Madrid y yo

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¡Hola a todos! ¡Aquí estamos una vez más! Hoy nuestra historia es sobre mi encantadora Madrid. Creo que todo el mundo conoce Madrid, la capital de España. Es un lugar agradable pero nunca me han gustado mucho las grandes ciudades, crecí en un pueblo de 800 personas, así que ya os podéis imaginar... Las grandes ciudades me aterrorizan. Llegué a España hace 4 meses con el programa Erasmus y mi única opción fue ir al aeropuerto de Madrid porque desde Grecia ¡solo tenía esta opción! Llegué al aeropuerto de Madrid.

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Estaba... perdida, no mucha gente habla inglés, pero, una amiga que estaba de Erasmus en Creta aprendió griego (es muy extraño porque la lengua griega es muy dura... y la aprendió, en 6 meses). Así que me ayudó a ir del aeropuerto a la estación de tren. El pueblo donde me envió Erasmus es Albacete, una ciudad muy pequeña, ¡pero para mí que me crié en un pueblo está muy bien! Tuve mucha suerte de que ella estuviera allí y trabajara en el aeropuerto... de lo contrario, nunca habría conseguido llegar a Albacete. En mi primera visita a Madrid no tuve la oportunidad de ver nada excepto el aeropuerto, la estación de tren y algunos árboles por la ventana.

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Después de unas semanas mi prima había reservado casualmente un vuelo a Madrid porque había encontrado billetes muy baratos, y como yo también estaba allí me sugirió que me fuera unos días y que me fuera de vacaciones a Madrid con ella. Me alegré de verla, pero esos días fueron una locura, estaba viviendo en un RBNB con una chica de Finlandia que conocí a través de Facebook y decidimos buscar un apartamento juntas. Seguíamos buscándolo porque nadie hablaba inglés y nadie quería alquilarnos un apartamento durante menos de un año...

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Por suerte encontramos un apartamento un día antes de que me fuera y ver a mi prima, así que me sentí un poco liberada. Llegué casi a las 9 a la estación de tren de Madrid y mi prima vino a recogerme con unos amigos, fuimos a cenar y probé algunos platos tradicionales, que ya no recuerdo, pero recuerdo que estaba muy sabroso... Sus amigos eran españoles, así que sabían dónde se podía comer bien. Después de esto, nos fuimos a dormir porque estaba cansada y después de beber 2, 3 o 4 vasos de vino, sentí que ya no estaba normal. Los griegos normalmente cuando salen, no beben solo 2 o 3 copas.

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Mi prima había reservado una habitación para gente rica (lo que yo no soy) era de lujo y tenía también un jacuzzi. Cuando entré me sentí como una niña de 5 años, era muy divertido, el agua hacía un ruido raro... Después salimos para aparentar que somos turistas y por la noche quedamos de nuevo con nuestros amigos, fuimos a una cervecería y cuando entramos sentía que había gente extraña hablando tan rápido y tan alto que pensé que era una especie de tortura. Miré a mi prima y le pregunté... ¿hice algo malo? Ella solo dijo: entra y no hables.

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¡Ah! Olvidé comentar que esta mañana me sentí como si me estuviera poniendo enferma y ella me obligó a tomar una pastilla para la fiebre, así que me dijo que no podría beber (alcohol). Le dije que sí, pero como ya os podréis imaginar... no le hice caso. Bueno, cuando nos sentamos (es decir, encontramos un rincón para quedarnos) su amiga me dijo que iba a pedir: "¿Qué quieres? María, tú una cerveza, ¿no?" Y yo dije que sí porque no quería ofenderla. Mi prima dijo: "¡No!". A lo que yo le contesté: "Por favor, no seas tan estricta. Como entenderás, después de haber ganado una pelea como la de los turcos con los griegos, o la de los alemanes con los judíos... me merezco una cervecita".

¡No me quitaba el ojo de encima mientras bebía! "¡María! ¡Bebe más despacio!"

Yo le decía vale, vale... pero, deja de mirar cada gota que bebo, ¡que me estresas! Como comprenderás, toda la noche estuvimos discutiendo sobre si podía beberme una más o no. Afortunadamente, sus amigas me apoyaron... de repente vi a unos chicos muy guapos delante de mí y los miré fijamente, tal vez me pareció que no había visto a un hombre en años porque mi prima me miró y me dijo: "¿Qué estás mirando?". Entonces me di cuenta de lo ridícula que era y volví a la tierra.

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Le dije: "¡Oh! Nada, sólo estaba pensando". Me dijo: "¡Chica, puedes tener fiebre! ¡Necesitas ir al médico!" Le respondí: "¡Por supuesto!" De repente, el chico que menos me gustaba de todos (es mi destino) se acercó a mi lado como lo conociera o como si quisiera pegarme (no estaba segura de cuáles eran sus intenciones). De repente se paró delante de la amiga de mi prima porque no encontró ningún espacio para ponerse delante de mí, pero juro por Dios que si tuviera oportunidad, me hubiera pegado o besado... Cuando la amiga de mi prima le preguntó qué es lo que quería, él respondió que es peluquero y que estaba interesado en cortarme el pelo. Yo le miré y le dije: ''¡Hombre! tal vez en otra vida, mi pelo es lo más valioso que tengo". Se fue bastante decepcionado diría yo...

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Pero le dio su Instagram a nuestra amiga para que ella pueda ver su trabajo... así que como mujer me replanteé que si es un buen peluquero y me peina gratis... ¿Por qué no? ¡Lo gratis es siempre mejor! No pedí su Instagram al momento porque mis amigas se reirían, pero pensé que después de algunos días lo pediría. Después de irnos nuestros amigos se fueron a casa porque al día siguiente trabajaban pero nosotras nos fuimos al centro y después de una hora volvimos al hotel (ya no somos muy fiesteras). A la mañana siguiente fuimos a desayunar a un lugar impresionante que está situado en el centro y está especializado en desayunos. Tiene cualquier tipo de desayuno: marroquí, inglés, mexicano, español, italiano... El desayuno para mí es muy importante.

Después de ir de nuevo a recorrer la ciudad, era nuestro último día, tristemente. A la mañana siguiente mi prima se despidió de mí, su vuelo era a las 12:00 y yo salí a la 1:00 para ir a la estación de tren, mi prima me había dicho exactamente cómo ir allí, pero como siempre me perdí. Finalmente, la encontré a tiempo... y volví a Albacete. La siguiente vez que estuve en Madrid fue después de 2 o 3 meses, cuando una amiga de Grecia vino a visitarme, así que pensé que sería una buena idea ir a Madrid y pasar dos días allí con ella, también tenía una cosa que hacer en la embajada griega, así que podía hacer las dos cosas...

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Alquilé un Airbnb durante 2 días y noches, y luego decidí alquilar un Blablacar (es una aplicación de transporte). Se usa mucho aquí en España, es como el Airbnb, pero para coches; y lo más importante es la forma más barata de viajar. Fue mi primer Blablacar y no recuerdo por qué lo reservé a las 7:00. Mi amiga llegaba a las 10 de la noche, además estaba estresada porque todavía no hablo mucho español, así que estaba pensando que si el dueño no hablaba nada de inglés, ¡sería muy divertido! ¡Y así fue! Me llamó por la mañana para preguntarme si estaba en camino y entendí lo que me preguntó pero no pude decir una palabra. Después de 10 minutos, llegamos a una conclusión. Cuando llegué al punto de encuentro sentí terror, estaba segura de que entendí el lugar equivocado, pero de repente vi una mano que me saludaba y pensé, ¡gracias a Dios!

Cuando leía los comentarios sobre él, la gente decía que es muy simpático, y su novia también, y yo pensé que si en cada viaje su novia iba con él. Tal vez es celosa... Él era muy simpático, pero su novia ni siquiera saludó. Pensé que podría ser un viaje interesante. Después, recogimos a otra chica que viajaba a Madrid, así que creo que estaba doblemente celosa. Sé que ahora mismo todos vosotros pensáis que me he pasado, ¡bien! ¡A ver qué harías en mi lugar! Después, otra chica vino con nosotros, hablaban español y yo estaba allí mirándolos... después de un rato el hombre me dijo que si hablo inglés podía hablar con él. Pensé: gracias hombre, tanto tiempo torturándome. Cuando llegamos, me dejaron y apenas se despidieron, pero a quién le importa...

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Decido encontrar la casa caminando, como siempre y aunque el GPS me indicó como 1 hora, tengo miedo de usar el metro y el autobús porque estoy bastante segura de que me perderé. Después de una hora y media la encontré, iba sudando y sin aliento, el dueño me miró como sintiendo pena por mí. Luego se fue y sentí la libertad de ducharme y también la naturaleza me llamaba (¡Quiero decir que tenía que usar el baño y rápido!) Estaba exhausta e intenté dormir, pero había quedado con un amigo. Le dije que estaba cansada, entonces le dije ok vamos a quedar, después él lo canceló y me enfadé con él. Al final, decidimos encontrarnos (pff, eso es como toda mi vida). Quedé con él, pero yo estaba como un zombie, ese día era el 1 de mayo, así que estaban festejándolo pero creo que se pasaron. La gente en la calle no se podía mover porque estaban todos borrachos, todo el día. En Grecia también lo celebramos, ¡pero relajaos un poco amigos!

Después de quedar con mi amigo, volví a la casa para esperar que llegase mi amiga.

Le dije que la recogería del aeropuerto, pero cuando fui a coger el metro el precio era como 12 euros. Así que volví a casa y le escribí para decirle que era demasiado pobre para pagar tanto dinero... Ella me conoce, estaba bien y le di indicaciones para llegar a casa. Una hora después, llegó y salimos directamente de fiesta. Lo sé... antes me estaba quejando de que estaba cansada, pero cuando quedo con mi amiga estoy lista para ir de fiesta a (casi) cualquier hora.

Esa noche fue loca. Había tanta gente en la calle que no podías pasar, todo el mundo nos hablaba sin decir primero hola y conocimos a mucha gente. Estábamos muy cansadas de viajar y al principio dijimos de salir poco tiempo, pero al final volvimos a las 7:00 o las 8:00.

Dijimos que el día siguiente íbamos a visitar monumentos y museos, pero como siempre no pudimos levantarnos pronto. Mi amiga Lina duerme como un oso y cuando intento despertarla siempre me deja sola. Me dice que la despierte más tarde, a las tres horas lo intento y quiere beberse un chocolate y usar el baño. Era casi de noche cuando salimos y fue en ese momento cuando recordé una vez más por qué no vamos de vacaciones solas. Soy la reina del drama, me quejo de que no me visitan mis amigos y cuando lo hacen me quejo por otra cosa, pero así es la vida.

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Cuando nuestros amigos están con nosotras nos quejamos de lo que hacen y de lo que no nos gusta, pero cuando están lejos nos quejamos porque no nos escriben a menudo... la mente humana es una bomba atómica, nunca sabes cuando va a explotar y lo que va a desencadenar. Volvamos a la historia. Si te has dado cuenta, el título de esta historia es Madrid y yo porque estoy intentando evitar ir a Madrid otra vez. Pero el destino me envía aquí y no tengo nada en contra de Madrid, solo que cuando me obligan a estar en algún sitio yo naturalmente quiero ir al lado opuesto.

Así que para seguir la historia, tres días en Madrid con mi amiga, te puedes imaginar, salimos de fiesta por decirlo de una forma sutil.

Despúes de volver de la ciudad viví en Albacete y no entendía por qué todo el mundo de Madrid decía de esta ciudad, en español: Albacete, caga y vete. Ya sé que es muy pequeña pero para mí es un lugar muy dulce, le dije a mi amiga que no escuchara lo que le dice la gente, es un pueblo maravilloso (vale, tal vez me pasé). Mi amiga me dijo: ''No, no, no me importa lo que digan los otros''. Y yo la creí.

Después de dos días estaba durmiendo como un oso y le dije que las palabras de los demás la podían haber influenciado, pero ella seguía diciéndome que no. "Siento que no tengo nada que ver con este pueblo", ¡mentirosa! Lo que puedo decirte es que no tienes nada que ver si no lo ves primero. Como puedes comprender, estaba enfadada cuando me dijo eso. Levanté la ceja con una mirada irónica, accidentalmente, ¡lo juro! Pero todavía nos queremos, e incluso cuando estamos a punto de matarnos vivas, después de todo ¡hicimos algunas cosas después de presionarla mucho!

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Olvidé decir que tenía que hacer un papel importante en la embajada griega y estaba cerrada los dos días que estaba allí. Así que tuve que volver a Madrid con mi amiga cuando estaba a punto de irse. Me lo pasé muy bien la primera vez pero... no me hacía mucha ilusión tener que volver. No podía evitarlo, volvimos y fui a la embajada. Al final, la mujer me pidió 60 euros y me quedé mirándola, igual que ella a mí. No es precisamente una historia de amor. Dije: ''¿Qué?'' Y ella respondió: ''¿Qué?'' Y la discusión durante un momento fue así. Había dejado mi dinero. No, mi dinero se había acabado casi, así que tuve que volver y pedirle a alguien que transfiriera dinero a mi cuenta, y luego volver otra vez... Tal vez toda esta situación hizo que me disgustara un poco Madrid. La gente hace eso, asocian un lugar con sus propias experiencias. Así que el día siguiente fui allí y terminé el papel.

Pensé que los griegos que se encuentran con otros griegos en un país extranjero serían más amables, pero en esta embajada me sentí como una completa extraña, tal vez soy demasiado sensible y creo que todos deben ser iguales a mí. Al día siguiente me sentí mucho más relajada, pero también fue el día en que mi amiga se iba de vuelta a Grecia así que, estaba un poco sensible... mi amiga se fue. Nos despedimos de una manera emotiva y me quedé sola en este horrible Airbnb hasta las 12.

Así que me fui, pero la puerta principal de abajo sólo se abría con la llave que tenía que dejar dentro de la habitación que habíamos alquilado. Intenté preguntarle a un hombre que vivía allí si podía ayudarme, pero su inglés era como mi chino... así que bajé. Encontré a un hombre que trabajaba en el edificio, intenté explicarle también la situación pero también su inglés era como mi árabe. Así que puse mi maleta en la puerta para que se abriera y subí corriendo las escaleras para dejar las llaves. El edificio estaba en el centro de Madrid, así que había tanta gente pasando por la entrada que pensé que mientras corría por los 5 pisos para dejar estas malditas llaves, alguien vería la maleta y la cogería.

Por suerte, mi maleta estaba todavía allí. Le dije adiós al hombre, no me contestó y fui a tomarme un café. Estaba tratando de encontrar también una manera de volver a Albacete. Blablacar es la manera más barata, pero a veces tienes crisis nerviosas porque la gente puede no responderte, no hablan inglés o te cancelan a última hora. Fui a tomar mi café primero, el día estaba tan bonito, pero la mujer que hacía los cafés no estaba de buen humor (en el buen sentido).

Ya sabes, a los amantes del café nos gusta el pack completo con el primer café de la mañana; no basta con que el café sea perfecto, sino que la persona que lo sirve también tiene que ser agradable y dulce, de lo contrario, el café no sabe igual. Cuando me senté a tomar el café que ya no era perfecto, me sienté en una silla pero me daba la sombra y luego pensé que necesitaba un poco de bronceado porque parezco un zombi. Fui a otra silla pero daba demasiado el sol y empecé a sudar. Me cambié de nuevo y esa mujer parecía que oficialmente me odiaba.

Vale, al menos ahora sé por qué. La batería de mi teléfono se estaba agotando, fui a preguntarle de una manera muy, muy amable si podía cargarlo. Me odiaba aún más, me indicó que me acercara a las mesas y que buscara un enchufe de carga por mi cuenta. Me dije a mí misma: vale María, no te enfades con todo el mundo por tener sus propios problemas psicológicos. Encontré un enchufe que puse en mi teléfono, pero luego pensé que si salía alguien me lo robaría. No quería sentarme dentro porque necesito un poco de fotosíntesis, así que volví a salir. Dos minutos después fui a comprobar mi teléfono y ya entenderéis lo que pasó durante una hora. Esta mujer siguió mirándome con una especie de odio, ya no me importaba, el odio era oficial. Luego miré la hora y llegaba un poco tarde. Cómo es posible que al principio tengo mucho tiempo y al final siempre llego tarde. Me fui rápido, tuve que darle dinero al conductor del coche, así que corrí a sacar dinero del cajero automático.

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Luego corrí al metro. Como siempre supe que no voy a pagar, ya lo hice muchas veces y a nadie le importó, así que ni siquiera me di cuenta que a esta hora había 4 seguratas en la entrada de la estación de metro y que estaban esperando a una descerebrada como yo para poder explicar su trabajo. Aquí estoy yo corriendo, pasando al otro lado de las puertas de entrada al lado de la gente que sale a la calle frente a los ojos de las seguratas. Uno de ellos dijo algo así como: ''¡Oye! ¡Vuelve!''. Sigo un poco más rápido que antes, todavía oía gritos detrás de mi cabeza y la gente me decía "oye chica, alguien te está hablando". Yo fingía que no me daba cuenta de nada hasta que el hombre corrió tan rápido y se puso detrás de mí y me dijo otra vez "oye", sin tocarme porque probablemente está prohibido. Sus ojos estaban literalmente rojos por la ira y estaban brillantes. Empezó a hablar muy rápido en español, le dije que no sé español... Siguió hablando como un loco. Me dijo acompáñame, y le respondí que llegaba tarde, voy a pagar el billete porque me tengo que ir, voy a perder el vuelo (era mentira). Pero quería torturarme, se lo vi en los ojos.

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Vino otro guardia de seguridad, el otro hombre subió y dijo que le siguiera. Por supuesto, el otro guardia estaba delante de mí y no me dejaba irme. Lo miré y estaba casi llorando. Era mono pero me dijo que no podía hacer nada, que por favor volviera. Después de tanto tiempo desesperada, volví y me pidió mi DNI, le dije que no lo tenía. Me dijo que iba a llamar a la policía y le dije que sí, que lo tenía, le di el DNI griego pero pensó que era falso y dijo que ahora sí que iba a llamar a la policía. ¡Era mi DNI! A los 5 minutos lo aceptó, me puso 40 euros de multa y dijo que si no lo pagas pronto será más. ¡Gracias! ¡Eres tan dulce! (Parecía un bebé enfadado). "¿Puedo irme ya?" Me dijo que sí. Y le pregunté que si ahora ya no necesitaba billete. Me mató con la mirada y me dijo que sí, que lo necesitaba. Intenté usar la máquina pero no sabía...

Lo miré y pedí ayuda, el precio del billete de ida era de 4 euros, estoy bastante segura de que me cobró más porque me odiaba. Fui a la entrada otra vez. No podía pasar y al final me abrió otra puerta para que pasara. ¡Madre mía! Alguien tiene que estar tomándome el pelo.

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Corrí hacia abajo como una loca, se me cayeron gafas de sol y en general, me veía como una loca de la que todos sentimos pena. (Todos sabéis a lo que me refiero). Encontré el metro después de mucho tiempo y le dije al dueño del coche que llegaría un poco tarde.

Finalmente, llegué después de haber pasado un momento muy difícil. Estaba sudando, empezamos el viaje pero no podía imaginar qué más podía pasar ese día.

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Si queréis saber más sobre el resto de mi viaje, mantente atento al próximo episodio. ¡Os quiero!

Un saludo cordial,

¡La encantadora María!


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