La otra cara

Vivir en Lugano es como estar metida en una burbuja pequeña en la que todo lo que necesitas está al alcance de tu mano. Vivir en París, en cambio, es como participar en una maratón diaria tan sólo con cruzar el metro de la Bastilla. En Lugano gorda; en París delgada (y gafapasta). En Lugano terminas conociendo a cada Erasmus; en París cada uno de ellos está en una punta diferente y la soledad suele convertirse en tu mayor enemiga.

París siempre será París. En mi cabeza siempre estará esa maravillosa ciudad al que todo el mundo quiere ir o, como es mi caso, vivir alguna vez. Sin embargo, creo que fue bastante conveniente que me tocara Lugano como destino Erasmus (dos de mis opciones eran París). No sé lo que habría pasado si el azar me hubiera traído a París. A lo mejor, me habría convertido en una persona más independiente y segura de mi misma...

Hoy he hablado con dos personas que han estado el pasado cuatrimestre de Erasmus en París y ambos vuelven asqueados y con ganas de que esto termine. Tal vez París es una ciudad recomendable para hacer turismo pero, ¿para vivir?