Una experiencia que cambió mi vida

Hoy voy a hablaros de mi maravillosa experiencia como estudiante de intercambio cuando tenía tan solo 13 años.

Empezábamos segundo de ESO y decidí hacer como asignatura optativa FRANCÉS.

Era un idioma completamente nuevo para mí, pero me hacía muchísima ilusión aprenderlo.

Siempre me han chiflado las lenguas extranjeras y el Francés siempre me ha parecido un idioma muy bonito y elegante.

Así pues, con unos compañeros, decidimos aprenderlo.

Tan solo habían pasado tres meses cuando nuestro profesor nos propuso una actividad que cambiaría nuestra vida por completo: un intercambio escolar con un instituto del sur de Francia.

Tres meses después y sin ni siquiera pensárnoslo subimos al autobús y nos dirigimos a Lyon, Francia.

Ocho horas hablando y riendo con nuestros compañeros no fueron suficientes para darnos cuenta de lo que nos esperaba. Una vez en Lyon, bajaríamos del bus, iríamos cada uno de nosotros con nuestra familia de acogida y tendríamos que espabilarnos.

Pensad qué son tres meses para una lengua que desconoces...

Tres meses te permiten saber saludar, contar, describir (así muy y muy por encima), pero ¡nada más!

 Así que de este modo empezó la más bonita de mis aventuras.