CaixaForum de Madrid.

Este fin de semana se está celebrando en Madrid y otras ciudades tanto españolas como de otras partes del mundo el evento OpenHouse, en el que varios edificios históricos e importantes de la ciudad son abiertos al público y en ellos se realizan visitas guiadas para conocer mejor los edificios que estás conociendo. Todo ello de forma gratuita, claro. Pero bueno, de este evento hablaré más detalladamente en otra entrada cuando haya terminado.

El caso es que ayer tuve la oportunidad de visitar, entre otros, el edificio del CaixaForum de Madrid, ya que aunque había estado en múltiples ocasiones viendo exposiciones, no conocía nada de la historia del edificio, ni sabía que su arquitectura alberga datos muy curiosos que nunca está de más saber. Y es que no soy arquiteca, pero cuando me cuentan curiosidades sobre algunos edificios no puedo evitar pensar que todo se hace de determinada manera siempre por una razón. 

Exterior del edificio

Este edificio antiguamente fue una Central Eléctrica, la central eléctrica del Mediodía, que fue construida por el arquitecto Jesús Carrasco a principios del siglo veinte. Su fin principal era producir electricidad para todo el centro de Madrid a partir de la combustión de carbón. Tal y como nos comentó ayer nuestra guía, resulta cuanto menos chocante que se construyese una central eléctrica a escasos metros del Museo del Prado pero sobre todo justo enfrente del Real Jardín Botánico que ya existía en aquella época.

Actualmente de esta central de arquitectura industrial se conserva la mitad del edificio original, construida de ladrillo y zócalos de granito, justo hasta que la fachada cambia de color y de material. Esta es una de las cosas que otorgan más importancia al edificio, el hecho de que sea uno de los pocos edificios industriales y en concreto centrales eléctricas que todavía se conservan en la ciudad.

Cuando en el año 2003, después de haber sido abandonada, La Caixa decidió recuperar el edificio con el fin de utilizarlo para actividades culturales, los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron decidieron hacer obras para rehabilitar el edificio por completo. Así, se eliminó el zócalo antiguo de granito y se sustiyó por estructuras transparentes en el centro, lo que hizo que el edificio quedase casi completamente suspendido en el aire. Esta perforación de la planta baja del edificio hizo que el edificio parezca estar suspendido sobre la plaza abierta que actualmente se encuentra debajo. El hecho de que parezca que el edificio flota es una de sus características más conocidas. 

Además, al edificio original se le multiplicó su altura, y pasó de tener 2.000 m2 a 8.000 m2, dividiéndolo en siete plantas, de las cuales dos se encuentran por debajo del suelo y otras dos se situan en una nueva fachada colocada encima de la original. Es sencillo diferenciar la zona original de la nueva, puesto que la fachada antigua estaba formada por ladrillo, mientras que la parte nueva está formada por acero corten.

La parte nueva del edificio fue construida con torres en distintos niveles, como la estructura de los castillos, porque se consideraba que de esta manera no rompían con el equilibrio de toda la zona vista desde el aire. Así, si miras hacia la zona del edificio desde las alturas podrás ver que pasa desapercibido entre las diferentes alturas de los edificios que se encuentran alrededor. También el diseño de su estructura, con huecos en las zonas más altas, está hecho para que retenga el calor y de este modo cumpla con las funciones de proteger lo que se encuentra dentro del recinto.

En cuanto a la plaza, esta ocupa una superficie de más de 2.500 m2, y se extiende desde el Paseo del Prado hasta el interior del edificio. En el lugar de esa plaza antiguamente existía una gasolinera que decidieron derribar con el fin de hacer más estratégica la situación del museo y que pudiese ser vista desde el que es uno de los paseos principales de toda la ciudad.

Además, en el interior de la plaza pública decidieron crear un pequeño oasis que te transportase a otro lugar aun estando en pleno centro de la ciudad de Madrid. Y es que si estás en el exterior de la plaza, justo donde se encuentra el paseo, notarás el ruido de todos los coches y en definitiva de toda la ciudad, pero si caminas hacia el interior podrás notar como el ruido de la ciudad desaparece. Para ello crearon una fuente interior y un hueco que hace bastante eco. Juntando ambas cosas consiguieron que el único sonido exterior que se oye sea el agua que va cayendo por la fuente.

Otra de las cosas más características de este lugar es su famoso jardín vertical, que fue obra del botánico Patrick Blanc, que fue el mayor precursor de los jardines verticales en todo el mundo. Este jardín está construído encima de una fuente, sobre un muro que se encuentra separado de la pared del muro principal con dos funciones: La primera es que los expertos puedan pasar al interior en caso de necesitar controlar las plantas, y la segunda es que las plantas no crezcan dentro del propio edificio para que no lo destruyan con el paso del tiempo.

El jardín está dividido en paneles con distintas especies de plantas (actualmente hay más de 250 especies diferentes), y cada panel es revisado cada tres o cuatro meses, para comprobar si todas las plantas son capaces de aguantar las condiciones climatológicas y las superficies sobre las que se encuentran. Las que no lo son las sustituyen por otras, y este es uno de los motivos por los que es probable que cada vez que vayas te encuentres un jardín diferente, con otros colores, plantas y formas. El sistema de riego se encuentra en su interior, y se activa automáticamente cada vez que detecta algún cambio representativo.

Interior del edificio

El interior del edificio mantiene ese efecto modernista de la zona nueva del edificio exterior. La entrada metalizada está construída de tal forma que te invita a seguir adentrándote y conociendo el lugar. Una de las principales peculiaridades del interior del edificio es que su construcción está a la vista, y las tuberías que se encuentran en el techo pueden verse a simple vista. En cuanto subes a la planta uno te encuentras una tienda y librería donde comprar sobre todo libros relacionados con el arte.

Las escaleras totalmente blancas que te llevan a cada una de las plantas dan vértigo. Y es que si te asomas desde arriba o desde abajo hacia arriba puedes comprobar como también fueron construídas en forma de cono, siendo el tramo más pequeño el de abajo y el más amplio el tramo de escaleras más alto.

Arriba del todo se encuentra la cafetería, en la que nunca había estado hasta ayer, cuando nos la enseñaron por su construcción arquitectónica, en la que destacan sobre todo las lámparas que cuelgan del techo. Los precios de los cafés y la pastelería son bastante baratos para tratarse de un museo como ese, pero lo de probar la comida ya mejor lo dejo para otra entrada.

Abajo del todo se encuentra una especie de auditorio con muy buena acústica para espectáculos, aunque cuando llegamos nosotros tan solo había una pequeña exposición con tres o cuatro obras artísticas. 

Actividades y exposiciones

En cuanto a las exposiciones, son siempre temporales, y la mayoría tienen que con la  la cultura expresada en diferentes formatos, como fotografía, medios audiovisuales o esculturas. Fue aquí donde pude disfrutar de la exposición de Pixar hace unos años, en la que trajeron maquetas, dibujos y esculturas originales que se utilizaron para la creación de algunas de las películas Disney más famosas.

Pero este centro cultural no se dedica solo a la realización de exposiciones, sino que además ofrece una gran variedad de actividades destinadas a todas las edades. Existen cursos, conferencias, talleres infantiles de arte y cine, conciertos de géneros musicales más olvidados que traen músicos de todo el mundo y hasta visitas guiadas tanto a grupos particulares como a escuelas.

Precios y horarios

Entrar a este lugar no es gratis, aunque merece completamente la pena gastar algo de dinero en visitarlo, aunque solo sea para disfrutar de sus instalaciones. La entrada general a las exposiciones cuesta 4€, aunque para estudiantes con carnet joven (que no carnet universitario, que no es lo mismo) es gratuita. También tienen descuento los miembros y clientes de caixabank, que disfrutan de la entrada a mitad de precio. Además abre todos los días de diez de la mañana a ocho de la tarde.

Así que ya sabéis, si tenéis oportunidad de pasaros por este lugar, sobre todo ahora que sabéis algo más de su construcción y de las principales razones por las que todo está construido de la forma en la que lo está, os recomiendo que vengáis sin lugar a dudas. Y es que además de ser, actualmente, uno de los lugares-museo que contiene algunas de las mejores exposiciones del momento, no puedes perderte cosas tan impresionantes como lo puede ser su jardín vertical.

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