Un día en el Retiro (II)
Justo en frente de las taquillas para el alquiler de barcas recreativas, a la misma altura que el embarcadero, se encuentra el edificio Casa de Vacas, que constituye una institución cultural muy importante para la ciudad de Madrid, además de contar con la ventaja de que su entrada es totalmente gratuita por lo que es el lugar perfecto para acercarse y disfrutar de un poco de cultura en una jornada dentro de este parque natural. Debe su nombre a la función que esta construcción desempeñó en sus orígenes, en 1874, pues se concibió como una vaquería en la que el público asistía al proceso de ordeñar y luego la gente podía sentarse para degustarla en un bar.
En la actualidad sus muros acogen un pequeño teatro con capacidad para 150 personas, que es conocido como El Teatro del Parque, en él suelen realizarse varios tipos de representaciones y espectáculos musicales para todo tipo de públicos, la próxima función destacada tendrá lugar a partir del 24 de abril con motivo de la inauguración de la Semana de Teatro Ruso en Madrid y se interpretará la obra llamada “El aniversario y La petición de mano”, que tiene bastante buena pinta. Pero fundamentalmente la Casa de Vacas es una enorme sala de exposiciones destinada a muestras de pintura y escultura, yo he estado un par de veces y la verdad que todo lo que llevan es fantástico.
Suelen ser exhibiciones de obras de artistas contemporáneos, de poco renombre para los que no estén muy metidos en el mundo del arte pero es una forma perfecta de conocer más de cerca las creaciones de nuestro tiempo. Si te gusta el arte y la cultura, sin duda Casa de Vacas es el lugar idóneo, de hecho ahora mismo y hasta el uno de mayo que me pasé hace una semana, hay expuesta una muestra de Pedro Sandoval titulada “Pasión por el Color. Conversaciones con el alma” y aunque no entré cogí uno de los folletos y parece realmente interesante.
Si al salir de la Casa de Vacas nos dijimos hacia el oeste, llegamos a la fuente de los Galápagos y girando en ella al sur por la Calle de Nicaragua que es donde se encuentran todos esos puestos de los que hablé en el post anterior, acabaremos pasando la fuente de la alcachofa que da lugar al Paseo de Cuba, una vía principal que para los que van en bici es un punto algo complejo, al menos a mí me cuesta un poco ya que está conformada como una uve con dos cuestas, una de bajada menos pronunciada (en dirección sur) y una de subida bastante más empinada. La clave es coger mucho impulso y fuerza en la bajada para que la inercia ayúdelos primeros metros de subida en la siguiente pendiente.
Una vez alcanzamos el final de la subida nos encontramos con la famosa fuente del Ángel Caído que desde su construcción en 1877 ha suscitado algunas leyendas populares por su representación del demonio ya que tal vez por mera coincidencia, su ubicación se encuentra 666 metros sobre el nivel del mar, de todas formas ya hablé de este monumento en mi entrada sobre 5 sitios pocos conocidos en Madrid, así como del Palacio de Cristal, otro edificio destinado a exposiciones artísticas que se encuentra justo en eje diagonal con esta fuente y que podría visitarse después de echar un ojo a la Rosaleda que está algo más cerca de la fuente (en dirección este).
La Rosaleda es el típico lugar que ahora en primavera está lleno de gente, porque evidentemente como su propio nombre indica estamos hablando de un jardín diseñado en 1915 a semejanza de los jardines europeos de esa época, salvo que éste cuenta con la particularidad de estar formado fundamentalmente, por no decir exclusivamente, de rosales. Hasta 4000 rosales conforman este diseño a base de parterres y calles divididos geométricamente y circundados por un óvalo de setos. Cecilio Rodríguez fue el encargado de proyectar este pequeño reducto floral que en la actualidad es muy frecuentado sobre todo por las parejas de adolescentes pues no vamos a negar que tiene su romanticismo.
En otoño e invierno tan solo abre de 10 a 18:00, mientras que en los meses calurosos su apertura se mantiene dos horas más, también es verdad que lo cierran antes pero es que no hay mucho que ver, solo los rosales sin flores, es decir, que el paisaje colorido y floral de primavera queda convertido en un erial de ramas descarnadas, en el que hace bastante frío sobre todo si nos acercamos al centro de todo el conjunto donde hay un pequeño lago con bancos para sentarse.
Lo malo de la Rosaleda es lo poco respetuosa que es la gente porque es frecuente ver a personas arrancando las rosas de diferentes colores y tamaños y llevándoselas, algunos van incuso preparados con tijeras para evitar las espinas. Por otro lado sería mejor que hubiese más carteles indicando las tipologías de cada planta y tal vez su procedencia o algo de sus particularidades, para que fuese un poco más didáctico, aunque realmente fue concebido solo como disfrute visual. Los que tengan miedo, respeto o asco a las mariposas u otra clase de bichos voladores (como mi novia por ejemplo), así como los que tengan fobia a las avispas y abejas deberían abstenerse o bien ir previamente mentalizados porque hay una gran cantidad de insectos dentro del pequeño jardín y las calles entre los parterres son estrechas asique no hay mucho espacio para esquivarlos, y las dificultades aumentan más si hay mucha gente, lo sé de buena tinta porque mi pareja que tiene un pánico totalmente irracional por las mariposas tuvo que salir de allí corriendo con bastante angustia.
Otros lugares
En la zona oeste del Retiro, cerca del Bosque del Recuerdo se encuentra el Centro Deportivo Municipal La Chopera que una magnifica opción para los deportistas que vivan cerca de la zona o los que no pero prefieran practicar deporte en un entorno natural y más todavía que sea tan bonito y especial como el parque del Retiro. De pequeño recuerdo haber ido alguna vez con mi padre a jugar al tenis en las canchas, aunque también se puede practicar baloncesto, fútbol (también fútbol sala y fútbol 7), pádel y balonmano que es mi deporte preferido, aunque lo empecé a practicar ya en Alcalá de Henares.
Además de estas pistas al aire libre en la zona inferior hay una una cubierta que es un gimnasio con salas de musculación, y se encuentra cerca de los vestuarios. Recuerdo vagamente que cuando mi padre y yo alquilábamos una pista los domingos (porque siempre hay que acercarse previamente para reservar, como mínimo un día antes) solía ver mientras jugábamos que había niños y adultos tomando clases de tenis con un profesor del centro asique también deben de ofrecer servicios de enseñanza. Las canchas se alquilaban por horas y aunque no recuerdo el precio exacto no me suena que fuese demasiado caro aunque supongo que habrá subido con los años por lo que lo mejor es acercarse y preguntar.
Otro lugar destacado y curioso es la Montaña Artificial que se encuentra justo en la zona opuesta al polideportivo, en la esquina de Alcalá, entrando por la Puerta de O´Donnell. Nada más cruzar esa puerta te encuentras el pequeño estanque que da lugar al inicio del camino de subida de la montaña que Fernando VII se hizo construir por puro capricho. Está coronada por un observatorio que en la actualidad ha pasado a ser una especie de construcción circular de cemento que , al menos la última vez que yo subí, está bastante estropeado, lleno de grafitis y escombros, todo ello revestido de un ligero olor a pis. Además durante la subida podemos encontrarnos algunas cascadas y riachuelo srodeados de muchísima vegetación, y en medio de este entorno natural el edificio rosa con las bombas de agua, una especie de sala de máquinas del monte que hacen que esas cascadas funcionen, porque como hemos dicho ésta es una construcción artificial que además está hueca por dentro y por eso todo funciona mecánicamente.
Este promontorio es conocido también como “la Montaña de los Gatos” porque los vecinos de Madrid, cuando el parque era privado solían depositar en ella a través de la puerta los gatos que no querían y todavía hoy en día este es un lugar muy frecuentado por multitud de gatos callejeros. Así mientras recorremos sus rampas de largos escalones (que hacen la subida cómoda y posibilitan una rápida bajada) podemos encontrarnos algunos de estos animales, e incluso algunos cuencos de leche que alguien se encargará de rellenar periódicamente para alimentarlos.
Muy cerca de la montaña se abre ante nuestros ojos la Casita del Pescador, como un edificio pequeño en medio de un lago irregular de poca extensión. La verdad es que esta visión conforma una estampa pintoresca como de un lugar de cuento, supongo que resulta muy llamativa y que más de uno ha tenido ganas alguna vez de saltarse la valla y tratar de entrar por la enorme curiosidad que suscita un lugar así. Esta construcción de color rosa o naranja según le dé la luz es de época de Fernando VII también y se concibió como gabinete de descanso, considerándose así como uno de los pocos vestigios que quedan en el parque de los tiempos en los que éste un lugar para recreo exclusivo de la corona.
Todavía hay algunos lugares más que pueden considerase un punto de interés turístico importante dentro del retiro pero yo no he tenido el placer de estar nunca asique solo los mencionaré de pasada y si alguna vez voy ya actualizaré mi experiencia al respecto: El Palacio de Velázquez, el Teatro de los títeres y el Bosque del Recuerdo.
Feria del libro
Realmente el Retiro es un lugar para todos y para todo. Las funciones de marionetas que discurren por el Paseo de Fernán Núñez, así como los numerosos parques con todo tipo de columpios hacen de éste un lugar perfecto para las familias. Por otro lado y aunque esté mal decirlo también es un lugar muy típico en Madrid para que los adolescentes beban por primera vez y adentrándose un poco en la zona oeste pasado el estanque es fácil ver cuando cae el sol círculos de jóvenes con un par de litronas de cerveza o cachimbas pasando el rato y socializando.
Deportistas, jóvenes, parejas, ancianos todos encuentran su sitio en este parque, pero cuando más lleno está y cuando realmente puedes encontrar a todas estas personas reunidas es durante la Feria del Libro que tiene lugar entre los días finales de mayo y la primera semana o quincena de junio (dependiendo de cada año), en concreto este 2017 por si alguien tiene pensado estar en Madrid durará desde el 26 de mayo al 11 de junio, y sin duda yo recomiendo no perdérsela porque merece la pena aunque sea pasarse 20 minutos.
La Feria consiste en un montón de casetas blancas adosadas unas a otras que se colocan a lo largo del Paseo de Fernán Núñez desde la Puerta de Madrid hasta casi la Puerta de Mariano de Cavia pero finalizan un poco antes, más o menos a la altura de la Rosaleda. Se colocan casetas a ambos lados por lo que se puede hacer un recorrido de ida y otro de vuelta y ver diferentes puestos de libros. Las editoriales y librerías se alternan con universidades y particulares y crean una oferta amplísima de libros, hay para todos los gustos: de cocina, de deportes, comics, fantasía, históricos, novelas de todo tipo, literatura clásica, humor, infantil, juvenil, religiosa, académica, incluso se pueden encontrar papiroflexia y recortables.
Entre las dos filas de puestos suelen colocarse distintas carpas y bares improvisados en los que se puede parar a tomar un granizado que se agradece después del calor y el sol que suele hacer en esos días. Los quioscos de helados proliferan y la variedad se multiplica, y además se colocan dos grandes espacios a modo de casetas centrales que constituyen dos puntos de información en los que te pueden dar el mapa de la feria e informarte acerca de cualquier duda que tengas.
La asistencia a la feria del libro es masiva, yo he ido prácticamente todos los años desde pequeño y es una barbaridad la cantidad de gente que hay circulando en la calle central entre las casetas, a veces llega a ser agobiante, incluso impide el acercamiento a ciertos puestos y tienes que esperar a que la gente acabe su compra o se retire de mirar. Además el ritmo de paseo suele ser lento porque es lo propio, tomárselo con calma y disfrutar del ambiente mientras curioseas en casi todos los stands incluso a veces en los que no te interesan también. Para los amantes de los libros y la lectura este es un evento más que imprescindible, en el que domina el olor a libro nuevo o en los stands de segunda mano, a páginas amarilleadas por el paso del tiempo.
Lo mejor es ir con tiempo, porque aunque parece que se va a estar poco tiempo por experiencia propia digo que acabas liándote y quedándote dos horas o quién sabe si más asique conviene mirar el horario previamente para luego no llevarse una decepción y que te cierren antes de haber podido acabar de ver lo que te interesaba.
Además cada día se realizan sesiones de firmas de autores conocidos, periodistas o escritores revelación y es interesante informarse antes de la hora y la caseta en la que estarán, además hay que ser previsores pues con los autores más destacados suelen formarse grandes filas de gente (incluso a veces ponen vallas delimitando la cola). La de este año es la edición número 76 y tendrá 365 casetas, todas ellas están numeradas por orden desde la Puerta de Madrid y tanto en el mapa como en los dorsales dedos stand de la zona central de la feria, puedes encontrar una guía con las referencias de la numeración en función a las editoriales, librerías y otras publicaciones. Así si solo estás interesado en 4 o 5 puestos, puedes buscarlos directamente y ahorrar mucho tiempo.
El Retiro durante el año
Para tener una experiencia realmente completa de este parque lo idóneo sería poder visitarlo en las diferentes épocas y estaciones del año porque cada una lo dota de una perspectiva diferente y especial.
En primavera podemos encontrar todos los árboles y arbustos en flor con las extensiones de hierba espolvoreadas de margaritas y dientes de león por lo que el aspecto del retiro es colorido y alegre y se puede disfrutar paseando por sus avenidas bajo el calor del sol y con una chaqueta ligera cuando anochece.
En verano ya hace más calor y se nota el cambio en la cantidad de gente porque mientras al mediodía en primavera está lleno, en verano se vacía completamente y solo hay valientes que se atreven bajo el sol completamente cenital haciendo que parezca un desierto pero cubierto de naturaleza.
Otoño es personalmente mi época favorita para ir al Retiro porque los colores otoñales que revisten a las copas de sus árboles con naranjas, amarillos y marrones son inigualables y además a veces queda algún quiosco de helados abierto para un capricho cuando todavía no hace demasiado frío.
Durante el invierno quienes más frecuentan el parque son los corredores y deportistas a los que el frío no les importa porque al estar activos entran en calor rápidamente. Los quioscos de helados cierran definitivamente y la cantidad de gente que frecuenta el interior disminuye considerablemente aunque nunca se vacía del todo porque los turistas y los paseantes nunca abandonan al parque.
Lo más especial del invierno en el Retiro ocurre en las contadas ocasiones que nieva en la capital, este año ha sido una de esas ocasiones ya que el 23 de marzo (una fecha muy rara para una nevada) tuvimos precipitaciones de nieve y aunque como es normal apenas cuajó en ninguna calle, el manto blanco que se supone queda después de una nevada solo se observaba en algunos coches y en el Retiro. Parece que el parque es el único sitio el centro de la capital en el que reamente se puede vivir más o menos bien lo que es la nieve porque los copos cuajan en la hierba y en las copas de los árboles otorgándole un color blanco que conforma un visión muy especial a la que los madrileños no están acostumbrados ara nada y por eso cuando ocurre es más emocionante.
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