Confía en ti pero no te confíes

Una de las razones por las que escogí venir a hacer el Erasmus en Lugano fue por la amplia oferta de actividades que ofrece la universidad durante los fines de semana. Entre todas las excursiones que he hecho hasta el momento, me quedo, sin duda, con la del descenso en Mountainbike por el Monte Lema durante el octubre de 2011. Fue una de las experiencias más increíbles que he tenido nunca, bajar a toda leche entre un paisaje otoñal idílico, sintiendo el crujir de las hojas muertas bajo las ruedas, el aire puro y fresco que se respiraba, el Sol: adrenalina en estado puro.

Pero no todo era color de rosa, el ascenso fue algo duro. Después de subir con el telecabina nos tocaba sudar la gota gorda subiendo todavía más cuesta montados en la bici. Tenías que ir con el plato y piñón pequeño o de lo contrario te quedabas tostado; y tenías que seguir a pie. Las vistas eran magníficas. A 3.000 metros sobre el nivel del mar. Al llegar a lo alto hicimos una merecida pausa para comer y prepararnos para la parte más divertida y apasionante de la excursión: el descenso.

Tengo que reconocer que me lo esperaba mucho más sencillo. Al principio iba literalmente acojonado por la pronunciada pendiente que iba, los baches y lo estrecho que se hacía el camino. Pero fue cuestión de coger confianza y un poquito el tranquillo y luego todo marchó sobre ruedas.

Mi misión era no caerme. Y lo conseguí. Durante el descenso, que se alargó al menos dos horas, recuerdo que me repetía a mi mismo: “Confía en ti pero no te confíes… Confía en ti pero no te confíes…”. Y así era. Muchas veces en la vida has de tener una fuerte confianza en ti mismo para superar los obstáculos, pero una vez te sientes seguro y cómodo no puedes bajar la guardia y confiarte demasiado, pues siempre puedes tropezarte por el camino con alguna piedra que no te esperas.