Nantes
Mi segundo fin de semana en Francia, el primero para mi compañera de piso, decidimos salir de la ciudad y visitar nuestro alrededor (porque en este año queremos descubrir los rincones franceses) y nos fuimos a Nantes con 2 chicos y 1 chica de mi universidad.
Os voy a contar cuánto nos costó todo y lo que vimos, espero concretar bien todos los detalles, si tenéis alguna duda os contestaré sin problema :)
Todos menos una chica tenemos la carte jeune (una tarjeta joven que cuesta 50 euros y hace descuentos en los trenes en toda Francia y más países, en otra entrada os hablaré de ella).
A los que tenemos la tarjeta nos costó 17 euros ida y vuelta y la chica que no tiene la tarjeta a 42 euros, como veis la diferencia de precio es elevada, por lo que merece la pena gastarse esos 50 euros, yo ya los tengo más que amortizados.
Una vez allí fuimos a un albergue que habíamos visto por internet, pero nuestra sorpresa fue que para poder dormir allí había que tener un carnet especial para esa cadenas de albergues y si queríamos hacérnosla había que pagar unos 12 euros, por lo que la noche se nos ponía en un pico así que decidimos ir en busca de otro hotel y si no encontrábamos nada regresaríamos; la verdad es que tuvimos mucha suerte porque en el primer hotel que paramos nos quedamos, al lado de la estación, a 20 euros la noche y un hotel en condiciones, sin compartir baño ni nada, el hotel se llama Hotel Astoria Nantes, sin duda lo recomiendo, eso sí, nada de desayuno que cuesta 9 euros, ni se nos ocurrió cogerlo, por ese precio se desayuna en cualquier sitio!
Después de todo eso nos dispusimos a ver la ciudad, como no, había que ver el castillo y menuda decepción! Después de haber visto el de Angers este no me gustó nada, simplemente lo rodeas y no tiene nada que ver, se puede entrar dentro del castillo, no me acuerdo cuanto costaba, tiene una exposición de la guerra, nosotros no entramos, la verdad es que no es un tema que me interese demasiado así que decidimos continuar viendo la ciudad.
Paseando por las bonitas calles del centro no hacíamos más que cruzarnos con una línea verde y después de muchas veces decidimos seguirla, que buena idea tuvo a quien se le ocurriese ya que esta línea te pasea por todo lo que hay que ver de la ciudad, te lleva a la catedral, puntos de interés, castillo y hasta el famoso elefante, el cual está al otro lado del río, lo más alejado de todo, son los monstruos de Julio Verne, todo son estructuras mecánicas, enormes a impresionantes, merece la pena llegar allí para verlo, además tiene un tío vivo especial, es completamente diferente a los que estamos acostumbrados, me cautivó y sentí la necesidad de hacerle como mil fotografías, lo sé estoy exagerando pero unas cuantas tengo, cuando algo me gusta no puedo evitarlo.
Esa noche buscamos un sitio para cenar y terminamos en una pizzería un tanto especial, el precio era fijo, unos 15 euros creo recordar, y los camareros iban sacando todas las pizzas de la carta, te servían una porción para probarla y si querías podías repetir, así hasta que te llenases y decidieses pasar a las pizzas dulces, me pareció muy original, pero nos costó mucho entenderlo, ya que según nos explicaba el camarero entendíamos otra cosa (problemas del idioma al llevar aquí poco tiempo) pero otro camarero hablaba inglés y nos lo aclaró muy bien.
Después de salir rodando del restaurante nos fuimos a tomar una cerveza a una terraza y una copa a la zona de fiesta, la verdad es que no está nada mal, pero como en toda Francia a las 2 ya te puedes ir a casa, además vimos a gente super demacrada, como a las 7 de la mañana en España, se nos hacía tan rara la situación… ahora ya nos hemos acostumbrado a este horario.
Al día siguiente abandonamos el hotel, desayunamos y como eran las fiestas de Nantes aprovechamos para comernos un buen crêppe de nutella, algo que no puede faltar en estas tierras.
Subimos al edificio del nido, es gratuito y arriba hay una cafetería, además de una cigüeña gigante. Desde aquí contemplamos todo Nantes, no sé por qué pero me encanta verlas ciudades desde las alturas, son completamente diferentes a cuando paseas por sus calles, puedes ver detalles que desde abajo no se ven, como huevos fritos pintados en los techos de alguno edificios (los huevos que se le han caído a la cigüeña).
Y hasta aquí mi experiencia en Nantes, una ciudad de la que esperaba más, me imaginaba que sería más grande pero no, creo que pocas ciudades grandes voy a encontrar en Francia.
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