Surfeando Lisboa

¡Esperando pacientemente las olas grandes!

Foto tomada de: http://www.beachesandsunsets.com/

El sol está siempre brillando en la playa Carcavelos.

Foto tomada de : http://www.lisbonproperty.com/

Un atardecer en la playa Carcavelos.

Foto tomada de: http://lisbonsurfcamp.com/g

¡Una foto antes de cabalgar las olas!

¡Lo conseguimos! ¡Triunfamos!

Nuestro planeta está cubierto por un 71% de agua y ¡los océanos albergan alrededor de un 96% del agua del planeta!

Hacer surf es un pasatiempo cotidiano o incluso un trabajo para un significante número de personas en el mundo. Sin embargo, Europa, a pesar de ser un continente único y precioso, no puede disfrutar de esta gran oportunidad de "cabalgar las olas". Así que, si alguien quiere probar sus habilidades, uno de las pocas oportunidades que se pueden permitir hacer es viajar al precioso país de Portugal. Su costa está adosada al océano Atlántico.

En 2012, me aceptaron como estudiante Erasmus en Lisboa, la capital de Portugal. No sabía nada sobre esta ciudad. Sin embargo, sabía que uno de mis sueños en la vida era intentar hacer surf, al menos una vez. Así que cuando me aceptaron allí, me di cuenta que podía hacer mi sueño realidad al fin.

El tiempo en septiembre y octubre es todavía soleado y hace calor, así que la gente va a la playa a diario. Si coges el tren desde Cais Do Sodre (los trenes pasan muy a menudo - cada 20 minutos) y te bajas en Praia Carcavelos, en sólo 20 minutos de viaje puedes estar disfrutando del océano en la playa.

La primera vez que fui allí, era también la primera vez que veía el océano. Estaba tan sorprendida por las olas tan grandes y tanta arena, y sobre todo, por la baja temperatura del agua. Fuera, la temperatura estaba cerca de los 40 grados, pero dentro, ¡el agua estaba muy muy fría, aunque, refrescante! Después de mi primera experiencia con el agua, fui a una de las escuelas de surf que hay allí, y pedí una clase. Con 15 euros, me ofrecieron un profesor, una tabla y un traje y una hora y media de clase.

Primeramente, nos dividieron en grupos de cuatro o cinco personas, que compartían el mismo profesor. Nos enseñó las cosas básicas (cómo montarnos en la tabla, como remar y cómo mantenernos en pie) en la arena. Cuando estuvimos preparados, fuimos al agua (con el traje puedes soportar el agua fría) y empezamos a remar y esperamos a que vinieran las olas grandes. ¡Mis primeros tres intentos fueron desastrosos! Intentaba ponerme en pie muy tarde, así que siempre estaba debajo del agua. Pero, aún así, era increíble. ¡No he visto unas olas tan grandes en mi vida!

Después de media hora de tragar agua, decidí que tenía que hacerlo bien, al menos una vez. Así que le pregunté al instructor y me dijo qué era exactamente lo que estaba haciendo mal, y después decidí intentarlo una vez más. El último intento estuvo bien. Conseguí montar la ola y me di cuenta que al final no era tan difícil. ¡Sólo tienes que tener paciencia! El sentimiento después de conseguirlo es algo indescriptible, simplemente te sientes como "el rey del mundo". Mis próximos intentos estuvieron bien también, hasta que llegada a un punto, cuando estaba cansada, decidí salirme, coger algo de calor y ¡disfrutar del sol en la arena!

Por último, a todos vosotros, amantes de la naturaleza y el deporte que aún no han probado esta experiencia, ¡os sugiero que cojáis un avión, y voléis a uno de los países europeos más bonitos a "encontraros" con el océano y las olas! Nunca se sabe, ¡a lo mejor decides quedarte aquí y hacer del surf tu pasatiempo cotidiano!