad, algo que deben hacer, así que lo hacen. Yo no soy una de esas personas, como sabréis si habéis leído algo más sobre mi en este blog.

Yo, por el contrario, soy una persona bastante sensible. Lo que viene a ser una llorona, hablando en plata. Estoy, además, muy unida a mi familia. Por lo tanto, la perspectiva de pasar un año lejos de mis padres, lejos de mi hogar, lejos de mis amigos, de mis mascotas; hace que me cueste mucho afrontar el día a día.

Pero, por suerte, esta semana ya ha terminado. Los primeros días fueron los más difíciles. Para algunas personas son los más fáciles, sin embargo, para mi, fueron los más difíciles. Esos primeros días echaba a rabiar a mis padres y a mi hermana. Son personas importantes en mi vida, me ayudan y me apoyan. Y claro, durante los primeros días estás en una ciudad nueva, con gente nueva, con horarios nuevos, no conoces a nadie  y debes hacer todos los rollos administrativos. Y eso, para mi, ha sido complicado, porque no todo siempre sale como esperas, sino que las cosas se complican y estás sola, y muchas veces no sabes reaccionar.

Estos últimos días ya iba estando más animada (y no lloraba tanto como los primeros), aunque tenía algunas recaídas de vez en cuando. Hoy, por ejemplo, ya he estado más animada, incluso en esos momentos muertos en los que no hacía nada (los que, estos días, me resultaban más complicados, porque recordaba mi casa, a mi familia...).

Así que si a alguien le pasa esto, tanto al principio, como en el medio o al final, he de decirles que sí, que aunque parezca que no, se pasa. Parece que no se va a terminar nunca el día, que en vez de una semana han pasado tres meses, pero poco a poco se va superando y te vas acostumbrando a estar donde estás, con quién estás y a hacer lo que debes hacer. Pero, tampoco hablo con total seguridad: puede que ahora esté genial, pero quizás mañana tenga otra recaída. Es normal, no todo el mundo es igual, ni tiene la misma fortaleza que los demás.

Pero, poco a poco, te vas acostumbrando. Y comienzas a disfrutar de esta gran oportunidad que se te brinda cuando te vas de Erasmus :)