Cuarto día en Logroño

¡Hola! Ya estamos en el cuarto día de este viaje a Logroño, el tiempo pasa muy rápido y más si estás de vacaciones y estás bien. Como dije en la anterior entrada del blog, en viajes de una semana o más es muy importante tener al menos un día más relajado para recargar fuerzas y poder seguir al máximo los días siguientes. Como ya habíamos tenido tres días intensos visitando una media de 4 ó 5 pueblos al día, decidimos que el Jueves sería el día de descanso, al estar en mitad de la semana. 

Cuarto día en Logroño 

Lo que recomiendo es comprar desayuno para toda la semana el primer día y así mientras tod@s os vais preparando, se va desayunando tranquilamente y además te ahorras bastante dinero. Esto es lo que solemos hacer en todos los viajes y nos funciona muy bien. 

Este cuarto día, como era el de descanso, decidimos que nos levantaríamos a la hora que quisiéramos, así que sobre las 10:30 nos despertamos. Desayunamos tranquilamente y estuvimos haciendo un puzzle que habíamos comprado durante un rato. 

Después salimos a dar un paseo y llegó la hora de comer. Paseamos por la calle Laurel y las demás y vimos un restaurante que nos había recomendado la dueña del piso. El sitio se llamaba Casa Ríos; había varios menús y el más barato costaba 20 euros incluyendo pan, vino y agua. Tenía varias opciones veganas: salmorejo, pochas (habichuelas) a la Navarra (con verduras) y parrillada de verduras a la Rioja. Yo me pedí estas dos últimas y estaban riquísimas, sobre todo las pochas. L@s demás pidieron risotto, salmorejo... Como postre me pedí un melocotón al vino y también había arroz con leche, creme broulée, tarta de queso horneada... Nos encantó toda la comida y el trato fue muy bueno, además el restaurante es bastante grande y bonito. 

Tras la comida fuimos a dar un paseo hasta el Parque del Ebro, donde paseamos por al lado del río, los puentes y nos sentamos en el césped para jugar a las cartas.

Luego volvimos a la Casa de la Ciencia, que esta vez estaba abierta y era de entrada gratuita. Hay 4 salas: la primera es una exposición de plastilina sobre inventores, científic@s y personas importantes a lo largo de la historia que es impresionante; la segunda está relacionada con esta y tiene varias mesas con plastilina y modelos para crear las tuyas propias; la tercera es una exposición floral y de la naturaleza y cuarta tiene una pizarra enorme donde crear tus flores; aparte tiene una zona de biblioteca. Es un sitio ideal para niñ@s donde pueden aprender muchas cosas de forma lúdica y sobre todo disfrutar con las cosas que hay alrededor del museo en sí, que son muy divertidas. 

Seguimos nuestro paseo hasta el centro histórico de Logroño, donde fuimos a comprar un helado. En una de las. Calles principales se encuentra la heladería DellaSera, que siempre tiene cola para pedir, una de las más famosas de la ciudad. Yo fui a una franquicia que es de Madrid, llamada Polo. Aquí tienen polos vegano de muchas clases: mango, sandia, oreo, coco, tarta de queso, dulce de leche relleno... El chico me recomendó el de tarta de queso y me impresionó mucho, llevaba mermelada de fresa y hasta una galleta dentro, sabía totalmente a tarta de queso. La pena es que también me dijo que iban a quitar la tienda de Logroño... Pero siempre la puedes buscar en otras ciudades. 

Luego fuimos al piso para ducharnos, pasar un rato allí hablando, descansando y haciendo puzzle. 

Habíamos visto un sitio de comida casera para llevar (hay varios en Logroño) y cuando llegó la hora cenar fueron allí para recoger varias cosas. Había mejillones tigre, patatas bravas, tallarines, alitas de pollo, menestra de verduras, macarrones con tomate y carne, ensalada de pasta, salpicón de marisco... Muchísimas cosas para elegir. 

Yo estuve buscando sitios veganos en la ciudad y encontré dos: Sol Veggie y La Kriba. Mi decepción fue cuando fui dos días distintos y los dos estaban cerrados ambos días. No sé si será permanentemente o no porque en Google decía que estaban abiertos, pero tenían muy buena pinta por las fotos. Así que con mi desilusión busqué un restaurante asiático que se llamaba Restaurante Chino Hong Fa, donde me trataron súper bien. Pedí unos tallarines con verdura y una sopa agriopicante por unos 8 euros, todo estaba buenísimo. 

De camino encontre una tienda de chuches que tenía algunas veganas y cogí una de cada, muy ricas también. 

Finalmente, cenamos en el piso y estuvimos un rato jugando y charlando hasta que nos fuimos a dormir y prepararnos para el día siguiente. 

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