Una escapadita a Londres
Está demostrado que no hay nada como viajar… yo, de verdad os digo que trabajo únicamente con ese fin. Y es que salir de tu rutina para pasear por otras calles, beber otras cervezas, flipar con sabores nuevos, descubrir historias de otros y vivirlas como si fueran la tuya, perderte por otros museos y respirar en otros parques, es siempre un chute de energía. Cuando a la vuelta me toca deshacer la maleta, yo nunca soy la misma que emprendió ese viaje con tantas ganas. Y es que no hay viaje que no te cambie, mucho menos si lo emprendes sola…
Esta vez, una de mis mejores amigas y yo pillamos un vuelo barato (solo veinticinco euros, que desde Bilbao es un auténtico chollo) y volamos a Londres. Ambas conocíamos ya la capital del Reino Unido, pero es un tipo de ciudad tan cosmopolita que nunca tendrás la sensación de haberla visto anteriormente, nunca la sentirás repetitiva. Y así ha sido. Con el Londres frío y oscuro de la última vez en mente, estos cuatro días me han deparado la oportunidad de conocer un Londres más primaveral y cálido. Desde luego, no parece ni que haya estado en la misma ciudad.
DÍA 1: Cambio de guardia en Buckingham, el London Eye en obras y Chinatown
Para empezar la mañana, cogemos el metro en Oxford Circus (muy cerquita de nuestro alojamiento, del que os doy detalles más abajo) y nos bajamos en Victoria Station. Desde ahí, nos dirigimos directamente al popular Buckingham Palace. Da igual las veces que hayas visto este majestuoso palacio, siempre te dejará sin palabras. Más aún, si tienes la oportunidad de ver el cambio de guardia, que es la ceremonia que celebra el relevo de la Guardia Real encargada de la seguridad del Palacio de Buckingham. Este desfile tan espectacular tiene lugar por las mañanas y es una de las atracciones turísticas más famosas e importantes de la ciudad.
Después del cambio de guardia, nos acercamos a St. James Park y ya que el tiempo acompaña, disfrutamos de un agradable paseo, que se convierte en sinónimo de oportunidad para conocer a unos jóvenes argentinos que nos dan a probar un poco de té mate y nos cuentan anécdotas sobre el viaje que están realizando por Europa. En serio, esto es lo que más me gusta de viajar. Por supuesto, nuestros nuevos amigos se unen a nuestro recorrido y los cinco nos dirigimos hacia el Big Ben, que es la gran campana del reloj situado en el lado noroeste del Palacio de Westminster, la sede del Parlamento del Reino Unido. Desgraciadamente, el famoso Big Ben está de obras y apenas podemos verlo bien.
Después, cruzamos el puente para observar el Parlamento y el Big Ben oculto desde el otro lado del río Támesis. Paseamos por la ribera hasta llegar al London Eye. Ya son las doce del mediodía y aprovechamos para comernos un perrito por tres pounds (os he adjuntado una foto porque tenía una pinta estupenda) y compartir historias con los argentinos.
Después de informarnos acerca del precio y esperar la interminable cola, subimos al London Eye. La verdad es que merece mucho la pena, ¡siempre hace ilusión subir a la noria más famosa del mundo! Aun así, hay que admitir que es bastante caro… Nosotros pagamos 35 euros. Si coges la entrada través de internet te ahorras casi cinco euros, pero nosotras no lo habíamos previsto. También cabe la posibilidad de comprar por cuarenta y dos euros y medio la entrada sin colas.
Posteriormente, callejeamos por la ciudad hasta llegar a Trafalgar Square. Esta plaza es una de las más concurridas de la ciudad y parece ser que se construyó en conmemoración a la ganadora armada británica en batalla de Trafalgar, frente a la armada española y la francesa. Un poco más tarde, aparecemos en Picadilly Circus, la plaza de las pantallas. Esta placita también está muy concurrida y es mucho más animada. Desafortunadamente es aquí donde nos despedimos de nuestros nuevos amigos, pues se marchan hoy de la capital británica. Después, disfrutamos de la música callejera de un chico que toca la guitarra con mucho arte. Esta esencia de arte urbano es lo que más me gusta de esta ciudad.
Cuando comienza a caer la noche, nos acercamos a Chinatown. Aquí, tenemos el placer de conocer a una chica londinense que nos recomienda un lugar para cenar, el restaurante “Beijing Dumpling”, uno de los que más gusta por esta zona. Os doy detalles en el apartado “Para que se te caiga la baba”.
DÍA 2: Tower Bridge y una pizza gigante en Neals Yard
De nuevo tiramos de metro (otra vez, lo cogemos en Oxford Circus) para dirigirnos al Millenium bridge. Cruzamos el puente de los candados y tras andar un ratito llegamos a Borough market, que es un mercado lleno de puestitos de diferentes comidas de todo el mundo.
Después de salivar ante tanta comida, nos dirigimos hacia el famoso Puente de la Torre (o Tower Bridge). Cruzamos el puente y llegamos al Castillo de la Torre, que es oficialmente el Palacio Real y Fortaleza de su Majestad. Aquí, nos unimos a un grupo de turistas que escuchan atentamente a su guía. Así nos enteramos de las barbaridades y atrocidades que cometía Enrique VIII.
Como siempre, consultamos en tripadvisor dónde comer el mejor fish and chips de la zona y nos decantamos por una de las recomendaciones. La verdad es que la gastronomía británica no tiene nada que envidiar a la gastronomía de nuestro país, pero el fish and chips es algo que nos gusta a todos.
Después de comer vemos La catedral de St. Paul y cogemos el metro para ir a Covent Garden. La verdad es que este lugar no puede ser más ideal. Matamos la tarde en un tradicional pub inglés, con una cerveza en mano. La oportunidad de conversar con unos nativos muy simpáticos surge por sí sola.
Después de disfrutar de la conversación (y cuando nuestras neuronas se cansan de pensar en inglés), nos dirigimos a Neal´s Yard, una plaza preciosa con casitas de colores. La verdad es que es un rinconcito de la ciudad precioso y que poca gente conoce. Es un lugar con un estilo muy alternativo, con fachadas coloridas, balcones con plantas y tiendas alternativas. Si tenéis la oportunidad, id, es un lugar que atrapa.
Escogemos una pizzería que nos han recomendado para cenar. Parece ser que es una de las mejores de la ciudad y nos decantamos por una pizza gigante que nos cuesta veinte euros (si queréis saber más, bajad hasta abajo).
DÍA 3: Desayuno inglés, Notting Hill y Portobello Road
Hoy nos despertamos un poco más tarde y, sin desayunar, cogemos el metro a Notting Hill. ¡Me encanta este barrio tan pijo! Dejando de lado el pijerío, el barrio es conocido por sus numerosas tiendas de música de segunda mano y su cultura alternativa.
Cuando las tripas empiezan a rugir (os recuerdo que no hemos desayunado) escogemos parar para un típico desayuno inglés en Le Pain Quotidien. Desayunamos una taza de té con unos huevos, unas alubias, un poco de morcilla, una tostada con salchichas y un poco de queso. Qué rico todo, en serio.
Al terminar, nos dirigimos a Portobello Road, una de las calles más importantes de Londres, la cual los sábados alberga al Portobello Road Market, que es un mercado muy popular en el que descubrimos antiguedades, puestitos de comida, abundante ropa de segunda mano...
Aunque parezca mentira, ya ha pasado un rato desde que hemos desayunado así que cómenos en un puestito del mercado unas patatas fritas con mayonesa picante y un perrito caliente. Todo por cinco pounds… nada mal.
Después de comer, nos sentamos en una terraza a tomar un café. Para ser marzo, hace hasta calor. ¡Qué bien se está!
Cuando se nos pasa la modorra, cogemos el metro y vamos al Soho. Callejeamos por este barrio tan popular y al llegar a la calle Carnaby me doy cuenta de que mola muchísimo. Nos decantamos un día más por el plan “cervecita en pub inglés”, y esta vez, la cerveza está aún mejor que la de ayer. El pub se llama Shakespeares Head, y es todo un ícono en esta calle.
Cerca del bar, encontramos una hamburguesería muy recomendada en Tripadvisor y entramos a comprobar si los comentarios son verídicos. Efectivamente, las hamburguesas no pueden estar más buenas. El local se llama Kua´Aina y os doy más detalles en el apartado de los restaurantes.
DÍA 4: Candem Town y vuelta a Covent Garden
Volvemos a cometer el error de despertarnos tarde, pero es que cómo cansa hacer turismo. En el día de hoy, cogemos el metro a Candem Town. Se trata de un barrio del municipio de Candem que es muy alternativo y también muy conocido por su mercado De hecho, este mercado es uno de los mercados callejeros más variados y extravagantes de todo Londres.
Callejeamos por la zona y nos adentramos en el mercado que os he mencionado. También damos un paseo por las tiendas de antigüedades y las de ropa vintage. Mi parte favorita es una calle entera llena de puestitos con comida de distintos países. Este tipo de rincones alimentan (más si cabe) mis ganas de conocer mundo. De todas formas, en ese momento, me conformo con degustar sabores del mundo y trasladarme donde la imaginación me lleve, así que comemos comida china, pasta fresca y comida venezola (arepa se llama), ¡un poco de todo, vaya!
Por la tarde, cogemos un autobús rojo, clásico autobús público de la ciudad, y volvemos a Covent Garden (por si no se había notado que nos había gustado). Callejeamos por la zona y terminamos en el Soho otra vez. Volvemos a tomarnos una cerveza en otro pub de Carnaby Street (este se llama O'Neill's Carnaby Street) y teminamos cenando una hamburguesa en “Honest burgers”, de nuevo una recomendación de TripAdvisor.
ALOJAMIENTO
Partiendo de que Londres es una ciudad cara, el hostel donde nos alojamos no salió para nada barato (menos si tenemos en cuenta que buscábamos la misma ganga que fue el vuelo). A pesar de buscarlo con antelación, no encontramos nada que estuviera mucho mejor de precio asi que, finalmente, nos decantamos por el hostel YHA London Central.
El YHA se encuentra a 5 minutos a pie de la estación de metro Great Portland Street y cuenta con bar, cafetería y consigna de equipaje. Las habitaciones cuentan con taquilla y los colchones son realmente cómodos. Para mí, lo mejor de este alojamiento es que está en pleno centro de Londres. Sin embargo, supongo que podéis encontrar opciones más baratas pues nosotras pagamos veinte euros por cada noche. Si lo comparáis con lo que pagabámos en los países del centro de Europa en nuestra anterior aventura, ¡es carísimo!
PARA QUE SE TE CAIGA LA BABA
Aquí os he recopilado os restaurantes en los que estuvimos en Londres:
Para lo caro que puede resultar comer en la capital britanica, es un restaurante con precios razonables y que se ajustan a las raciones que ofrecen. Hay todo tipo de platos. Para mí, destacan sobre el resto los noodles especiales ‘La capital’. ¡Me parecieron buenísimos!
Muchos recomiendan ir pronto, que suele haber cola.
Es una pizzería muy coqueta en la que puedes encontrar pizzas gigantes hechas al momento de forma tradicional. Se trata de un local un poco pequeño, pero con mucho encanto. Yo lo recomiendo muchísimo.
Es un restaurante hawaiano, muy pequeño pero decorado con mucho encanto. Si eres amante de las hamburguesas como nosotras, te encantará este sitio. El precio se ajusta a lo ofrecido y la variedad es infinita. Además, las patatas fritas están buenísimas. Os adjunto una foto para que os hagáis una idea.
Si el anterior nos gustó, este nos flipó. Sin duda, una de las mejores hamburguesas que he probado en mi vida. Este local del Soho se ha ganado una fama que, en mi opinión, tiene merecidísima. La carne es de primera calidad y las patatas condimentadas con paprika están para chuparse los dedos. En serio, si podéis es un establecimiento al que yo volvería sin dudarlo.
Aquí es donde, como os he comentado antes, desayunamos el típico desayuno inglés. Se trata de una cafetería que se encuentra en Notting Hill Gate y que abre a las 7:30. La oferta de este tipo de establecimientos en Londres es muy amplia pero este estaba muy bien y es una opción más que valida si estáis por la zona.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: A little get-away to London
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