Templo de Debod

Ayer descubrí un nuevo sitio de Madrid.

Creía que no podría descubrir nada más aquí, pensaba realmente que había visto todo lo que hay que ver. Pero parece que se me olvidó un lugar. Me acordé cuando vi algunas de las fotos de mis amigos en Facebook de un sitio llamado Templo de Debod, que aparentemente estaba en algún sitio por la ciudad y que parecía realmente guay.

El día era genial, hacía sol y calor, parecía primavera, y desde hacía varios días me había quedado en casa sin hacer nada. Y había pasado tantas horas en el colegio, haciendo trabajos de grupo que se me había pasado por completo salir y caminar por la ciudad.

Disfruto mucho haciendo esto. No me gusta, en cambio, hacerlo sola, pero aun así es mejor que quedarse sentado en casa y procrastinar, así que después de que todos mis amigos me dijeran que no, decidí ir allí yo sola.

Está ubicado entre las estaciones de Plaza de España y Príncipe Pío. Decidí ir a Príncipe Pío porque me pillaba mejor y me sorprendió descubrir que la estación son tres cosas a la vez: una parada de metro, una estación de autobuses y un gran centro comercial. Hice algunas fotos y saqué el teléfono para guiarme hasta el Templo de Debod, a donde me dirigía. Llegué pronto, era bastante fácil, aunque tuve que subir unas escaleras enormes que están en medio del parque porque está situado en una colina.

Templo de Debod

El sitio es simplemente hermoso. La primera cosa que me enamoró es que puedes ver una panorámica de la ciudad, con sus tejados rojos y la Catedral de la Almudena a lo lejos. Permanecí ahí de pie, asomada a la barandilla contemplando las vistas, pensando. De hecho, tuve una idea. Iré allí siempre que necesite reflexionar sobre algo, o tomar una decisión, o simplemente cuando quiera sentirme mejor conmigo misma. Es un sitio bastante solitario para mí, o al menos un lugar romántico al que ir con tu novio para ver el atardecer.

Y luego, el templo en sí. Está situado sobre el agua, ¡e incluso hay una fuente! Dejadme que os cuente un poco de lo que aprendí sobre este sitio. Por lo que sé, es un edificio egipcio que le regaló Egipto a España por haber ayudado a la preservación del templo egipcio de Abu Simbel, que fue una iniciativa internacional de la UNESCO. Dicen que tiene más de 2200 años.

Templo de Debod

Un trocito de Egipto en el corazón de Madrid. ¿Guay, verdad?

Puedes entrar el templo si quieres, pero yo no entré, porque siempre hay cola y no me gusta esperar. Y prefiero el exterior que el interior en cualquier caso.

Incluyo algunas fotos para que veáis lo bonito que es este sitio. Cuando vayáis a Madrid, tenéis sin duda que ir allí.

Templo de Debod

Después de eso, di un pequeño paseo hasta Gran Vía y Callao, que es mi calle favorita de la ciudad. Hay un restaurante que siempre hace que me pare delante porque está muy iluminado. Llama literalmente la atención de todo el que pasa por aquí y siempre hay gente dentro haciéndose fotos. Es un sitio muy guay, especialmente de noche, pero los precios de la comida son caros. No es de extrañar.

Hay también una plaza cerca del metro de Plaza de España donde venden yogures helados y, a parte de que están deliciosos, no tiene nada que ver con otros sitios que venden yogures helados en los que haya estado. Pagas por la tarrina (y sí, es un poco caro) y luego te echas tú mismo lo que apetece desde una pequeña máquina. Me detuve allí para comprar un pequeño yogur helado, caminé un poquito más y cogí el tren a casa en la estación de Callao.

Y aunque lo pasé sola, fue un día realmente genial.


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