Zozobra
Menuda semanita llevo, de esas en las que tan pronto estás arriba como en un momento tocas fondo. Creo que en alguna ocasión he comentado que estoy trabajando, pero nunca he llegado a concretar en qué exactamente. Actualmente desarrollo tres empleos: a primera hora del día soy directiva de cuentas en una agencia de publicidad, por las tardes imparto clases de inglés y en los ratos libres -sino los encuentro, no tengo más remedio que inventarlos- participo en la investigación que la Universidad de Alicante lleva a cabo sobre el panorama de las series telivisivas españolas en relación con la transmediación narrativa (tranquilos, es algo demasiado complejo y aburrido que no contaré por aquí ;-) ). Además de ello, me estoy preparando para el examen CAE (Certificate in Advanced English) en una academia del centro de Murcia (y también le dedico algo de tiempo cada noche, aunque sea ver una película). Nos os dejéis llevar por la enumeración de los puestos de trabajo, es decir, no pensar que por haber nombrado en primer lugar el empleo como directora de cuentas éste sea el que más me guste, de hecho, ocurre todo lo contrario. Mis preferencias van de atrás alante. Aunque a mi Virginia del pasado le pudiera parecer increíble, el inglés es actualmente lo que más me llena, con lo que mejor me lo paso y más me satisface. El estudiarlo me gusta más que impartirlo, realmente admiro desde aquí a todas las personas que se dedican a la educación, sobre todo si tiene que ver con niños (¡un beso Eli!). Mi madrina me dijo una vez aquello de "No juzgues a nadie antes de haber caminado durante tres lunas con sus zapatos" y ahora entiendo muchas cosas, y como en el caso de la educación, puedo alabarlas. Lo cierto es que al acabar la carrera en junio me planteé dedicar el año de mis veintitrés a conocerme a mí misma, a escucharme y aprender. De momento lo estoy consiguiendo, esta autoterapia es una de las mejores decisiones que he podido tomar, pero ahora empiezo a tener miedo. Estoy realmente ocupada a lo largo del día. Esto hace que pueda conocer mucho de mi alrededor, pero me planteo cuánto tiempo me queda para prestarme atención a mí misma. El saber la respuesta me hace recordar que desde siempre he creído que hay cosas a las que no se pueden renunciar (como los principios, por ejemplo, pero eso es otro tema). Esta zozobra realmente me ha revelado que constituye una amenza para la navegación de mi propia vida. Estoy en un punto en que me pregunto, ¿realmente merece la pena seguir con algo que te disgusta? En ocasiones no nos queda más remedio, pero el empleo como directiva de cuentas... ¿es a lo que me quiero dedicar? Sí, puede llegar a reportarme mucho dinero... pero ¿merece la pena no poder dedicar más tiempo al inglés o no poder tenerlo para "perderlo un poco" en el sofá o con mis amigos hasta que llega el fin de semana? Paradójicamente la pregunta se convierte en respuesta tan sólo por el hecho de realizarla. Sí, tengo miedo de escucharme y saber que no quiero seguir ahí, pero también me atemoriza el hecho de renunciar y equivocarme. No creo que lo haya intentado lo suficiente como para darme la oportunidad de llegar a concretar realmente si me gusta o no. Quizás en estos temas no pase como en el amor y sintamos ese flechazo que de primeras nos deja sin aliento. Esto no lo dice mi madrina, pero podría ser otro de los provechosos consejos que me regala: "mientras sientas miedo, estarás vivo". Keep learning.
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Comentarios (2 comentarios)
Gabrii Marcháis hace 11 años
Maagnifica entrada y magnifica foto que la ilustra... muy buena relación =)
Vir SN hace 11 años
qué bueno que te hayas dado cuenta :)