VISITAR MARSELLA: DÍA 1.
Con la intención de disfrutar las Vacaciones de la Toussaint (que corresponden en España con el puente de Halloween) nos vamos a Marsella. Estas vacaciones son estupendas porque, a diferencia de España, en Francia las vacaciones son una semana entera. Este año 2018 fueron del 28 de octubre al 4 de noviembre, para que os hagáis una idea. Normalmente la gente y sobre todo los alumnos erasmus, aprovechan para viajar, descubriendo otras ciudades de francia o paises cercanos como Italia y Alemania.La gracia de esto es estar atento un mes antes para coger lo viajes y la estancia lo mas barata posible.
En nuestro caso, el tiempo se nos echo encima y ya que el tiempo parecía que iba a ser lamentable durante toda la semana en toda Francia y en los países fronterizos. Sin embargo en el último momento tuvimos suerte y una amiga que vive en Marsella nos invitó a su casa.
Para estos viajes siempre es recomendable mirar los billetes con Flixbus o bien, Ouibus. Aunque también hay trenes, la opción más barata son los autobuses de una de estas dos compañías. Nosotros elegimos la primera de estas.
DÍA 1
Son las 4 de la mañana, suena el despertador, sin embargo no he dormido ni 5 minutos. Mi compañero de piso y yo, nos despejamos con un buen café antes de coger las Velov’s (bicicletas públicas de Lyon) para llegar hasta Perrache, la gran estación de Lyon, desde donde saldrá nuestro bus a las 5 de la mañana. Evidentemente elegimos este no solo porque así aprovecharemos el día entero en Marsella, sino porque era el más barato, unos 15 euros aproximadamente.
Llegamos poco antes de las 9 de la mañana, el bus tarda 3,45h. La máquina expendedora nos tiene 5 minutos intentando sacar ese goffre que tan buena pinta tiene, pero la frustración nos hace abandonar y pasarnos por el primer carrefour City que vemos.
Llegamos a casa de Sofía que no vive muy lejos de la estación y nos tomamos un té antes de salir de casa. Ella es colombiana y tomamos con el té, una especie de galletitas típicas de Bogotá que se llaman ———-. recomendable probarlas, es un sabor que no sabría explicar, muy especial.
Salimos de casa y caminamos un poco por las calles de Marsella. Llama la atención el movimiento que hay en sus calles desde primera hora de la mañana.
1) CATEDRAL DE MARSELLA
Al final de dos calles y sin esperarlo, nos sorprende la catedral de Marsella, oficialmente la Catedral de Santa Maria la Mayor (Cathédrale Sainte-Marie-Majeure. Está localizada en la Plaza de la Mayor.
Se la reconoce fácilmente por sus idénticas torres y su exterior de piedra a rayas verdes y blancas, que la distingue de una catedral convencional. Cerca de la entrada, podemos encontrar una estatua. Se trata del Bishop Belsunce.
Comienza a llover así que nos apresuramos en entrar. Leímos un folleto en el que decía que era una de las catedrales más grandes de Francia, con capacidad para unas 3000 personas. La planta es de cruz latina y sigue un estilo románico-bizantino.
Sin embargo no fue su tamaño lo que más llamo nuestra atención, sino la cantidad de banderas que cuelgas a los lados de la nave principal, aumentando el colorido que ya le dan los mosaicos del suelo a la Catedral. Parece que andaremos por una moqueta.
Otra de las características que hacen a la catedral muy especial son las cúpulas. Sorprenden tanto desde dentro como desde fuera.
Esta catedral, construida en la segunda mitad del siglo XIX merece una visita tanto por la construcción de piedra del exterior como por la decoración de piedra de dos colores en el interior. Los arcos altos, los altares principales y laterales abovedados, además de las banderas múltiples que aumentan el interés y el color.
ALREDEDORES
Al salir, dimos un paseo por las pintorescas calles al este de la catedral. Tiendas, restaurantes, pinturas murales y lavandería se suman al ambiente. La catedral y los alrededores están a poca distancia a pie del puerto.
Cerca de la catedral, y al lado del mar hay una gran explanada de gravilla donde está el museo de ‘Las civilizaciones Europeas y Mediterráneas’. Nosotros no legamos a entrar, pero merece la pena acercarse a ver su arquitectura. Uno puede rodearlo por los pasillos interiores que lo rodean para subir hasta arriba. Uno llega al fuerte, un lugar histórico que explorar.
2) VIEUX PORT DE MARSEILLE
Cuando salimos nos dimos una vuelta por el Vieux-Port, digamos que esta es la zona más famosa de Marsella. Por el paseo marítimo hay una gran cantidad de bares, restaurantes, y pequeños negocios con productos típicos de la ciudad, como jabón de Marsella o Tipis, una bebida alcohólica.
Entre los encantos del paseo, estatuas en las que la gente se jura amor eterno poniendo candados y músicos que llenan de vida las mañanas pidiendo unas monedas por tocar los más extraños instrumentos.
La noria es un elemento clave de este lugar. La 'Grand roue de Marseille' abre todos los días desde las 10.30h a 23h, (dependiendo de las condiciones climáticas). El viaje vale 7 euros, un precio algo alto para el bolsillo de un estudiante, aunque las vistas deben ser preciosas.
En el puerto se vende pescado fresco por las mañanas. Es curioso acercarse para ver la cantidad de productos diferentes que se ofrecen, de la manera más cercana al cliente. Allí, en plena intemperie, te limpian tu pescado y te lo dan listo para cocinar. Del mar a la sartén. Los precios no son lo más asequibles del mundo, pero la calidad es la calidad.
Si vas en grupo es el momento de aprovechar para echarte una foto en el techo de espejo del gran pabellón, diseñado por Foster + Partners.
Ya era la una, hora de comer en Francia. Aunque no pudiéramos permitirnos comer en uno de las terrazas del paseo marítimo encontramos muy cerca un Kebab con una terraza muy bonita. Recomendable por la situación y su relación calidad precio. Comimos cada uno un kebab de pollo, con una buena ración de patatas fritas, por 5 euros. Te aseguro de que por ese precio necesitarás un rato para hacer la digestión.
Tras descansar un poquito, cogimos un autobús en el propio puerto para subir hasta la basílica. En cuanto al precio del transporte: 2 euros si coges el bus, 1’90 si coges el metro. Sin embargo cuando sacas un ticket, todos los medios están interconectados, es decir, al sacar un ticket, te valdrá tanto para tren, tram, metro… durante hora y media. También tienes un bono de 24 horas por 5,40 euros, que merece la pena coger si vas a moverte bastante.
3) LA BASÍLICA DE NOTRE-DAME DE LA GARDE
Llegamos a la parte más alta de la ciudad, donde se situa otro de los monumentos más apreciados de la ciudad: La basílica de Notre-Dame de la Garde.
Desde este lugar tenemos acceso a unas vistas impresionantes de toda la ciudad, y de la costa. Se ven también 4 pintorescas pequeñas islas, el archipiélago de Frioul. Realmente podemos obtener una panorámica de 360º de Marsella.
Si observamos bien la ciudad podemos ver la diferencia de los edificios mas cercanos al viejo puerto, que son pequeñas casas con tejados más rojizos. Según nos vamos alejando los edificios van siendo más blancos y más altos, hasta llegar al estadio (Stade Vélodrome), con una estructura realmente impactante.
Pero en fin, el punto importante de este lugar es la basílica. La construcción de estilo romano bizantino es el símbolo de la ciudad, más conocido incluso de que la Catedral. Se sitúa en el punto más alto la ciudad. Allí un hombre nos explicó que estaba construida sobre los cimientos de un antiguo fuerte. Está coronada por una estatua dorada de la Virgen María. Mide nada más y nada menos que 12 metros.
El interior de la basílica es realmente impresionante. Realmente es muy diferente que cualquiera que haya visto antes. Los colores destacan entre los tonos dorados que inundan los techos. Las conexiones marítimas son evidentes en todas partes, desde los omnipresentes motivos de anclaje hasta los intrincados modelos de barcos que cuelgan del techo.
4) LE PANIER
Esta vez bajamos caminando, para callejear un poco. Tardamos unos 30 o 40 minutos en llegar hasta el barrio más alternativo de la ciudad ‘Le panier’, Paseamos un rato y entramos en algunas tiendas. Fue una zona que me gustaría haber visto con más detenimiento, me encanta su estilo underground.
5) MERCADILLO DE NOAILLES.
Nuestro destino era el mercadillo de Noailles, probablemente el más conocido de Marsella. Los puestos invaden las calles del distrito de Noailles. Encontramos todo tipo de productos "tradicionales", productos exóticos (especias, etc.) e incluso cigarrillos baratos que los niños del vecindario ofrecen discretamente.
En este mercado hay un ambiente particular, cosmopolita y muy mediterráneo, que le da todo su encanto. Además todos los productos son realmente baratos a comparación de ciudades del interior de Francia, pues no se les aplican tasas de transporte.
Compramos un montón de verduras y hortalizas, así como frutas para hacer una ensalada. Mientras que en Lyon un aguacate cuesta 1 euro ‘y pico’ la pieza, allí encontramos tres por 1 euros, naranjas, a 1,50 el kilo…
Llegamos a casa y cocinamos la ensalada. Todos los productos resultaron muy buenos. Nos fuimos muy pronto a dormir, ya que la anterior, por el viaje, la habíamos pasado en vela.
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