Empezar en un sitio a 3000km de casa no es de valientes, lo valeroso es enfrentarte al sitio que te vió nacer y desconoces

Me he levantado a martillazos. Resulta que han empezado a hacer obra en mi casa. A mí que siempre me ha gustado leer la entrelínea he creído que el destino (o lo que fuera) me ha dado el empujón que necesitaba para salir de casa.

Una ducha, la mochila y la comida en el tupper. "No sé si vendré a comer" le he dicho a mi madre y he salido por la puerta dejándola atrás a ella y a su ceja levantada. Quería visitar un sitio familiar. Un refugio silencioso que he frecuentado en diversos periodos de mi vida... La Biblioteca Regional. Recuerdo la época de instituto, los fines de semana cuando íbamos a estudiar (o a reírnos entre susurros más bien). Me entran escalofríos cada vez que recuerdo todas las horas que invertí estudiando en la segunda planta de la biblioteca para la selectividad allá por el 2008. Entonces las risas entrecortadas las dejábamos para la hora del café. ¿Quién me diría que después de todo eso llegaría la universidad, el Erasmus, los viajes, las experiencias, la madurez... y todo lo que está por venir? Solemos utilizar el presente para rememorar el pasado o predecir el futuro, ¿no os pasa? Jamás me hubiese dicho hace cinco años que dedicaría unas palabras a este edificio de tres plantas y 10.533 m2 de superficie; y sin embargo aquí estoy reflexionando sobre el ahora más consciente que nunca.

Lo que más me gusta de la biblioteca es su ubicación: en pleno Juan Carlos I, es decir, en el centro de Murcia pero sin bullicio, gentío ni cláxones. Tiene muchísima luz debido a las enormes cristaleras y sus colores son rojo, blanco y negro. Puedes llevar tu portátil o pedir prestado uno allí. El wifi está abierto, igual que ella, abierta de sol a sol de lunes a sábados (el domingo se hizo para descansar, no olvidarlo estudiantes ;)!). Uno de los rincones más reconocidos por todos los que hemos pasado por allí es la B de bronce que está en el exterior. Quizás el punto en el que más cigarrillos se han consumido, más uñas se han mordido y más lecciones en voz alta se han repasado.