Culturas. Es el nombre de un bar, no hablo de las costumbres en general. O quizás sí.

¿Un lugar especial es realmente así por el emplazamiento o por las circunstancias que en él se dan? Sí y no. Todos sabemos -desde ahora- que el budismo siempre escoge lugares donde la naturaleza inspira para colocar sus centros de oración, eso los hace especiales, pero un ordinario bar de Murcia para alguien se hace especial por lo que allí vive, por quién o quiénes frecuentan ese bar, por la música que te envuelve y las vivencias que guardas.

Creo que fui al Culturas por primera vez con Carlos. Me enamoró por completo (tanto el bar como él). Es un recinto con diferentes espacios al aire libre rodeados de palmeras, árboles frutales y centenares de macetas. Hay diversas y gran cantidad de terrazas que se unen entre sí, como si de un laberinto se tratase, y también dos grandes jaimas con mesitas bajas, pufs, velas, cojines,... Realmente un emplazamiento dotado de cierta magia que te transporta a otro lugar. Quizás como lo esté definiendo creáis que hablo de una típica tetería de ciudad, pero no, no es así, es mucho más. Está alejado del centro urbano, concretamente se encuentra en el Carril Acequia de Alguazas del Barrio del Progreso de Murcia, y según ellos hay capacidad para seiscientas personas en el lugar. En verano puedes escuchar las fuentes e incluso a los pájaros, mientras que cuando llega el frío apetece más meterse dentro, como nosotras hicimos ayer.

Fue divertido no saber decidir qué tomar y ordenar a la camarera que esperara cinco minutos más (unas cuantas veces). ¿Té? ¿Helado? ¿Cóctel? ¿Postre? ¿Todo? jaja. Al final cayeron unos crêpes con chocolate acompañados de un té pakistaní (con leche y canela, ¡delicioso!). El por qué fuimos allí no lo sé bien, y por qué fuimos las tres tampoco, pero me gustó, me gustó mucho. Fue una especie de nochce de chicas, en las que nos reímos, hicimos confesiones, no faltaron las conversaciones sobre chicos ni tampoco el tiempo de criticar -para qué ocultarlo-. Curiosamente en ese sitio que me trasporta al pasado plagado de recuerdos nuestras conversaciones se instalaron también en las vivencias pasadas. Tocamos temas que jamás habíamos tratado antes  entre nosotras (¡y mira que somos amigas desde hace años!), y fue natural.

Los tiempos cambian, pero lo importante permanece.

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