Santo Domingo (no el día, la plaza).

Llevo varios días yendo y viniendo a Murcia. Ando en busca de trabajo, he decidido que tengo que poner remedio a eso de andar encerrada en casa. Curiosamente me han llamado de dos compañías distintas, y qué curioso (una vez más) que no me hace tanta ilusión como debería. Mi interior está revolucionado. Mis emociones van montadas en una montaña rusa que no se detiene pese a pasar una y otra vez por la parrilla de salida. Necesito aire fresco en mi vida, relacionarme con gente, que me vuelvan las ganas y las fuerzas para agarrar el toro por los cuernos, pero no sé qué pasa.

Con todo este batido de pensamientos una se encuentra delicadamente sensible, y reflexiona cuando menos se lo espera. Hace tres días fue con una película, anteayer con una canción, y hoy con una plaza: Santo Domingo. ¡Qué casualidad (de nuevo) que hoy es el séptimo día de la semana! Si algo tiene Murcia es su buen tiempo, ese calor que te acaricia la piel sin percatarte de que estás a veinte de octubre. Le podemos añadir algo más: sus calles peatonales. Qué gusto da pasear sobre los adoquines que visten Murcia, atravesar la calle Platería, la de la Merced, la avenida de Alfonso X el Sabio o el tontódromo... todas te llevan a Santo Domingo, esa plaza de reunión, ese punto de partida o de descanso. En cuanto pones un pie en la plaza, no importa si llegas por primera vez o has pasado por allí en ochocientas noventa y tres ocasiones, tu cabeza se yergue levantando la mirada hasta el ficus centenario que te da la bienvenida. Puedes tomar asiento en una de las múltiples cafeterías que allí se encuentran o en los bancos de madera que rodean las zonas ajardinadas (e incluso te puedes tumbar sobre ellos, más de uno lo hemos hecho). Lo cotidiano es tomarte un helado independientemente de que sea verano o invierno (sobre todo si vienes del norte, no notas la diferencia estacional).

Yo creo, y que me aspen si no es cierto, que todos los murcianos modificamos ligeramente nuestra ruta con tal de pasar por aquí si nos pilla cerca (y esto no es una casualidad). Santo Domingo está ubicado en pleno casco antiguo y forma parte del patrimonio de la ciudad. Es realmente un sitio acogedor, con sus palmeras, con sus gentes, su arco y su iglesia de mismo nombre (que data del sigo XVIII). También se encuentran allí el Palacio Almodóvar (no, no tiene nada que ver con el director manchego de cine) y el reciente momumento a los Derechos Humanos (tendrá unos diez años).

Una de las principales ventajas que tiene este lugar especial es que no pierde su encanto cuando cae la noche. Es más, puede que se vuelva incluso más romántico, así que si estás por aquí o a tres manzanas... déjate llevar por la casualidad, que es tan sabia como el tal Alfonso décimo.

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