El Ardèche es un río que atraviesa el sur de Francia. Tiene 125 km de largo, y destaca sobre todo la llamada "garganta del Ardèche", un cañón de 35 km, conocido por ser especialmente bonito y las posibilidades que hay de hacer deportes al aire libre por la zona.
Es un paraíso para los amantes del deporte a los que le guste ir en kayak, hacer escalada, ciclismo de montaña y mucho más. Miles de personas vienen en verano al valle de Ardèche, desde familias y grupos a gente joven o parejas... es un sitio perfecto para cualquier persona. Vienen a hacer acampada, a disfrutar de las posibilidades para hacer deporte o a hacer el famoso viaje en kayak por el cañón.
En la garganta, el río está rodeado por unos acantilados enormes que pueden alcanzar hasta los 300 metros de altura. El cañón es impresionante, no solo cuando lo pasas remando en un kayak, sino también cuando lo ves desde lo alto de los acantilados (puedes llegar tanto en coche como andando). Es un paisaje precioso, entre las enormes paredes de los acantilados, el río abriéndose paso por el valle y todo el verde que lo rodea.
Cuando fui al valle, contratamos a un guía que nos acompañó y nos explicó un montón de datos interesantes sobre la naturaleza de este sitio tan especial. Una cosa que me impresionó mucho fue una característica especial del río de Ardèche: el nivel y el flujo del agua puede cambiar un montón según la época del año. Mientras que en verano y en la estación seca el río solo lleva 12 m³/s, en invierno (de enero a marzo) llega hasta los 100 m³/s. En el s. XIX llegaron a medir una cantidad excepcional de agua a lo largo de varias inundaciones, donde se llegaron a alcanzar los 7800 m³/s en el cauce del río.
Por el valle se pueden hacer un montón de actividades al aire libre y muchos deportes. Por ejemplo, las montañas y las rocas son ideales para hacer escalada por la zona, además de las paredes de los acantilados que hay en el propio Ardèche, que se suelen usar para escalar con cuerda y por las rocas. Además, se organizan recorridos de senderismo y de bici de montaña, que son una muy buena opción para disfrutar de la naturaleza mientras sigues al río. Otra experiencia que merece la pena son los paseos en canoa que ofrecen muchas agencias de turismo, Como las paredes de los acantilados que rodean el Ardèche esconden muchas cuevas, también se ofrecen visitas guiadas por el impresionante "mundo subterráneo" de la zona.
A pesar de todo, la actividad más conocida sigue siendo el descenso del Ardèche en kayak. Tengo que decir que es la manera más bonita de disfrutar la visita al valle. Normalmente se empieza en el pueblo de Vallon Pont d'Arc, en la "entrada" a la garganta del Ardèche. Una vez allí, puedes elegir hasta dónde quieres avanzar. Aunque el recorrido entero sea de 32 km, puedes hacer solo una parte, dependiendo de si escoges viajes de medio día (8 km), un día entero (24 km) o dos días (32 km), que sería el recorrido completo, si estás en forma y te apetece un reto. Si divides el descenso en dos días, puedes acampar en un espacio dedicado a ello a mitad del camino, aunque tienes que hacer una reserva con antelación, porque el aforo es limitado.
Hay un montón de naturaleza preciosa para descubrir a medida que avanzas por el Ardèche en kayak. Cuando yo lo hice, no paraba de pensar "madre mía, esta parte es incluso más bonita que la anterior", así todo el tiempo. ¡Hay unas vistas impresionantes! Igual te quedas tan embobado que se te olvida seguir remando, entre el sol que atraviesa el agua cristalina, el cielo que se refleja en su superficie y las impresionantes paredes de piedra que te rodean. Lo que más destaca de todo el descenso es, desde luego, el famoso Pont d’Arc. El agua ha ido perfilando este puente natural con el paso de los años, y hoy en día es un arco a 54 metros de altura que pasas por debajo en un punto del descenso. Hay un agujero secreto dentro del arco a unos 5 metros de altura desde el cual puedes saltar al agua profunda, y puedes llegar a él desde atrás, a través de una pequeña cueva.
Si tuve la suerte de poder vivir esta aventura y día de deporte al aire libre en el Ardèche, fue porque iba a una clase que se llamaba "educación en aventuras", con la que visitamos la zona durante toda una semana. ¡La dura vida del estudiante de Ciencias del Deporte! Fue entonces cuando tuvimos la oportunidad de practicar deporte al aire libre en este sitio tan bonito. Pasamos un día entero escalando, otro visitando las cuevas (que me impresionó mucho, porque hicimos el tour "de los estudiantes deportistas extremos" con el que nos llevaron por pasajes muy estrechos y a gargantas a las que tuvimos que bajar con cuerda). Luego, hicimos el descenso en kayak del Ardèche en dos días (pasamos la noche en el campamento) y, por último, hicimos un día de "raid", que es una modalidad de carrera de aventuras francesa. Durante ese día, montamos más en kayak, descendimos por acantilados de 40 m de altura, e hicimos una carrera de orientación en bici de montaña.
Me lo pasé genial y, aunque organizar una excursión así sea más difícil para los "turistas normales", hacer una visita al Ardèche siempre es una experiencia preciosa, sea cual sea el deporte que vayáis a hacer. Para sacarle el máximo partido a la naturaleza francesa, igual deberíais hacer unas vacaciones diferentes: pasad de los días tumbados en la playa a unas vacaciones llenas de aventuras y deporte en el valle del precioso río Ardèche.
