Easter's days

Hacía días que no escribía... pero es que han pasado muchas cosas y mi vida erasmus no da abasto. Hay días en los que me apetece descansar, pasar todo el día en la cama viendo Lost. Pero también es cierto que no debo pensar así, que el Erasmus continúa y que sé de buena mano que esto se está acabando a pesar de que queden 2 meses y 1 semana para irme al mundo real, aquel al que acabé por tomar como único de forma equivocada.

Compré ayer el vuelo para el 23 de Junio, dado que el 22 tengo mi último examen en Lugano y el 28 tengo otro en Valencia al que no puedo fallar. Poco tiempo de despedidas de darse cuenta que lo bueno siempre se acaba. Pero bueno, intentaré no ponerme moñas y pasaré a contar lo que hemos hecho estos días de Pascua en la Svizzera Italiana y en la propia Italia.

El lunes de Pascua, nos trasladamos hasta una zona de paelleros del Monte Boglia, justo donde comienza el sendero que sube a la cima de más de 1. 500 metros. Allí encontramos sol, viento y nuestras cervezas y nuestra carne Italiana, algo bastante más económica que la carne Suiza. Bebimos, encendimos el fuego con mucha paciencia (gracias Vaello) y jugamos algo con el balón mientras nos caíamos al suelo de la mierda que llevábamos. Íbamos todos, y fue a lo grande.

Los días siguientes, pensábamos en hacer algo diferente, en escapar de Lugano (dado que todo el mundo escapó por esos días) y disfrutar de lo imprevisible de un viaje con 7 erasmus. Gracias a Marco, tuvimos la suerte de disfrutar de su coche para 5 personas, por lo que decidimos alquilar un Smart por 49 CHF el día para completar el número de plazas. Nuestro destino era caótico, impredecible y divertido: Genova, Portofino, Pisa, Firenze y Bologna.

Eso sí, valió la pena.