La semana de orientación

Mi Erasmus en Francia fue mucho más fácil y mucho mejor gracias al Club Internacional. Siendo sincera, la gente del Club Internacional es increíble. Ya había oído hablar de ellos incluso antes de llegar porque nos mandaron un email sobre venir a recogernos. En cuanto recibí ese email, supe enseguida que quería que vinieran a recogerme.

Ya la primera tarde nada más llegar, tuvimos la fiesta de bienvenida del club Internacional. Yo me quedé totalmente sorprendida de todas las actividades que habían organizado para nosotros. Mi Erasmus empezó con una semana de orientación. Me gustaría describir detalladamente en este post mi semana de orientación. Su programa incluía ir a patinar sobre el hielo, un tour de bares, un tour de la ciudad, un "speed-dating" (citas rápidas) y muchas más actividades. Además, nos dijeron que organizarían una serie de viajes a lo largo del semestre. Había una fecha límite, y si queríamos apuntarnos al Club Internacional teníamos que inscribirnos con antelación. Lo difícil fue elegir a dónde ir.

Mi Erasmus en Francia tuvo un comienzo perfecto gracias a la semana de orientación que había organizado el Club Internacional. Ya nos habían mandado toda la información del programa detallada antes de llegar a Francia. Cuando lo vi por primera vez, me quedé muy impresionada porque era una semana llena de actividades, desde por la mañana hasta por la noche, y la verdad no me lo esperaba. Diciembre fue un mes de locos para mí porque tuve que convencer a todos mis profesores que me dejaran hacer el examen antes de Navidad. Por suerte, todos fueron muy comprensivos y me dejaron hacerlo. Aunque he de decir que estaba un poco nerviosa por toda la situación, porque reservé el alojamiento en Francia y me compré el billete de bus antes de ni siquiera saber si iba a aprobar los exámenes. También tenía la posibilidad de probar una segunda o tercera vez en enero, pero para eso tendría que volver y eso sería un lío. Lo único que podía hacer era tener esperanzas y estudiar. Por lo menos tenía razones para estar motivada. Hice todos mis exámenes en una semana y estudié muchísimo. Para cuando me fui de camino a Francia ni siquiera tenía los resultados de mis exámenes, pero tenía confianza y pensé que todo saldría bien. Lo último que me quedaba por hacer era escribir mi trabajo de fin de grado, pero sorprendentemente fui capaz de hacerlo todo en Francia. No fue una tarea fácil, pero me sentí un poco presionada y responsable y empecé a escribirlo pronto para no estresarme en el futuro, eso me ayudó bastante. Incluso me las apañé para ir a Portugal justo antes de la fecha límite gracias a mi increíble plan de estudio. No tuve mucho tiempo para hacer una fiesta de despedida o para pasar tiempo con mis amigos. Me fui justo el día de después de Nochevieja.

Cuando llegué no estaba de humor como para conocer gente. Pasé el típico primer día en un país nuevo: no me gustó nada, ni el alojamiento ni la ciudad. No me podía imaginar a mí misma pasando los próximos cincos meses en Lille. ¿Por qué quise venir aquí? Esa era la pregunta que me rondaba la cabeza todo el rato. Echaba mucho de menos a todo el mundo. Cuando salimos esa noche no me encontraba bien y la gente no me pareció interesante. Creo que tenía un poco de depresión, me fui a la cama pronto porque sabía que al día siguiente tendría que despertarme pronto para nuestro primer día de la semana de orientación.

Primer día en la universidad

Fui andando a la universidad. He de decir que era obvio que la IESEG no era una universidad pública. Normalmente, los franceses que vienen a esta universidad tienen que pagar mucho dinero para estudiar aquí. Sin embargo, gracias al programa Erasmus yo no tenía que pagar por nada. A pesar de esto, la universidad recibe mucho dinero todos los años y se preocupan mucho por sus alumnos. Nuestra semana de orientación empezó el jueves y nos habían preparado un programa desde por la mañana hasta por la noche. Mi estado de ánimo cambió muy rápido. Primero de todo, porque me encantó el campus. Contaba con cuatro edificios principales, las infraestructuras son muy nuevas y las clases tienen muy buena pinta. Empezamos nuestra reunión mientras nos tomamos el desayuno y empezamos a presentarnos. El director de la universidad nos dio un discurso muy largo sobre el intercambio y sobre la adaptación a un nuevo país, y luego hizo un pequeño concurso de preguntas sobre cuántos alumnos de diferentes países llegaban ese semestre. Me sorprendió muchísimo cuando descubrí que no venía tanta gente de Europa como yo pensaba. Sigo sin saber el porqué, pero era normal que llegase mucha gente de Latinoamérica o India. No estaba acostumbrada a ello y tardé un poco en habituarme. Tiene muchas ventajas y desventajas. A mí me encantó compartir todas las historias de los diferentes países y aprender sobre los otros estudiantes. Además, es increíble aprender cosas sobre nuevas culturas, hábitos y opiniones. Lo malo es que hice muchos amigos extranjeros y, como no están en Europa, me será muy difícil volver a verlos. Sin embargo, estaba muy atenta para ver cuándo el director diría la República Checa. Solo estaba yo y otra chica. Antes de venir a Lille, me prometí a mí misma no ponerme en contacto con la chica de República Checa para hacer mi intercambio más real. Pero no pude resistirme y empezamos a hablar ya desde el segundo día en Lille. Me tranquilizó bastante hablar con ella sobre todas las nuevas emociones y compartir consejos.

Durante nuestro primer día, nos hicieron varias charlas, sobre los procedimientos para el visado, sobre el CIF, sobre el alojamiento, sobre la comida, sobre clases de francés, y mucho más. La más importante fue, por supuesto, la charla sobre el Club Internacional. Parecían todos súper guais. Eran activos, amables y ya nos habían hablado sobre los posibles viajes por ahí. Yo estuve la mayoría del tiempo con mi compañera de piso Tanvi, que es de la India y fue muy simpática desde el principio. Estuvieron mucho tiempo hablando sobre el procedimiento de selección de cursos porque teníamos una fecha límite para elegir nuestras asignaturas. Siendo sincera, prefiero mil veces más el sistema francés que el sistema de la República Checa. A ver, era normal que pudiéramos escoger asignaturas extensivas con clases todas las semanas durante todo el semestre pero, además de eso, podíamos escoger asignaturas intensivas que se daban solo durante una semana. Empezaban el lunes y el examen era el viernes. Siempre eran por las mañanas y todo el temario tenía que darse en una semana. Este sistema me gustó porque odio los estereotipos y odio tener las mismas clases todas las semanas. En Francia, escogí algunas asignaturas extensivas y otras asignaturas intensivas que contribuyeron a que tuviese tiempo suficiente para escribir mi trabajo de fin de grado. Cuando tocaba una semana de clase intensiva me centraba solo en eso, pero las demás semanas de clase extensiva podía escribir mi tesis casi todas las mañanas. Al principio fue un poco difícil, pero sabía que si no escribía mi trabajo de fin de grado en ese tiempo no me aceptarían en la Universidad de Ámsterdam, y eso era una gran motivación para acabarlo a tiempo.

También ese día nos dieron las tarjetas especiales para acceder al edificio. Yo estaba tan contenta de no tener que solucionar problemas de visado... Había gente que tenía varios acuerdos de estudio y que tenía que pagar para el visado. La universidad también nos ayudó mucho con el tema del CIF. Hay una cosa y es que tienes la posibilidad de solicitar ayudas por ser estudiante al Gobierno francés durante el Erasmus. Esto no es algo normal en otros países de Europa. Cuando me hablaron de ello me puse muy contenta. Aunque tiene su desventaja, y es que puede ser un proceso muy largo que exige muchos documentos. Primero tienes que tener tu certificado de nacimiento traducido al francés y después tienes que darles una copia del DNI, una factura del propietario del piso en el que te alojas, un formulario de seis páginas, todo bien relleno con todos los detalles de tu habitación, tus cosas y la ubicación, y muchas otras cosas. Además, no te asustes si, a pesar de haber entregado todos los documentos, luego te pidan algunos de ellos de nuevo. Contra todo pronóstico, lo conseguí y recibí aproximadamente 130 euros al mes (excepto el primer mes).

Otra parte importante del primer día fueron las clases de francés. Teníamos dos opciones: ir a clases de francés normal, o ir a una clase a escuchar sin hacer el examen. Como mi intención era aprender francés, yo escogí ir a clases de francés normal. Antes de todo, nos hicieron una prueba de nivel de francés para dividir a la gente en grupos. Yo mientras hacía el test no tenía ni idea de lo importante que era, ni siquiera leí todas las instrucciones bien ni presté atención a la parte de escuchar. Me pusieron en el nivel A2. Cuando hablé con la profesora me comentó que era una pena porque tenía muy buena redacción y no se creía que lo había escrito yo. Después me di cuenta de que si me subía de grupo podría ir a más clases y pedí cambiarme al nivel B1. Como prueba, la profesora me dijo de tener una conversación con ella en francés. ¡Fue muy raro! Quería ir al grupo de B1, pero en cuanto empezó la conversación no fui capaz ni de presentarme. Fue terrible. Un completo desastre. Llevaba sin practicar francés como seis meses y ni siquiera repasé nada antes de llegar. Mezclé español, francés, checo e inglés. Fue gracioso, pero también me dio mucha vergüenza. Sin embargo, a la profesora le dio igual y me dejó subir al nivel superior con la condición de que si me decía que tenía que volver a bajar lo haría. Al final en las clases me fue bien y aprobé el examen de B1 de francés.

La semana de orientación

Después de un largo día, quedamos a la entrada de la universidad para tener nuestra primera Fiesta de Bienvenida oficial. Fue probablemente en Rendez-Vous. Salir de fiesta en Lille fue genial. Aunque la ciudad sea un poco pequeña, hay una calle larguísima con bares y hay muchos sitios a los que puedes ir. A excepción de los domingos y los martes, la calle cobra vida el resto de la semana. Me gustó mucho que todo estuviera en un mismo sitio. Si quería ir a buscar a mis amigos solo tenía que entrar en tres bares y así era muy probable que los encontrase. Todavía estaba en shock esa noche porque no había nadie de Europa y yo necesitaba un poco más de tiempo para asimilarlo. Sin embargo, ya hicimos nuestro club Checho, con Lucia y Katarina. Lucia era de Eslovaquia, pero era genial poder hablar de todo en el mismo idioma.

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Una de las noches más importantes en enero era la Noche de la Gala. Lo había organizado el Club Internacional y como estaban financiados por la universidad fue genial. Primero, me encanta todo tipo de fiesta a la que haya que ir en traje y vestido. Me encanta ver a todo el mundo vestido con sus mejores ropas y todo parece súper lujoso. Segundo, teníamos mucha comida y bebida gratis. Fue un poco raro para mí porque en la Universidad Carolina de Praga nunca han organizado nada parecido. Una vez tuvimos un baile, pero era para toda la universidad y tuvimos que pagar por la entrada. Llegamos a esta velada pronto y me encantó el ambiente todo el rato. Fue inolvidable. Después, hablé con mi amigo francés Pierre y me dijo que me llevaría a la fiesta "secreta" después del baile. No lo dudé ni un minuto y fuimos directos después de la Noche de Gala. Estábamos muy ilusionados de explorar sitios de fiesta. Estaba como a 15 minutos de la universidad.

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Llegamos al sitio y resulta que era una residencia de estudiantes con un sótano ambientado para fiestas. Nada más llegar ya me enamoré de ese sitio. Se había creado con el mero objetivo de hacer fiestas. Se llamaba St Johns. En ese momento no conocíamos a nadie que viviera allí pero el sitio estaba lleno y había gente hablando por los pasillos, en la cocina, fuera e incluso abajo. En la parte de abajo había una zona para bailar y tenía una pinta un poco vieja. Había dos sofás y toda la gente era de la universidad de IESEG. Bebimos vino y vodka. Fue perfecto. Como dos semanas después nos enteramos de que ese sitio no tenía nada de secreto. De hecho, se convirtió en nuestro sitio de copas para antes de salir de fiesta. Cada vez que alguna de las chicas que vivía allí decidía hacer una fiesta, nos moríamos por ir.

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El segundo día de la semana de orientación fue muy parecido al primero. Desayunamos y comimos todos juntos invitados por la casa. Después tuvimos otra charla en la que nos daban más información. Fue genial por cada día conocía una persona nueva. Al principio conocí a Lucia, Katerina, Moon, Pratik, Leon, Adrien, Juliette, Katie y muchos más. Ellos fueron los primeros con los que hablé. A la hora de cenar, todos juntos nos fuimos a un bufé de pizza. No dudé ni un segundo en ir. El sitio estaba muy bien y tenían espacio para todos nosotros. La pizza típica francesa se llama flummenkiche y yo tomé muchísimo de eso. También nos ofrecieron pizza dulce como postre y estaba muy buena.

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El jueves, cada uno tenía su cita para la inscripción en las distintas asignaturas y teníamos una charla sobre los bancos. Esta semana me gustó muchísimo. Fue la semana en la que no teníamos ni una preocupación y pudimos pasarnos toda la semana conociendo gente nueva y explorando sitios nuevos. No sé por qué no hacen esto en Ámsterdam. Allí pagamos 40 euros para la mitad de un día de orientación y ni siquiera fue suficiente.

Por la tarde tuvimos un evento especial: ¡Speed dating! (citas rápidas). Era la primera vez que lo hacía y me encantó. A pesar de que llegamos tarde me lo pasé muy bien. La cosa era que te tenías que sentar en frente de una persona por ronda y teníamos un tiempo limitado. Siempre teníamos dos minutos con cada persona. Después de esos dos minutos, se cambiaba a la persona que tenías delante. ¡Fue genial! Estaba ahí sentada tranquila y cada dos minutos tenía que decir "Hola, soy Barbara. Vengo de la República Checa y estudio Finanzas, ¿y tú? " Fue básicamente toda mi conversación durante una hora. Ni por asomo me acordaba de todos los nombres, pero hablé tanto que se me secó la garganta y el juego me encantó. Pude conocer mucha gente nueva, como por ejemplo conocí a Juan.

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Después de eso nos fuimos a hacer un tour de bares. Nunca me olvidaré de esta noche porque fue genial. Nos dividimos en tres equipos y teníamos que visitar tres bares en una noche, y al final teníamos que encontrarnos todos en Rendez-Vous. En cada bar, nos tomábamos unas bebidas y conocíamos a más gente nueva. Fue un poco lío porque nadie sabía a dónde ir. Finalmente llegamos al último bar y a medianoche nos dieron chupitos gratis. Los organizadores del Club Internacional se subieron a la barra y nos daban chupitos directamente de las botellas a nuestras bocas. Fue una locura.

Los demás días, el Club Internacional organizó muchos otros eventos como la Noche de Padrinos y Madrinas, noche de karaoke o una noche en la que no podíamos comer antes de salir a beber. Me gustaron todas sus ideas. Siempre tenían el objetivo de comer gratis, cantar o salir de fiesta con tu padrino o madrina. Creo que todos estos eventos fueron muy importantes para mí. Por supuesto que hicimos muchas otras fiestas organizados por nosotros, pero estas fueron mejores.

Después de todas estas actividades me quedé completamente exhausta, pero también me ayudaron a adaptarme al nuevo ambiente. El viernes nos organizaron un tour por la ciudad toda la tarde. De nuevo, nos dividieron en equipos y teníamos que jugar y competir para completar algunos retos. Fue bastante largo. Anduvimos a todas partes y el principal objetivo era conocer mejor la ciudad, cosa que hicimos. También teníamos que sacar el máximo número de fotos posible. Este día no fue suficiente porque por la noche vimos una película. Esa tarde dijeron los resultados de los ganadores del tour de la ciudad y después quedamos en la universidad otra vez. Vimos la película Bienvenue chez le ch'tis. Es una película francesa sobre el norte de Francia, exactamente donde nosotros pasaríamos nuestro semestre. La historia iba de un señor que le transferían desde el sur de Francia al norte por trabajo. La cosa es que no quería mudarse, pero al final, después de haber pasado tanto tiempo aquí, no quería volver. Dicen que cuando vas al norte lloras por su clima horrible e inestable y su acento raro; pero que también lloras cuando te vas porque no te quieres ir. Básicamente a nosotros nos pasó lo mismo. A mí me costó un poco acostumbrarme al tiempo de Lille porque llovía un montón. Pero al final no quería irme a casa.

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Una de las últimas actividades que hicimos en nuestra semana de orientación fue patinar sobre hielo. Hacía mucho que no patinaba sobre hielo, pero me fue bastante bien. El estadio estaba un poco lejos y tuvimos que coger el metro que tardó muchísimo, pero mereció la pena. Mucha gente va allí a patinar y para algunos de nuestros compañeros era la primera vez patinando sobre hielo. A mí me encantó. Tenían una música perfecta e incluso habían puesto unas luces especiales por la noche. Después de eso fuimos a un bar. Cuando llegué a casa sentí que ya había hecho tantas cosas, pero eso solo fue el inicio.

¡El Club Internacional hizo un muy buen trabajo!

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