TOP 3 platos que probar en Logroño

¡Buenos días! En el día de hoy quiero compartir con vosotros una experiencia culinaria única que tuve el pasado julio en una de las ciudades más especiales del norte de España: Logroño. Logroño es muy famoso por su comida, pues en sus múltiples calles se pueden ver diferentes bares y restaurantes que ofrecen platos y tapas totalmente distintos del resto, aunque hay excepciones que casi siempre se repetirán en todos los locales como, por ejemplo, las patatas con alioli.

Por lo tanto, hoy os traigo el Top 3 de las tapas que se deben probar sí o sí en tu estancia en Logroño.

3 – Patatas con alioli. Este es un clásico. Y no solo en Logroño, sino también en muchas otras ciudades españolas. Normalmente, suelen ser patatas “fritas” cortadas en forma de cubos con la salsa de alioli por encima. A mí me gusta mucho este plato, pero no en exceso. Luego te deja con ese olor a alioli en la boca, y no es que resulte muy atractivo. También se le suele echar salsa picante junto con el alioli, pero yo no soy amante de ese tipo de sabor. No está hecho para mí. De todas formas, os recomendaría probar las dos maneras para que vosotros podáis opinar y decidir cuál os gusta más.

2 – Brochetas de langostinos con piña natural a la plancha. Este nunca lo había oído ni nunca se me hubiera ocurrido hacer, pero la verdad es que me encantó. Es una combinación un poco extraña pero que ha resultado funcionar, y se venden en un bar llamado “Juan y Pínchame”, en el centro de la ciudad. La piña está igual de rica y jugosa estando a la plancha, pero tiene ese punto a “hecho” que no deja indiferente a nadie. Venían unas cuatro brochetas y acompañadas de pan, aunque para mí el pan le quitaba mucho sabor. Solo me pude comer dos brochetas, pero me hubiera comido todas, sinceramente.

1 – Champiñones a la plancha. Es lo que más me gustó, y eso que detesto los champiñones, ya sea por su textura o por su sabor habitual. Y digo habitual porque suele ser el sabor que nunca me gusta. Pero esta vez fue diferente. Venían de tres en tres en un solo trozo de pan, y creo recordar que era una especialidad de un bar llamado “Bar Soriano”. No me acuerdo mucho de su textura, pero sí de la cantidad de jugo que soltaba. Me ensucié la camiseta con unas gotas de aceite, aunque no mucho, ya que me echaba hacia atrás cada vez que salpicaba. Yo que vosotros iba un poco preparado y consciente de lo que pasaría antes de morder los champiñones. En cuanto al sabor, el aceite y la sal complementaban mucho, y dejaban un sabor muy placentero.

¡Y esto ha sido todo! Espero que os haya interesado este artículo y os haya animado a que alguna vez os entre la curiosidad de acercaros a la capital riojana para degustar estos tres platos/tapas que se quedan en la memoria de cualquiera. ¡Hasta otra!

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