Münich día II
Después de nuestro desayuno típico de zumo de naranja en tetrabrik y galletas de chocolate de marca alemana, nos despedimos de David que se marchaba aquel día de la ciudad y fuimos pusimos rumbo de nuevo al centro de la ciudad.
Lo primero que visitamos aquel día fue el estadio del Bayern de Munich. Estábamos empeñados en acercarnos a ver el estadio al menos por fuera y así lo hicimos. Cogimos el “U” o metro, en la parada de las Universität, para ir por la línea 6 hasta la parada más cercana al estadio, la Fröttmaning. El estadio visto desde fuera es una pasada y si el precio de la visita no hubiera sido el que era seguramente podría estar diciendo que por dentro es igualmente una maravilla, pero gracias a nuestro corto presupuesto no pudimos entrar a verlo. Dependiendo del partido que se vaya a disputar en el campo, se le da un color a los paneles que rodean el estadio, bastante futurista todo en comparación con lo que estoy acostumbrado a ver. El plan era acercarnos a la milla olímpica después de visitar el estadio del Bayern de Münich y del siempre olvidado Münich 1860, pero aún nos quedaban muchas cosas por ver en el centro de la ciudad y no queríamos dejarnos nada, así que sacrificamos los monumentos olímpicos.
Allianz Arena "vestido de rojo". Foto sacada de:
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Allianz_arena_at_night_Richard_Bartz.jpg
Ya en el centro, nos dirigimos a medio día a otro de los puntos clave de la ciudad de Münich, la Hofbräuhaus am Platzl. Esta, se trata de una de las tabernas más antiguas de Münich, donde al parecer, Adolf Hitler empezó a dar algunos de sus primeros discursos antes de llegar a ser lo que fue. Se llega fácilmente desde Neuhaser Strabe y en la plaza, junto a la Hofbräuhaus am Platzl, hay otros bares del estilo. Para comer paramos en una terraza en la misma plaza, en frente de Hofbräuhaus, en una taberna de aires irlandeses donde cenamos unas pizzas y tomamos una cerveza al estilo alemán (mínimo medio litro). Cada pizza nos salió por 5 euros y las cervezas 3,5 euros. Ese día era sábado y por lo tanto había partido. Jugaba el Bayern de Münich contra el Borussia Dortmund, el partido más importante de Alemania, una imitación germana del Barcelona vs Real Madrid. Estuvimos viéndolo por la tarde, degustando a la vez diferentes tipos de cerveza de la zona. La primera parte la vimos en un bar lleno de aficionados de ambos equipos y la segunda nos fuimos a un Hard Rock Café que había en la misma calle que Hofbräuhaus am Platzl. El partido acabó bien para el equipo local y grupos de alemanes salían cantando sonatas ininteligibles de los bares y las casas, seguramente celebrando el triunfo muniqués.
Hofbräuhaus am Platzl. Foto sacada de:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:M%C3%BCnchen,_Hofbr%C3%A4uhaus_am_Platzl_04.jpg
Cogimos un botellín de cerveza y fuimos a la parte norte del centro histórico (en Münich al igual que en otras ciudades alemanas se puede beber por la calle). Cruzamos la Maximiliamstrabe y fuimos a dar a una plaza muy grande llena de adoquines y de gente. En la misma plaza, había un gran edificio en forma de panteón que hace las veces de Teatro Nacional, (Nationaltheater). En medio de la plaza, había una congregación de gente que hacía que se olvidara uno de los edificios que había alrededor. Era un mitin europeísta, donde intervenían varios líderes de diferentes países de la Unión Europea. Iban repartiendo panfletos y había tanta gente que resultaba hasta agobiante, por lo que seguimos nuestro camino sin parar demasiado tiempo a disfrutar de las vistas de la plaza. Atravesamos una calle llamada Residenzstrabe, por la cual se recorría la fachada de un edificio imponente, y que por el nombre de la calle, entendimos que se trataba de la casa del presidente regional, o algún palacio residencial importante de Alemania.
Fuimos a dar a una plaza algo más pequeña, donde había bastante menos gente y se respiraba un aire diferente. En la plaza, que se encontraba justo antes de llegar a la Odeonsplatz. Además de la iglesia de Feldherrnhalle, que por cierto estaba en obras la fachada y no pudimos ver bien, había una especie de mausoleo, con dos figuras de personajes custodiados por sendos leones. Era un punto de encuentro bastante interesante, y se veía por todas las esquinas gente joven, en resumen era un buen sitio para hacer una parada. Pero el apelativo de buen sitio se esfumó cuando aparecieron de la nada dos grupos de asiáticos con guía, unas cincuenta o sesenta personas. Queda mal decir esto, pero donde hay un grupo de turistas asiáticos, no se puede estar a gusto, pues entre que llegan y se van, lanzan una media de quinientas fotos por persona y monumento. Huyendo de tanto turista junto, llegamos a la Odeonsplatz, que es una plaza de paso antes de encontrarte con el jardín Holfgarten.
Odeonsplatz. Foto sacada de:https://en.wikipedia.org/wiki/Odeonsplatz#/media/File:Odeonsplatz2,_M%C3%BCnchen.jpg
Este último, se trata de un jardín de entrada gratuita, rodeado de una varias construcciones; la Residenz München, una serie de soportales donde se puede encontrar un Starbucks entre otras tiendas y el más imponente de todos, el Bayerische Staatskanzlei, que viene a ser el Parlamento de la gran región de Baviera.
El jardín tiene varias praderas de hierba, así como hileras de flores de muchos colores, diferentes árboles, una fuente cerca de la entrada y una cúpula llena de dibujos justo en el centro del parque. En los soportales se pueden ver también imitaciones de tapices que simulan batallas y momentos históricos de la región a lo largo de la edad media principalmente. Es un buen punto para sentarse a descansar o tumbarse en la hierba un rato, como así nosotros hicimos. Justo en frente del Bayerische Staatskanzlei, hay un memorial que no se demasiado bien a qué hace referencia, si a los caídos en la Primera o quizás en la Segunda Guerra Mundial (War memorial in the courtyard Kriegerdenkmal im Hofgarten). El Holfgartenestá justo al lado del gran jardín Inglés, pero habíamos tenido ya suficiente contacto con jardines y quería patear asfalto.
Holfgarten de Münich. Foto sacada de:
https://es.wikipedia.org/wiki/Hofgarten#/media/File:M%C3%BCnchen_Hofgartentempel.jpg
De nuevo nos pusimos en marcha y decidimos perdernos un rato por las calles que hay entre el centro de Münich y la Odeonsplatz. Anduvimos más o menos durante una hora por aquellas calles con pocos turistas y bastantes paisanos. Fuimos a ver la catedral antes de tomar la última cerveza y volver al hotel. La Catedral de Münich, hay que decir que no es gran cosa y mucho menos después de haber estado hacía dos días en Colonia viendo aquel pedazo de construcción. Entramos en su interior, pero había una especie de ceremonia y si algo no somos es irrespetuosos, por lo que salimos de allí en cuanto vimos el silencio y el respeto que se respiraba. De nuevo en la las calles de Hofbräuhaus y antes de entrar en la taberna más célebre de Münich a acabar nuestro día, nos llamó mucho la atención un alemán trajeado con su vestimenta típica y laud en mano, que a cada turista que pasaba le calaba rápidamente y le soltaba unos versos en el idioma correspondiente a ritmo del típico canto tirolés que todos nos imaginamos al pensar en Heidi. A nosotros nos llamó italianos de primeras, pero ya a la segunda nos dijo “españoles”, y nos entonó “viva España lorilei lorelei yuju”, todo un artista el hombre. Otra cosa que se empezaba a ver bastante por la calle poco antes de que anocheciera eran alemanes pasados de vueltas, seguramente después de haberse bebido hasta el agua de los floreros.
Ya con la cabeza algo cargada y bastante envalentonados, nos metimos en el famoso bar Hofbräuhaus am Platzl. La decoración de la sala principal es muy típica de la zona y vimos muchas parecidas en Baviera. El techo está lleno de motivos florales y había una pequeña banda tocando con instrumentos de viento. No nos cobraron entrada, pero el precio de las cervezas era ya suficiente peaje, porque por la misma cerveza que nos habían puesto en uno de los bares de en frente, nos cobraron casi el doble (unos 5 euros por la cerveza). Nosotros, previsores y queriendo camuflarnos un poco entre tanto turista, habíamos salido aquel día en camisa de cuadros, yo de tonos azules y mis amigos de tonos rojos y lo cierto es que algo sí que dábamos el pego entre tantas camisas de cuadros y tanto traje tirolés. Lo que no teníamos ni por asomo parecido, eran unos sombreros que llevaban muchos hombres, que hacían las veces de casco de guerra. Era como estar en la Baviera de 1800. Aun así, estando bastante bien camuflados, creo que alguna que otra mirada “mala” nos echaron al oírnos hablar, y es posible que si hubiéramos ido con otras pintas, más de turisteo, no nos hubieran dejado entrar, porque sí, el bar tenía portero.
Hofbräuhaus am Platzl bar. Foto sacada de:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Munich_-_Hofbr%C3%A4uhaus_am_Platzl_-_0810.jpg
La sala principal del bar tenía mesas largas y bancos de madera distribuidos entre columnas. En los techos, entre pepinos y rábanos dibujados, había alguna que otra cara dibujada y estaba todo cubierto de grandes lámparas de cristal. El bar en sí era una pasada y con la música que estaban tocando y la cantidad de alemanes cincuentones con traje regional que había, aquello era un espectáculo magnífico. Nos lo estábamos pasando de lujo, pero beber cerveza medio caliente de medio litro en medio litro cansa el hígado, la cabeza, las piernas y hasta el alma y tomamos la decisión de marcharnos al hotel para descansar y preparar el día siguiente, cuando iríamos a Austria a conocer Salzburgo.
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