Ópera francesa

En esta ocasión vamos a acercarnos a la Ópera francesa, género un poco olvidado o eclipsado a causa de la fama de la Ópera inglesa, italiana o alemana, pero sin el cual las obras de los siglos XIX y XX no serían las mismas.

La Ópera francesa como tal, no surge hasta la aparición de Lully, compositor francés del s. XVII, que adaptó la tradición operística europea al gusto francés por las danzas y los coros, dando lugar a obras más visuales o espectaculares. Tras la muerte del maestro Lully, su discípulo Rameau continuó su trabajo en esta línea.

En los albores de la Revolución Francesa, la Ópera cómica empezó a ganar terreno a la desarrollada por Lully, pues su temática se alejaba de los reyes y héroes de la ópera clásica acercando la historia al pueblo, describiendo situaciones más creíbles e identificables para una sociedad francesa que se rebelaba contra todas las estructuras heredadas del pasado.

A lo largo del s. XIX surgen en Francia compositores de renombre, como Bizet, Berlioz o Debussy, que han trascendido al tiempo y son autores de obras que se estudian hoy en día en las escuelas, y siguen interpretándose con gran éxito, como la archiconocida “Carmen”

El siglo XX por su parte supone un descenso en la creación operística, dando paso a otros géneros musicales y, aunque la Ópera no desaparece, sí pierde su importancia al menos en cuanto a número de obras. Aún así podemos destacar a compositores como Ravel o Messiaen.