La hormona de la felicidad
Ayer regresé al gimnasio. Ya me tocaba, después de casi un mes sin pisar uno había llegado la hora. ¿Y porqué tantas ansias? Me preguntaréis… Os cuento.
El gym donde me he apuntado queda a unos 20 minutos de donde vivo por lo que, para empezar, me da una excusa para salir a la calle y dar una tranquila paseata rodeando el río. El lugar dónde voy parece un poco de mala muerte pero era el más barato que encontré en Lugano: 43€ mensuales para los estudiantes. Mientras que el gimnasio que le seguía te podía costar perfectamente los 90€ al mes. El gym se llama Fitness Spartan Gym y lo dirige un brasileño de pura cepa que lo único que quiere conseguir es que sus socios se conviertan en unos auténticos espartanos. Conmigo no lo conseguirá, no es mi objetivo.
Si voy sólo al gimnasio nunca salgo de casa sin mi iPod. Y es que juntar el deporte con la música me genera una explosión de vitalidad y energía fuera de lo común. Con esta combinación te evades completamente de la realidad y entras en un mundo imaginario dónde no existe el pensar ni las preocupaciones. En este mundo todo es posible, te imaginas capaz de cualquier cosa y las ideas fluyen sin que te des cuenta. Tan sólo tengo que escoger la que más me guste y quedármela para materializarla más adelante. Así, por ejemplo, es cómo me han surgido la mayoría de ideas para realizar algún que otro cortometraje.
Ir al gimnasio se convirtió desde hace mucho tiempo en la excusa perfecta para escuchar música e inspirarme. También sirve para desestresarse, y así como activas tus músculos, también activas algunas de tus neuronas que parecían dormidas, o más bien muertas. Si a eso además le sumas la sensación de bienestar que te queda después de hacer ejercicio gracias a la famosa “hormona de la felicidad” que genera tu cerebro, ya ni os cuento.
Es un tiempo que le dedicas a tu mismo, tanto a nivel corporal, mental como cardiovascular. Hay quién sólo se fija en uno de estos tres beneficios, en mi caso me fijo en los tres por igual. Y es que el deporte es la droga más saludable que existirá jamás y yo, afortunadamente, estoy enganchado.
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