Congreso de los Diputados
Es el momento adecuado para hablar de uno de los sitios que más me han gustado de todo el país, y que puede considerarse monumento (creo) a la par que por supuesto es últil a día de hoy. Hablo del Congreso de los Diputados de España, en la ciudad de Madrid.
Dónde podemos encontrarlo:
Decir, que el Congreso se encuentra en pleno centro de la capital española, en la Carrera de San Jerónimo, a menos de 100 metros de la Embajada de México en España, a poco más de esa distancia el Museo Thyssen, el Círculo de Bellas Artes y a menos de medio kilómetro la Plaza de Cibeles, sitio emblemático en el que se toman las uvas cada año por televisión.
De esta manera, la Calle de Alcalá y la Calle Mayor se encuentran también en diversas vías perpendiculares, por lo que llegar hasta allí estando en la zona centro será cosa de pocos minutos andando. Si no es tu caso, el metro es la mejor solución pudiéndote bajar a menos de dos minutos andando hasta alli, por lo que será lo más conveniente olvidándonos del autobús o el coche, ya que además, suele ser zona muy complicada de aparcar, de pago, y no merece la pena.
Cuándo visitarlo:
Comentar que, pese a que durante muchos meses del año podemos visitarlo sin algún problema, hay varios días en los que se abren sus puertas de manera gratuita por lo que no habrá excusa por tiempo, reserva o precio, sino que entre el horario de 9 de la mañana a 19 de la tarde, podremos ir sin más. Estos días de puertas abiertas se realizan para conmemorar el aniversario del día de la Constitución, oficialmente el 6 de diciembre, si bien, los días gratuitos pueden ser incluso en otro mes (como por ejemplo en el 2016, que se hicieron durante la primera semana de enero).
Por otra parte, si no estamos dentro de esos días (que es lo más normal), decir que se podrá visitar el Congreso los sábados en un horario reducido de 10.30 a 12.30, quitando meses como agosto y días festivos, y habiendo como norma una excepción por la que de lunes a viernes igualmente se podría visitar pero solo en el caso de que no hubiera sesión plenaria en su interior.
Bastará con presentar el DNI o pasaporte y pedir entrar en la verja situada en la Carrera de San Jerónimo, siendo la entrada totalmente gratuita y sin posibilidad de reserva. Además, con las visitas guiadas que salen cada media hora, lo cierto es que no tendremos mucho que esperar para que nos llegue nuestro turno, además de que el número de personas que puede entrar cada vez es el suficiente como para que si vamos en grupo, no haya problema tampoco de poder cortarlo. Eso sí, en el caso de que seamos de los que quiere ir en grupo y tener una visita guiada exclusivamente para nosotros (en el caso de que sea lo suficientemente grande), sí que se tendrá que reservar con antelación desde la misma página oficial del Congreso de los Diputados.
Qué podemos observar dentro:
Antes que lo de dentro, decir que sus leones de la puerta, son conocidos por la buena suerte que te dan al tocarlos, por lo que no será difícil ver a cualquier hora que pasemos por allí gente tocándolos o haciéndose fotos a su alrededor. Con sus grandes columnas y un estilo moderno que atrae, también es lógico estar un rato viéndolo desde fuera, ese típico sitio que te hartas de ver por televisión cuando hablan de política pero del que nunca te habías replanteado visitar. Lo cierto es que merece la pena, y en su interior podemos encontrar partes interesantes como:
- Vestíbulo Principal: sin duda, muchas veces de nuevo lo habremos visto cuando en alguna visita del Rey al Congreso, se aglomeran distintos políticos para saludarle, y es que, como en la televisión, lo cierto es que en persona asombra y deslumbra, y es que, como no podía ser para menos, lo cierto es que tiene un tamaño bastante sorprendente no tanto de anchura como sí de altura, cosa de la que una misma no se acostumbra.
- Salón de Conferencias: esta fue una de las partes que me sorprendió pero con respecto a algo distinto que lo anterior. Siempre creí que sería mucho más grande y ahora entiendo cómo muchas veces se ven a distintos periodistas que están de pie sin sitio. Lo cierto es que no es muy grande, tiene sillas contadas y no hay nada de especial con respecto a lo que podamos ver o encontrar.
- Escritorio de la Constitución: esta si fue una de las partes que me gustaron, ya que contiene en una urna un ejemplar manuscrito de la Constitución de 1978 con una letra sorprendente. Además, se expone un cuadro de los reyes y en sí tiene un toque muy tenebroso y misterioso que atrae.
- Despacho del Presidente: con varios cuadros de grandes pintores españoles de la historia, no te dejará indiferente la enorme mesa que la preside y los cientos de libros en distintas estanterías que se pueden encontrar justo detrás. Muy señorial y a la vez elegante, que es curioso de ver.
- Biblioteca del Congreso: absolutamente enorme, totalmente señorial y con una organización y orden que merecen mención. De nuevo los techos continuan muy altos, y en esta ocasión las lámparas, también enormes (como casi todo allí), muy elegantes y relativamente bajas de altura que llegan a hacer sortearlas a algún que otro alto que se encuentre. Otro de los sitios con los que tu mente se quedará para el futuro.
- Hemiciclo: absolutamente espectacular, con sus más de 300 sillas, parece más un circo romano de película que un salón en los que se debate el futuro del país. Lo cierto es que la tecnología impregna por completo la sala, teniendo cámaras por muchas partes de la misma y conexión plena de sonido y visión hasta cada sillón. Los mismos, por supuesto, no podían ser más cómodos. Nadie puede irse del Congreso sin visitar su parte más característica y la que seguro más te sorprenderá.
Por último, mencionar que la zona tiene multitud de bares a su alrededor (recomiendo sin duda el Restaurante Casa Manolo del que siempre se sale con un sentimiento reconfortante de haber probado buena comida y a un precio adecuado pese a estar en una zona totalmente turística de la ciudad), restaurantes y sitios de hospedaje, por lo que siempre será bueno saber que es un lugar magnífico por el que estar y ya de paso, poder visitar el Congreso de los Diputados.
En definitiva, merece la pena visitarlo, echar unos minutos y agradar la vista a la vez que siempre se acaba aprendiendo de un lugar que tiene tanta importancia para nuestra vida en general.
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