Cansancio y otras drogas

Estoy muerta señores Erasmusueros. Pero muerta, muerta. De esto que no puedes moverte de la cama ni para preparar la cena. Vale, puede que para hacer un sándwich con mermelada o comer los cereales de caja de encima de la nevera, sí. Y es que hoy ha sido un día muy duro. Clases, clases, fitness. Tengo la sensación de que este cuatrimestre tengo más asignaturas que el anterior (mentira cochina).

Sin embargo, a pesar de las ganas que tengo de cerrar los ojos y no despertar jamás, hoy me siento bien. Creo que tengo el tipo de cansancio que te hace estar bien contigo misma. Prefiero estar así, muerta y viva a la vez, que pasarme el día durmiendo tirada en mi cama quejándome de mí misma.

Además, hoy me he dado cuenta que he llegado al punto de entender una clase entera en italiano. Y esto me hace muy, pero que muy feliz. Es cierto que al comunicarme siempre termino haciendo uso de los gestos y vocabulario tarzanés, pero creo que este es un pequeño paso para…bua, que me aburro y me voy a dormir. Mañana necesitaré litros de café para parecer una persona normal.

Siempre he creído que algún día alguien inventará la pastilla-café (si no existe ya). Algo que te puedas tomar apenas suene el despertador y no tengas que levantarte, insultar a la pobre alarma (que no tiene la culpa de tu narcolepsia), poner el polvillo en la cafetera, encender la maldita cocina y, por fin, obtener la fuente de la vida de muchos. La pastilla-café ayudaría a ser más simpáticos a la hora de preparar el café (porque obviamente no prescindiré de un café real) e incluso nos haría cantar mejor en la ducha.

En fin, que ahora sí que sí me voy a dormir. Y nooo, no voy a comer más. Bueno sí, a lo mejor me hago un poco de pasta para compensar el fitness (y así se hacen las gorda; bueno así también).

Hasta mañana, Erasmusueros. Os quiero, aunque no tanto como para fusionarme con vosotros.