Eurotrip #1: Nantes (Francia)

¡Hola a todos!

Comienzo hoy la segunda sección del blog, titulada "Eurotrip", en la que quiero contar la parte viajera de mi Erasmus y dar consejos y opiniones sobre las ciudades que estoy visitando. Para ello, voy a empezar con los viajes que he hecho durante el mes de noviembre más viajero de mi vida, en el que de 30 días, he estado 17 de viaje.

El primero de estos viajes fue un "road trip" de una semana a Francia, en el que visité Nantes, Chartres y París con dos italianos, una polaca y una brasileña como compañeros. Probablemente os estaréis preguntando qué se nos había perdido en Nantes, ya que no es un destino turístico conocido como para recorrernos 1160km en coche.

La razón es que los cinco estudiamos Arquitectura en la Hochschule Bremen como estudiantes Erasmus y estamos cursando una asignatura de Urbanismo en la que vamos a realizar el diseño y planeamiento urbanístico de una zona de la ciudad de Nantes. La asignatura incluía la visita a la École Nationale Supérieure d'Architecture de Nantes, con la participación en un workshop (conjunto de talleres, debates, presentaciones, charlas, estudios y visitas in situ sobre un mismo tema) de 5 días con estudiantes de Arquitectura de Amberes (Bélgica). Y, como estamos en Alemania, país cuyo sistema educativo le da un par de vueltas al español en cuanto a lo económico, la Hochschule nos daba una ayuda económica de 180€ para realizar el viaje. Igualito que en España, vamos.

De esta manera, y haciendo caso a los alemanes de nuestra clase, decidimos alquilar un coche y cruzarnos media Europa, ya que la conexión de vuelos y autobuses Bremen-Nantes era bastante mala y cara. No obstante, puestos a chuparnos 2300km de coche, decidimos pasar un fin de semana en París a nuestro regreso. La compañía con la que alquilamos el coche se llama Enterprise Rent-A-Car y tienen una sede en el aeropuerto de Bremen. El coche era un Seat León en muy buen estado, con navegador a bordo que nos salvó la vida en muchas ocasiones. El alquiler durante 7 días nos salió por 75€ por persona, teniendo en cuenta que el conductor era mayor de 25 años (lo cual lo abarata) y que íbamos a salir de Alemania (lo cual lo encarece).

Pese a que la experiencia de viajar con coche fue buena (los ataques de risa al perdernos por los rincones más recónditos de las carreteras francesas, la mezcla internacional de música, disfrutar de los paisajes de 4 países diferentes... ), no es para nada la opción más económica como pensábamos al principio, puesto que los carísimos peajes franceses, el gasto en gasolina y la necesidad de encontrar sitio de aparcamiento hacen que el presupuesto se nos disparase durante el viaje.

Con Nantes como destino y con Ska-P como banda sonora (es muy curioso lo famoso que es este grupo español en Italia), comenzamos el viaje el domingo 1 de noviembre a las 6:30 de la mañana. Tres fronteras, varias estaciones de servicio y muchas canciones después, llegamos a Nantes a las 9 de la noche, deseando llegar al apartamento que nuestros compañeros de clase alemanes habían alquilado. El problema es que cuando los alemanes nos dijeron que habían encontrado apartamentos baratos y cerca de la universidad, nos fiamos de la supuesta eficiencia alemana y les dijimos que contasen con nosotros para el alojamiento sin ni siquiera comprobar a donde estábamos yendo.

Como consejo, nunca os fiéis de la eficiencia alemana. Los apartamentos estaban en las afueras de Nantes, en una zona que ni siquiera llegaba a la categoría de barrio residencial, sin iluminación nocturna y sin transporte público al centro de la ciudad y a la universidad (menos mal que teníamos el coche). Aunque la casa no estaba mal, cuando llegamos descubrimos que el WiFi que se supone que íbamos a tener era inexistente y que los alemanes habían decidido meternos a los 5 Erasmus solos en ese apartamento. Como os digo, nunca os fiéis de los alemanes. No es que lo hiciesen a mala fe o que tuviesen algún problema con nosotros, simplemente es que en su mente les pareció lo más lógico, sin ese toque de amabilidad sureña que tenemos en el Mediterráneo.

El caso es que era probablemente la peor opción de alojamiento en la ciudad y nosotros íbamos a estar 5 noches allí. Genial. Si alguna vez vais a Nantes, los estudiantes belgas con los que trabajamos en el workshop nos recomendaron donde ellos se hospedaban, el Aparthotel Adagio Nantes Centre, justo en el centro de la ciudad y pagando lo mismo que pagamos nosotros (100€ las 5 noches).

Una vez resuelto el tema del alojamiento y el transporte, nos encontrábamos en una ciudad francesa de tamaño medio de la que ninguno de nosotros había escuchado hablar antes. He de decir que mis expectativas eran bastante bajas, ya que pensaba que sería una sencilla ciudad sin mucho que mostrar. No obstante, la ciudad me sorprendió muchísimo, resultando ser una ciudad bonita y cómoda para vivir, con una gran ambiente cultural, artístico y estudiantil. Además, la escuela de Arquitectura es totalmente increíble (si a alguien le interesa este proyecto de Lacaton&Vassal puede pinchar aquí) y el workshop que realizamos fue muy enriquecedor, ya que el intercambio de ideas y maneras de entender el urbanismo con gente de tantas nacionalidades en un mismo sitio fue un buen punto de partida para el proyecto que estamos desarrollando durante el semestre.

Pese a estar cinco días en Nantes, la mayor parte del tiempo estuvimos trabajando para el workshop, por lo que tampoco pudimos conocer la ciudad a fondo. No obstante, uno de los días alquilamos bicicletas y recorrimos el centro histórico. A todos aquellos que visiten Nantes, recomiendo completamente alquilar bicis con el sistema de alquiler de bicicletas públicas Bicloo. Por sólo 1€ al día puedes coger una bicicleta en cualquiera de los muchos puntos que hay por todo el casco urbano, el cual se disfruta realmente desde la bici. Lo único malo es que sólo puedes estar 30 minutos seguidos en la bici, cobrándote 50 céntimos por cada media hora adicional que utilices la bici. Es decir, si coges una bici y la devuelves a la hora y 20 minutos, te descontarán otro euro de tu cuenta bancaria. No obstante, esto no es ningún problema, ya que es tan fácil de evitar como dejar la bici en cualquier estación antes de que pase la primera media hora y volver a cogerla acto seguido.

Bici en mano, nos propusimos descubrir qué tenía que enseñarnos Nantes. Recomiendo ir a alguna oficina de turismo y pedir un mapa de ""Le voyage à Nantes"", con el objetivo de seguir la línea verde que recorre la ciudad (tanto en el mapa como en la realidad) y que te lleva a los principales lugares de interés. Asimismo, recomiendo buscar un mapa llamado "Use-It Nantes. Map for young travelers", que es un proyecto realizado por jóvenes diseñadores de la ciudad, en el que te muestran como vivir la ciudad desde el punto de vista de un visitante joven (en vez de recomendarte los mejores restaurantes, te cuenta donde debes ir en busca de cerveza barata, bailar hasta el amanecer o los mejores bares con WiFi de la ciudad). Además, este proyecto existe en diferentes ciudades de toda Europa, por lo que recomiendo comprobar si la ciudad a la que viajas tiene uno.

Una vez armados de información, comenzamos a seguir la línea verde en el castillo de los Duques de Bretaña (Château des Ducs de Bretagne), un enorme castillo medieval con edificios renancentistas en su interior. Se puede entrar de manera gratuita y seguir un camino que recorre todo el perímetro del castillo desde lo alto de la muralla. De ahí continuamos la línea verde atravesando la estación de tren hasta el Jardin des Plantes, un bonito parque lleno de esculturas e instalaciones artísticas muy curiosas.

Después fuimos a la Église Saint-Clément y a la Cathédrale Saint Pierre et Saint Paul, dos buenos ejemplos de iglesia gótica francesa. A mí en concreto me gustó mucho la catedral, ya que pese a no ser de las mejores catedrales góticas que he visto, me pareció que tenía algo especial en su simplicidad. Puede que fuese que hacía un día muy soleado y la luz entraba de una manera preciosa en la catedral, iluminando las paredes de piedra clara con unos matices cálidos preciosos.

De ahí nos adentramos en casco histórico propiamente dicho, subiendo hasta la especie de colina donde se encuentra la Tour Bretagne, un gran rascacielos que no pega ni con cola en medio de la ciudad, totalmente aislado de otros edificios de su tamaño y sin nada especial que aportar a la visión de la ciudad, más bien lo contrario. Me llamó la atención la morfología de esta zona de la ciudad, ya que las calles estaban organizadas como en dos niveles, cruzando las que iban en una dirección por encima de las que iban en la perpendicular a través de puentes.

La siguiente y última parada de nuestra ruta fue la zona de la Place Royale, el Passage Pommeraye y la Opéra Graslin, un conjunto de calles peatonales repletas de comercios, galerías cubiertas y grandes plazas llenas de gente que transmitían una sensación de ciudad llena de vida callejera, algo que a mí personalmente me encanta.

Aunque podríamos haber seguido con las bicis, ya que nos quedaba día por delante, teníamos que volver a la universidad a seguir trabajando. Por el camino hacia la escuela cruzamos el Loira a la Île de Nantes y pasamos por el Palais de Justice, un impresionante juzgado moderno que tiene una gran entrada en pendiente frente al Loira. La escuela de Arquitectura se encuentra a pocos metros de distancias, también a orillas del Loira. Todo este sector de la Île de Nantes se denomina Quartier de la Creátion y es parte del gran proyecto urbanístico de reconversión de la isla. Repleto de nuevos edificios, acoge numerosos espacios artísticos y culturales, además de empresas e instituciones relacionadas con el sector creativo, siendo el epicentro del movimiento vanguardista de la ciudad. Un gran ejemplo son las instalaciones de la compañía teatral de Les Machines de L´Île, un espectáculo itinerante pero basado en Nantes que trabaja con unas gigantes esculturas móviles de animales. Nosotros sólo pudimos visitar las instalaciones de noche, pero durante el día me dijeron que la visita es totalmente recomendable.

En cuanto a la vida nocturna, nosotros tuvimos el problema de que estábamos muy lejos del centro y teníamos que ir y volver en coche y buscar aparcamiento. Una de las noches tuvimos una cena con el resto de estudiantes y los profesores del workshop en el restaurante de Le Lieu Unique, un enorme complejo instalado en una antigua fábrica de galletas que alberga salas de conciertos y exposiciones artísticas. Aunque el sitio estaba muy guay, era carísimo, cosa que a nadie pareció importarle salvo a nosotros, ya que nuestra mentalidad de Erasmus en modo ahorro no casaba mucho con los platos de como mínimo 13€. Al final, al estar obligados a quedarnos ahí por no hacer el feo de irnos de la cena oficial del workshop, tuvimos que gastarnos el dinero a regañadientes en el plato más barato, mientras todos los demás no paraban de pedir platos franceses y botellas de vino, como se diría en Murcia, "a pajera abierta". Una vez pasado el mal trago, nos fuimos a la Rue Beauregard, una calle del centro con bastantes bares llenos de estudiantes. Pese a que el ambiente era bastante bueno, los precios eran prohibitivos (5€ la pinta de cerveza), por lo que la noche tampoco cundió mucho y nos volvimos directos a casa.

Este mal sabor de boca debido a nuestra pobreza Erasmus se nos pasó la siguiente noche que salimos, ya que fuimos a un bar cerca de la escuela de Arquitectura llamado Le Louis Blanc (Rue Louis Blanc, 2), donde los jueves tienen las pintas de cerveza a 3´5€, que a ojos de un murciano como yo sigue siendo caro, pero parece ser que es un chollo en Nantes. Debido a esto el bar estaba hasta los topes de estudiantes y nos lo pasamos bastante bien, por lo que al final nos llevamos un buen recuerdo de la vida nocturna de Nantes.

Por último, el viernes tuvimos la exposición de todos los proyectos en los que habíamos estado trabajando en el workshop, tras lo que cogimos el coche y nos dirigimos a París a pasar el fin de semana antes de volver a Bremen, cosa que contaré en otro post más adelante. Asimismo, os dejo aquí el Flicker de Ida Giulia Presta, donde podéis ver más fotos que mi compañera de viaje italiana hizo durante nuestro viaje.

Mi conclusión de nuestros días en Nantes es que es una ciudad muy agradable, ideal para estudiantes (salvo por los precios) y llena de cosas por hacer. La verdad es que a veces es mejor viajar con malas expectativas, ya que disfrutas mucho más de los buenos descubrimientos que vas haciendo durante el viaje.

Espero que os haya resultado interesante mi experiencia en Nantes (y que no se os haya hecho muy pesada).

¡Hasta el próximo día!

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