Desconcierto en el concierto

En Lugano no todo es lujo, calles impecables, edificios despampanantes y gente seria y formal. Existe un lugar donde todo es muy diferente, parece realmente que no estés en Suiza y, ni mucho menos en Lugano. Se trata de 'il Molino', o más conocido como Centro cívico.

Así pues, ayer noche asistimos a un concierto de Punk Hardcore en el acogedor emplazamiento donde varios viernes y sábados organizan eventos de diferentes tipos. La música que se escuchaba ya antes de entrar era atronadora, por lo que algunos de los nuestros decidieron abortar la misión de introducirse en ese pequeño mundo con olor a plantas. La entrada costó 5 francos, es decir, alrededor de 4 euros.

Lo que al principio parecía ser un concierto de música, se acabó convirtiendo en un concierto de gritos. No entendimos nada, nadie de los ahí presentes sabía siquiera qué idioma gritaba, digo cantaba. A veces parecía que se estuviera cagando en todos nosotros, luego entendimos que no cuando la gente aplaudía después de cada alarido, digo canción. Entre tal desconcierto, aparecieron por arte de magia unas bandejitas de bombones en la barra del bar. Sirvió para endulzar un poco la noche, de bien seguro que la gola del cantante los hubiera agradecido después de su función.

Cuando todo terminó decidimos actuar. Me refiero a que subimos al escenario y nos pusimos a actuar para la gente que había sobrevivido a tal escándalo. Intentando imitarlos, empezamos por cantar lo que encontramos escrito en un papel que encontramos por el suelo. No teníamos micrófono pero nos daba igual. Ahora que pienso, no sé para qué necesitaba el micrófono el cantante que actuó antes que nosotros. Después nos pusimos a pinchar discos en una mesa que encontramos y acabamos por tocar en la batería, sin palos ni dada.

Decidimos dar porfinalizada nuestra actuación firmando y dejando dedicatorias en una libreta del escenario que parecía importante. También dejamos nuestros números de teléfono por si nos ofrecían en un futuro algún contrato hardcore y algún que otro apunte que acabó siendo quemado en el calor de una hoguera que nos estaba esperando fuera para combatir el frío de Lugano por estas fechas. Así pues nos bajamos del escenario y nos despedimos de nuestro desconcertado público.

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