Museo de Memoria y Tolerancia. Segunda parte

Museo de Memoria y Tolerancia. Segunda parte

¡Hola a todas y a todos! Es momento de continuar con la segunda parte de mi artículo sobre El Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México que comencé a escribir ayer. Esta es la segunda y última parte sobre el tema, en la que les hablaré del resto de la exposición, de otras exhibiciones especiales del museo y de mis impresiones generales.

En la entrada anterior les hablé sobre cómo se inicia el recorrido y sobre la primera sección del Museo de Memoria, que está dedicada toda al terrible genocidio conocido como Holocaustoque se llevó a cabo el siglo pasado y que queda en nuestra historia universal como uno de los actos más monstruosos e inhumanos de los que el “ser humano”  ha sido capaz. Sin embargo, tristemente no es el único, y es por eso que continúan diferentes secciones en este museo, de las que les hablaré a continuación.

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Genocidio Armenio

Todo el quinto piso del museo, y también algunas partes del piso inferior, está dedicado al Holocausto, que es la parte más extensa del museo. Una vez que termina esta sección, bajando las escaleras se encuentran las exposiciones de los otros genocidios del siglo XX. El que sigue en el recorrido es el Genocidio Armenio, del que, al día de hoy, todavía no hay ningún reconocimiento por parte de Turquía, heredera del Imperio Otomano en cuyas manos se concentró esta terrible masacre contra el pueblo armenio a inicios del siglo pasado.

Yo no conocía sobre este genocidio más de lo que llegué a ver en alguna película occidental de Netflix hace unos años, pero realmente me pareció interesante, tanto como impactante, la parte del museo dedicada a este genocidio. Imágenes, videos y testimonios es lo que mayormente se puede encontrar en esta exposición, los cuales ilustran de manera muy clara los hechos que conformaron esta masacre, junto con sus causas y fatales consecuencias. Lo único en lo que no quedo tan conforme es que me pareció que era un espacio demasiado pequeño y probablemente podrían dediarle un poco más a esta masacre que es tan terrible y sobre la que hay que hacer consciencia como cualquier otra.

La información expuesta en general abarca todo el suceso, pero podría ser un poco más detallada, pues realmente me pareció muy general. Desde luego es lógico que la sección anterior ocupara un espacio tan pero tan grande por toda la documentación que se tiene sobre el holocausto, que no es comparable con la que se puede llegar a tener sobre el genocidio armenio. De cualquier manera, un poco más de detalles, testimonios e información relacionada se agradecería.

Genocidio en Ruanda

Después de esta pequeña parte dedicada a Armenia, hay una parte ligeramente más espaciosa dedicada al genocidio de Ruanda. Lamentablemente, por cuestiones de tiempo no alcancé a recorrer ni a poner atención a toda la parte dedicada a este genocidio, pero por lo poco que pude ver me pareció igual de interesante e igual de horrible que los anteriores. Lo que este caso tenía de diferente es que yo no tenía idea de nada. Probablemente alguna vez llegué a escuchar sobre guerra en Ruanda, pero fuera de esto no sabía absolutamente nada de este suceso monstruoso. Mi indignación ante este suceso fue muy particular precisamente porque era un tema que apenas estaba descubriendo y del cual aprendía desde cero.

No les cuento mucho sobre la historia del genocidio en Ruanda por si llegan a ir al museo que lo descubran ahí, pero sí les diré que mi indignación se debió sobre todo al hecho de que la culpa de todo la tuvieron los malditos colonizadores (belgas). Los genocidios siempre tienen diferentes causas, y todas son igualmente vituperables y absurdas, pero en este caso me molestó muchísimo que el origen de una masacre en un pueblo que antes había vivido en paz y armonía se haya debido precisamente a la colonia.

Lean lo que dice la siguiente foto. ¿No sienten un coraje e indignación terribles?, porque eso fue lo que yo sentí:

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Lo podría conectar fácilmente con las consecuencias de la colonia española en América Latina y la absurda y denigrante concepción que, a dos siglos de independencia, todavía se tiene sobre los pueblos indígenas después de que los colonizadores plantaron aquí su desprecio contra los nativos y las nativas y su visión de “lo europeo” como superior. Me parece indescriptiblemente horrible cómo algo tan inhumano como las colonias siga teniendo impactos horribles e inhumanos todavía después de que se ha logrado la independencia. Quizá es por esto que me haya enfadado y me siga enfadando tanto este tema, porque no solo es terrible, sino que lo puedo relacionar con algo, también terrible, que conozco más de cerca.

Supongo que todos y todas quienes visitamos este museo podemos conectar algo de eso con alguna realidad que nos resulte más cercana, y eso es lo más triste, darnos cuenta de que situaciones tan espantosas se reproducen, aunque sea en menor medida, en tantos lugares tan diferentes. Esta es una de las reflexiones que me dejó visitar este museo.

Lamentablemente no pude terminar de ver la exposición sobre el genocidio en Ruanda porque ya era tarde y nos teníamos que ir (habíamos tardado aproximadamente tres horas en las exposiciones que ya les comenté sin darnos cuenta de lo tarde que era ya, el tiempo había pasado muy rápido). Entonces me quedé a la mitad, pero espero volver pronto para poder aprender un poco más sobre este tema y conocer la información que me faltó. Si ustedes no cuentan con tanto tiempo, como yo, y quieren ver lo más que se pueda de las exposiciones, les recomiendo que entonces no se entretengan tanto en la parte del Holocausto como hicimos nosotras, pues hubiéramos podido dedicarle más tiempo a las exposiciones posteriores si hubiéramos tardado menos en la primera sección.

Otros genocidios: Sudán, Ex-Yugoslavia, Guatemala y Camboya

Las exposiciones de los genocidios que seguían, que eran sobre Sudán, la guerra de ex-Yugoslavia, el genocidio contra los mayas en Guatemala y el genocidio de Camboya, ya no las pude ver ni siquiera un poco. Pasé por un lado porque era el único camino para llegar a la salida, y pude ver únicamente los títulos de las secciones, pero, lamentablemente, no pude ver más y me perdí de estos otros temas que espero poder revisar con más detenimiento la próxima vez que visite el museo.

Museo de tolerancia

Como ya les había comentado (me parece que fue en la primera parte de este artículo), el museo está dividido en dos partes: la parte de la memoria y la parte de la tolerancia. En la parte de la memoria está toda la información y todos los vestigios de los genocidios de los que les hablé. En la parte de la tolerancia, que se encuentra uno o dos pisos más abajo, no recuerdo con exactitud, se habla sobre todo sobre los tipos de discriminación que existen y los sectores de la población que sufren más discriminación.

Pasé con muchas prisas también por esta parte en mi camino hacia la salida, pero alcancé a ver que los títulos de algunas exposiciones eran: “clasismo, racismo” y “comunidad LGBTQ+”. Por lo que nos comentaron en la entrada, esta parte está dedicada a crear consciencia de los problemas que genera la falta de tolerancia y por los títulos que alcancé a ver, puedo imaginar que se intenta visibilizar a los grupos más vulnerables o más discriminados y cómo las razones por las que se les discrimina, y la discriminación en sí, son realmente absurdas.

También pasé por una sala que estaba dedicada a personalidades que son reconocidas por sus ideologías e incluso movimientos en pro de la paz y los derechos de todas las personas, y entre ellas estaban Mahatma Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela y otros hombres y otras mujeres cuya existencia ha sido muy valiosa para la humanidad en términos de igualdad, derechos, respeto y tolerancia.

Lamento realmente no poder contarles más sobre está sección porque pasé con mucha prisa y no pude ver nada con la atención que me hubiera gustado. Pero espero que esto al menos despierte alguna duda o interés en ustedes para que vayan a recorrer este museo y a aprender tantas cosas que no se suelen contar sobre la humanidad.

Una última sala en esta parte, que no sé si era una exposición temporal o es permanente, me impactó muchísimo a pesar de que la vi con tantas prisas como todo lo anterior. Como verán en la siguiente imagen, se trataba de una sala llena de cuerdas como de ahorcamiento. En el suelo, junto a la base de las cuerdas, había cifras horribles sobre cuántas personas en el mundo sufren algún abuso, tortura, asesinato, etcétera, por hora.

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¿Saben cuál era la cifra más impactante? ¿Saben cuál era la cifra más alta por hora? No hay palabras para describir lo espantoso que esto resulta, que esto me resulta a mí como mujer. Simplemente les dejo la foto, y las reflexiones las dejo en manos de ustedes.

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Exhibiciones temporales

Además de estas dos partes del museo, la de memoria y tolerancia que están incluídas en el boleto de entrada libre, existen otras exposiciones temporales a las que se tiene acceso con otro tipo de entrada, cuyos precios, imagino, varían. Cuando yo fui, había dos exposiciones muy diferentes: una era para niños y tenía que ver con el programa de televisión Plaza Sésamo, y la otra era sobre Mahatma Gandhi, pero no sé qué en particular de él. Estas exposiciones se encuentran en salas y pisos diferentes, pues, como ya les comenté, el museo es muy grande y muy amplio y cuenta con cinco pisos. En la entrada, al mostrar el boleto, el personal del museo indica hacia dónde se debe ir para ir a la exposición correspondiente.

Reflexión final

Pues bien, esto fue todo lo que recorrí del Museo de Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, pero la experiencia no acaba ahí con la visita. Imagino que lo normal es que todos y todas salgan con muchísimos pensamientos, y quizá con mucha decepción también. Yo salí decepcionada, sí, y triste, muy triste, pero también muy pensativa y meditabunda. Pensaba sobre todo: ¿qué es lo que se puede hacer para evitar o para parar tanta desgracia y tanto sufrimiento que sigue existiendo en el mundo? ¿Qué puedo hacer yo?

La respuesta es muy complicada. A veces parece que no existe. Pero es un buen inicio el hacerse la pregunta. Creo que ese es el objetivo del museo, que todos nos planteemos qué podríamos o podemos hacer para mejorar este mundo tan terrible, tan lleno de dolor y de desdicha. El objetivo es que cada visitante salga con esa pregunta y sobre todo con las ganas de hacer un mundo mejor, consciente de muchas cosas terribles que han sucedido, y consciente sobre todo de que cosas igual de terribles podrían seguir sucediendo. La parte de la memoria está dedicada a recordar para no repetir; la parte de la tolerancia está dedicada a enseñar lo maravillosa que es la diversidad en este mundo en el que tantas personas quieren destruir a otras precisamente por causa de esta diversidad.

Ignoro en qué otras ciudades del mundo haya museos de memoria y tolerancia, pero espero que sea en muchas, para que estos mensajes, estros aprendizajes, estas reflexiones y estas ganas de humanizar lleguen a mucha más gente. Si ustedes tienen oportunidad de visitar este o cualquier Museo de Memoria y Tolerancia, no dejen de hacerlo. Es una experiencia triste, sí, desgarradora en muchos casos, pero necesaria también para que no olvidemos lo que es ser humanos o humanas, para que rechacemos y denunciemos el odio y la discriminación que existen en este mundo, para que, conscientes, busquemos algún cambio, por minúsculo que parezca, y entre todos y todas podamos mejorar este mundo que a veces parece no tener solución. El cambio empieza por la reflexión, y esa reflexión puede surgir en un museo como este.

¡Gracias por su atención y hasta la próxima!


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