En Madrid

Los recuerdos afloran cuando quieres hacer limpieza radical de las peores fotos de tu vida colgadas en el perfil de Facebook, entre tag infelices de otros y fotos estancadas de la preadolescencia y demás. Entre el enorme material embarazoso, he encontrado al menos algún residuo digno de mención, viajes hechos hace unos cuantos años. Si con España he compartido mucho de mis viajes, no podían faltar su célebre capital, Madrid.

No puedo presumir de largas estancias en esta ciudad, considerando mi habitual permanencia de tan solo unos pocos días, pero estoy satisfecha de los fragmentos de memoria que he recogido en las tres veces que he estado allí, aunque en diversos momentos del año puedo garantizaros que a nivel climático, la humedad brilla por su ausencia, pero en lo que respecta a la temperatura, se trata de un calor superior al nuestro, por lo que en mayo ya se va por la calle con pantalones cortos, mientras que en Italia todavía cuesta dejar el abrigo en casa.

Viajando con mis padres, en detrimento del espíritu aventurero, hemos cogido el típico bus turístico de color rojo, acelerando los tiempos del tour, compuesto por más de una veintena de etapas, y sin terminar en sitios demasiado escondidos o desconocidos. A pesar de que ya han pasado 6 años, me veo obligada a compartir alguna experiencia de esta maravillosa localidad hispánica!

Museo del Prado

Se trata del conjunto más destacado de la ciudad, que alberga obras maestras del arte medieval y moderno europeo, más concretamente de la escuela italiana, española y flamenca. Uno de los cuadros más característicos presentes es el cuadro de Velázquez "Las meninas", del cual encontraréis todo tipo de souvenir dedicado. El edificio de la pinacoteca es notable con su arquitectura majestuosa y en los días más abarrotados encontraréis a su alrededor una fila que no deja indiferente, de turistas listos para visitarlo. En consecuencia, como las dos últimas horas de apertura la entrada es gratuita, la gente pulula por allí, así que si tenéis que dejaros caer por allí para visitarlo, es lo ideal. En cambio, si os inclináis por una visita integral, aconsejo que le dediquéis media jornada, dada su grandeza y riqueza, especialmente si sois estudiantes ya que tendréis descuentos en el precio.

Museo de Ciencias Naturales

Insólita elección, considerando la multitud de sitios importantes que hay que ver, pero en el caso de que por casualidad os sobre tiempo, os animo a que le echéis un vistazo. Abierto todos los días de la semana, presume en su interior de una enorme colección de flora, fauna, fósiles y minerales, con el inconveniente de estar un poco lejos del núcleo de la ciudad. En cualquier caso el ambiente es realmente relajante, al estar inmersos en una vegetación exuberante y paseando por un terreno arcilloso, dejando un poco lejos el caos cosmopolita madrileño.

Estadio Santiago Bernabéu

Famoso por su peculiaridad, pero sobre todo por los aficionados más fanáticos, si os encontráis entre estos últimos esta etapa es obligatoria. Sabed que es posible participar en visitas guiadas, en caso de que no haya un partido en ese momento. Personalmente, al no ser una fanática de este deporte, me limité a acompañar a mi prima al interior de la tienda oficial del Real Madrid, la más grande de todas y con una amplísima selección de objetos, como las típicas camisetas con el escudo del equipo. Como lugar de atracción resulta un poco alejado del centro, por lo que os aconsejo coger el autobús o el bus turístico mencionado anteriormente.

Palacio Real

Colocado en medio de un enorme espacio verde, la imponente construcción es una de las atracciones turísticas más populares, tanto por su importancia como por los selfies a compartir en redes sociales, aunque en aquella época lo más transgresor eran simples poses delante de una reflex con la ayuda de un pobre turista que se convertía en fotógrafo profesional improvisado. Además, quien olvida es cómplice y nadie puede olvidar la presencia de este lugar en un cuarto de los imanes vendidos en la ciudad. A pocos pasos de la Plaza de España, también se puede llegar fácilmente a través de las diferentes paradas de bus cercanas, como Príncipe Pío, Ópera o la de la plaza. Cuando queráis hacer unas compras, cerca de allí hay un gran centro comercial, aprovechadlo.

Gran Vía

Larguísima calle con un encanto retro, alberga teatros, cines y tiendas. Es el sitio más transitado y abarrotado de la ciudad, corazón de la movida, junto a sus pintorescos pasos de cebra, entre locales, restaurantes y bares típicos (o no). Encontraréis todo tipo de propuestas también de alojamiento, con los hoteles más dispares, en resumen, hay que verlo obligatoriamente. Como italiana, puedo garantizaros la presencia de cadenas ausentes en nuestro país, como Lefties, Forever 21, Topshop y compañía, que siempre he soñado desde la pantalla del ordenador.

En lo que respecta a la pernoctación, he tenido el privilegio de dormir en el hotel NH Paseo del Prado, con un óptimo servicio de desayuno, limpieza, habitaciones excelentes y personal muy cordial y atento a las exigencias de todos los clientes. Una anécdota que no olvidaré nunca de este lugar es mi primer contacto con el coloso de las cadenas de cafeterías, Starbucks, que todavía no ha puesto un pie en Italia, gracias a Dios. Mi primera visita a la capital española, empezó justo después de la traumática llegada por la mañana temprano, considerando que tuve que poner el despertador a las 4 de la mañana. Presa del hambre y del sueño, porque las tostaditas y la bebida servidas con cuentagotas por Alitalia no fueron suficientes, antes de entrar en el hotel para subir las maletas, yo y mis tíos nos paramos en el Starbucks que está justo en frente para un desayuno más consistente. La comida está realmente buena, pero el café fue y hasta ahora continúa siendo agua sucia. Además, imaginaos a una chica apenas adolescente metiéndose entre pecho y espalda medio litro de esa porquería pútrida en contra del deseo de sus padres. Estos últimos, para hacerme sudar, por un motivo de desobediencia y por crimen contra la patria, no me dejaron bajar del autobús durante 40 minutos, teniendo que soportar la urgencia de ir al baño. Se puede decir todo sobre los cafés americanos, infames en su intento de imitación, pero en lo tocante al tema diurético, no tiene rival en todo el planeta.

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