Primer día en Münich.

Dejamos Augsburgo por la tarde, cogimos de nuevo el tren y llegamos a Münich por la tarde/noche. Lo primero que hicimos fue informarnos en la estación de tren cómo funcionaba el Bayern Ticket, que ya os contaré cómo funciona en profundidad. Lo habíamos visto por internet en numerosos foros, pero esas cosas hay que preguntarlas in situ, no vaya a ser que las condiciones hayan cambiado y donde te pensabas que te ibas a gastar 15 euros te tengas que gastar el doble. Dejando de lado el Bayern Ticket, llegamos al hotel, que estaba junto a la estación de tren y nos asignaron una habitación, en este caso compartida. Nos alojamos en el Wombats Hostel Münich, en lo que es un hotel típico de mochileros. Barato, cómodo, sencillo y donde la gente hará de media una o dos noches. Para que os hagáis una idea, nosotros estuvimos allí tres noches, en una habitación de seis camas (tres literas), y nos dio tiempo a conocer a 7 personas diferentes; un tailandés, un americano, una americana, una taiwanesa… Para quien ha dormido alguna vez en un hostel de este estilo, le resultará muy común y sabrá que hay gente que está deseando hablar contigo y contarle su viaje a alguien y también se ve gente que no te da ni los buenos días, las buenas noches, ni los buenos nada.

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Foto sacada de: http://www.iese.edu/es/conoce-iese/nuestros-campus/munich/

Nosotros vimos un poco de todo por nuestras habitaciones e incluso la primera noche tomamos algo con uno de los compañeros que tuvimos, un tal David Miller de Boston que estaba recorriendo Europa en modo solitario. En la parte baja del hostel había un bar, donde todas las noches la gente bajaba a tomarse unas cervezas y escuchar algo de música o jugar al billar y era increíble la facilidad con la que la gente conocía a otras personas (la cerveza ayudaba bastante). En el bar también hacían pizzas y perritos calientes a buen precio, por lo que no tuvimos problema en encontrar cena y pasar un ratillo allí metidos.

La habitación del Wombats Hostel nos salió por 12 euros la noche a cada uno, un precio muy accesible comparado con los precios que se podían encontrar en hoteles o casas de AirBnb que estuvieran a menos de treinta minutos a pie del centro de la ciudad. Como ya he comentado, la localización era magnífica, y se podía ir andando a cualquier punto de interés turístico de la ciudad, a excepción de aquellos que no se encuentran por el centro, como el estadio del Bayern de Münich por ejemplo, que está a las afueras. Los servicios del hostel son muy básicos, incluyendo la limpieza de la habitación y servicio de recepción, donde te daban además información de la ciudad si se la pedías y podías imprimir billetes o guardar algo de comida en una nevera que tenían, porque en las habitaciones no hay nevera. Tres literas, seis taquillas, una mesa de madera con dos bancos y un baño con ducha y lavabo era todo lo que tenía la habitación. No incluía tampoco toallas, pero sí sábanas limpias al entrar. En ese sentido el hotel tenía todo lo que necesitábamos, o mejor dicho, lo poco que necesitábamos. También incluía wifi abierto para los clientes y servicio de lavandería previo pago.

A las ocho de la mañana del día siguiente, nuestro primer día para conocer Münich, ya estábamos arriba y salimos a recorrer las calles de Münich con más ganas que nunca. El Wombats Hostel estaba como ya he dicho cerca de la estación de tren, donde por cierto se deben de congregar un gran número de hoteles del estilo, a tenor del bajo nivel de edad que había por la zona y las caras de turistas que se veían. A tan solo 15 minutos andando se encontraba el centro de Münich, una especie de zona cero donde se pueden ver casi todos los atractivos de la ciudad (para los turistas). Es un centro histórico precioso, que se conserva a la maravilla y que está muy bien ambientado con un gran número de actuaciones en directo en la calle. Artista callejero es sinónimo de libertad y buen rollo. La Neuhauser Strabe es la calle que recorre el centro histórico desde la puerta de Karlstor hasta la puesta de Isartor, y es por esa calle, por donde pasarán el 80% de los turistas a la vez. Es una calle peatonal casi de principio a fin, aunque tiene otras calles perpendiculares por las que sí que pueden pasar los coches, por lo que desde Karlstor hasta Isartoralguno te puedes encontrar.

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Neuhaser Strabe. Foto sacada de: 

http://www.trekearth.com/gallery/Europe/Germany/West/Bayern/Munich/photo374294.htm

Pero aun así se puede pasear tranquilamente entre casas típicas alemanas, monumentos, puestos de fresas, espárragos, cerezas, tiendas, turistas y música callejera. La existencia de esta calle hizo que mi opinión sobre Münich sea muy positiva, ya que tener una “arteria” así en una ciudad es un punto muy a su favor.

Caminando a lo largo de la Neuhaser Strabe, se llega a una plaza que viene a ser la plaza del ayuntamiento de Münich. Se trata de una plaza rectangular y  peatonal, presidida por un enorme edificio, que es el ayuntamiento. Realmente se llama Marienplatzy creo que es la más céntrica de la ciudad.

Primer día en Münich.

Marienplatz desde del aire. Foto sacada de: https://sv.wikipedia.org/wiki/Marienplatz

El edificio llama mucho la atención, además de por sus continuos relieves y su tamaño, por la gran cantidad de monigotes y personajes que se pueden apreciar en su fachada. No recuerdo la hora a la que fue, pero uno de los días que estuvimos por la ciudad, vimos un cambio de hora en la fachada. Hay como una especie de carrillón, donde desfilan diferentes figuritas, algo que después volveríamos a ver en Nuremberg. El edificio del ayuntamiento tiene un patio interior al que se puede acceder de forma gratuita, donde se pueden observar otro gran número de detalles en las fachadas a pesar de lo oscuro del patio (no os esperéis un jardín andaluz lleno de flores). En frente del ayuntamiento, hay una columna con una figura arroba, todo ello rodeado de flores (aquí sí). En la plaza además, se pueden encontrar puestos de comida, salchichas principalmente y bares en la acera de en frente del edificio principal. También en este mismo punto de la ciudad hay un edificio que era el ayuntamiento antiguo de Münich, pero que ahora en comparación con el ayuntamiento nuevo no llama casi la atención.

Una vez pasada la Marienplatz, la calle pasa a llamarse “Tal” hasta llegar a la puerta de Isartor, al final de dicho recorrido. Esta parte ya deja de ser peatonal y empieza a ser menos turística, pero eso no quiere decir que tenga menos gente por allí merodeando. Parecía más una zona de uso y disfrute para muniqueses, con varios bares o tabernas que daban todo el pego de bar típico bávaro. Al pasar la puerta de Isartor, seguimos por la derecha, dejando de lado el centro de la ciudad y fuimos a para a otra de las entradas a la parte viaja de la ciudad. La Sendlinger Tor se encuentra en una zona más alternativa de Münich, con terrazas menos turísticas y menos “bávaras”, donde había otro rollo digamos y donde la vestimenta tiraba más hacia lo hippie que hacia lo tradicional. En los mapas que nos habían dado en el Wombats Hostel no aparecía aquella zona como punto de interés, pero fue interesante encontrarla para poder ver que no todo en Baviera son trajes regionales y cervezas, que era la impresión que teníamos hasta ese momento del ciudadano  muniqués.

Seguimos nuestro recorrido por una calle peatonal llamada Oberanger, por donde paseaba poca gente. De camino hacia el centro, nos encontramos con la Sinagoga de Münich (o al menos una de ellas) y en la otra parte de la calle a unos cien metros se encuentra una de las iglesias más curiosas que he visto (o intentado ver), la Asamkirche.

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Foto sacada de: http://www.muenchen.de/sehenswuerdigkeiten/orte/130982.html

Intentamos entrar en esta extraña iglesia, que llamaba bastante la atención desde fuera. La entrada estaba custodiada por piedras y estatuas y mirando por uno de los cristales de la puerta se podía ver un interior muy recargado, pero que por lastima solo pudimos ver desde fuera a través de unos cristales translúcidos, ya que estaba cerrada a la hora que llegamos. La fachada no es la de una iglesia al uso y está como camuflada entre los edificios que hay a su alrededor, pareciendo más una casa de un abogado con mucho dinero que una fachada de una iglesia. No pudimos informarnos tampoco de precios y los horarios estaban en la puerta escritos, aunque nosotros la dejamos de lado los siguientes días, centrándonos en conocer el resto de la ciudad.

Esa noche, después de volver al hotel a darnos una ducha y comer algo, fuimos los tres amigos junto con David, uno de nuestros compañeros de habitación, a tomar una cerveza a un bar donde todo el mundo estaba vestido con el traje típico de Baviera, precisamente en la calle Tal, ya en la parte más bávara. El bar era algo así como un jardín interior, lleno de mesas de madera con bancos y donde la gente se sentaba junta a beber sus jarras gigantes de Paulaner. Dentro del bar, al bajar las escaleras para ir al baño, había una cabeza enorme de jabalí disecada, casi del mismo tamaño que la del puerco de hierro que hay en la Neuhaser Strabe. Esa noche cogimos cama rápido para estar frescos para el día siguiente, que teníamos un gran número de lugares que visitar y no demasiado tiempo.


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