¡En Niza!
Ayer por la tarde, sobre las 6, nuestro avión aterrizaba en el aeropuerto de Niza.
Ayer me levanté a las 9 de la mañana, para terminar de recoger mi cuarto, limpiar un poco y dejarlo todo listo para cuando vuelva en Navidades. Me despedí de mis mascotas y, sobre la 1 de la tarde, salimos para el aeropuerto. Nada más llegar, vi a mi compañera de piso, con la que iba a volar, y nuestras familias se pusieron a hablar. Este viaje parecía todavía lejano, y eso que estaba más cerca que nunca, pero yo estaba tranquila, lo estaba pasando bien. Llegó la hora, facturamos y nos despedimos de nuestras familias. Ahora echo de menos a mis padres y a mi hermana, y quiero abrazarles. Es increíble cómo un gesto tan simple, un abrazo, una caricia, puede hacerte tanta falta cuando estás lejos de casa.
Embarcamos, y cuando fuimos a subir al avión nos dimos cuenta de lo pequeño que era. El vuelo, bien, algunas turbulencias y muchos pensamientos sobre Perdidos y accidentes de avión, pero por lo demás todo perfecto. Llegamos a la hora, a pesar de haber salido un poco tarde, y cuando bajamos del avión la humedad y el bochorno de Niza nos golpeó. No había corrido ni un soplo de aire en todo el día, así que hacía un calor horrible. Cogimos el autobús hasta la estación de tren, avisamos a nuestra casera, y anduvimos desde la estación de tren hasta nuestra casa. No está en un barrio buenísimo, pero para un año está más que bien. Salimos rápidamente con nuestra casera, una mujer inglesa de lo más agradable, que nos acompañó amablemente hasta el supermercado más cercano, para comprar algo para cenar y para desayunar.
Cuando volvimos a casa, nos conectamos al Skype. Y ahí empezó la tragedia. Me puse a hablar con mis padres y me entró una morriña horrible, una pena, viendo a toda mi familia. Total, que me puse a llorar. Pero, como prometí antes de irme, lo superé, me fui a dormir y, aunque me costó un poco conciliar el sueño, retiré mi mente de los pensamientos relativos a mi casa y a mi familia y me dormí.
Hoy me desperté a las 8 de la mañana porque algún niñito francés decidió que era la mejor hora para llorar a pleno pulmón asomado a la ventana. Conseguí dormir un par de horas más, y terminé por levantarme a las 10 de la mañana. Desayuné, no mucho, porque no tengo mucha hambre estos días, y pronto se levantó mi compañera. Después, puse la tele, y estaban echando "La Red Social", en francés, claro, y aunque no entendía nada me lo pasé bastante bien mirándoles hablar.
Después fuimos a la compra, con uno de los trolleys que habíamos traído. Los hemos guardado, me he conectado y he vuelto a hablar con mis padres. Y me ha entrado la penita otra vez. Pero bueno, gracias a ellos he podido superarlo, porque, aunque suena muy cursi, son los mejores padres del mundo. Me han hecho bromas, me han animado, y me han hecho ver la realidad tal y como es. Y ahora estoy escribiendo esta entrada mientras veo los Simpson en francés. ¡QUÉ RISA!
Esta tarde saldremos un rato a dar una vuelta, supongo. Veremos si alguien se quiere apuntar, algún otro Erasmus, y si salimos a tomar algo.
Aunque me esté costando, tengo que ver este año como una gran oportunidad. Es como un embarazo. 9 meses de nuevas experiencias, de cosas buenas y malas, que tendré que superar como cualquier madre haría. 9 meses de risas, de lloros, de nuevos amigos y de peleas, de dormir bien y de dormir mal, de comer mal (probablemente). 9 meses tras los que, probablemente, nacerá una nueva yo, una persona nueva que habrá cambiado y será capaz de superar cualquier cosa que se le ponga por delante, y que, sobre todo será más fuerte.
Lo conseguiré, lo sé :)
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