Londres musical
Hay muchas formas de disfrutar de una ciudad, pero cuando vas a un sitio como Londres y eres un amante de la música tiene que haber un espacio en la visita para ver algunos de los sitios más icónicos de la historia de la cultura popular.
Muchos de ellos te los puedes encontrar por casualidad, pero para visitar otros tienes que hacer un esfuerzo por llegar hasta allí que te impiden poder ver otras cosas. Sin embargo, son sitios que siempre van a tener una atmósfera especial, al igual que todos los lugares en los que se han dado acontecimientos importantes y se pueden visitar.
Durante mi estancia en Londres pude visitar tres de los sitios musicalmente más especiales para mí y que, lejos de suponer un esfuerzo llegar a ellos, supusieron una forma de recorrer espacios y zonas menos conocidos de una ciudad tan turística como Londres.
Calle del disco “What’s the story (Monrning Glory)?”
Fue el primer sitio con historia musical que visité en Londres. Ocurrió durante mi primer día. Era una calle que me hacía mucha ilusión visitar y tener una foto en ella, pensaba visitarla alguno de los días en los que iba a estar. Lo que no me esperaba es que de repente, caminando por Soho un poco perdido buscase en el GPS para saber por donde estaba. Mi sorpresa fue que miré y por lo visto estaba en una calle que me sonaba de haberla buscado para saber dónde estaba el sitio e ir algún día. Observé a mí alrededor y los edificios me resultaban familiares pero no acababa de encajar la portada del disco en mi horizonte. En la calle hay una tienda de vinilos antiguos que ha sabido aprovechar el filón del lugar y en el escaparate te dicen en qué posición te encuentras con respecto al disco para guiarte. Y ahí ya sí, conseguí ubicarme. Me hice las fotos correspondientes, entré en la tienda de vinilos y me fui pensando que ya podía morir tranquilo. La calle se llama Berwick Street, sólo tenéis que recorrerla hasta llegar a la tienda de vinilos para guiaros.
Paso de cebra del disco “Abbey Road”
Dependiendo de en qué lugar te encuentres conviene ir en metro o en autobús. Yo elegí la opción del autobús porque era la que mejor venía para el plan de visita de la ciudad. Se tarda en llegar aproximadamente 30 minutos en el viaje, que luego son 15 minutos más andando hasta que te recorres toda Abey Road Street y llegas al paso de cebra. Cuando vas por esta calle es muy fácil pensar que todos los pasos de cebras se parecen al del disco, pero tranquilos, no os emocionéis hasta que no veáis un número elevado de turistas haciendo el tonto. Como se puede ver es una calle en la que vive gente con no pocos ingresos económicos. Son casas muy estéticas y muy inglesas.
A medida que te vas acercando vas viendo como aumenta el número de grafitis con dedicatorias en las paredes y de cómo los vecinos piden amablemente y con sentido del humor beatlesco que sólo hagan grafitis en la zona que está permitida, que es la pared de los Abbey Road Studios.
El paso de cebra no tiene mucho misterio. El reto es hacerse una foto sin gente al lado tapándote, que salgas con las piernas bien y que un conductor no se harte de ti y te atropelle. Así que si eres como yo y te quieres evitar todo ese agobio, limítate a contemplar el sitio con cariño-nostalgia-emoción y hacer un par de fotos. Pero sin cortar el tráfico, bastante paciencia tienen los conductores, ya que es una calle con bastante tráfico.
Después uno puede visitar la tienda de Abbey Road Studios y hacer un grafiti.
“Up the bracket alley”
Seguramente sea uno de los peores sitios en los que más me ha emocionado estar. No por nada especial, es sólo un callejón en el que los chicos de The Libertines grabaron su primer videoclip para su primer single. Desde entonces se ha convertido en un sitio de peregrinaje para los seguidores de la banda que han convertido el callejón en un lugar lleno de grafitiscon dedicatorias a la banda, poemas, dibujos, frases… Un conglomerado de sentimientos para personas a las que su música les ha llegado al corazón y de forma espontánea han “creado” ese callejón.
Es sólo un callejón de mala muerte casi a las afueras de Londres (hay que llegar cogiendo un par de autobuses, se tardan unos 40 minutos), pero su simbolismo es mucho mayor.
Las fotos quedan muy bonitas y la verdad es que me quedé con ganas de hacer muchas más y con una cámara mejor.
Cómo anécdota cabe contar que una señora ‘homeless’ se acercó con muy buenas formas a pedir dinero y cigarrillos. Dinero tenía, que le di por una mezcla de miedo, desconcierto y empatía, pero cigarrillos no.
Esa es mi experiencia con los lugares con historia musical de Londres. Hay muchísimos más, creo que hay hasta agencias que hacen visitas guiadas por todos ellos, pero yo recomendaré siempre visitar por cuenta propia alguno que de verdad haga ilusión.
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