La Odisea.
La Navidad ya se terminó y con ello las vacaciones. Así que, de vuelta a Bélgica o como lo llama mi amigo Álvaro, La Odisea. Ha sido un viaje bastante tranquilo comparado con el primero de todos o el viaje de vuelta por Navidad o incluso el trayecto en tren a Dinant. Este último fue bastante estresante. Para viajar por este país hay un bono de tren de 10 viajes. Cada vez que haces uso de este medio de transporte, en el bono debes escribir la fecha y el trayecto que vas a realizar. Luego ya en el tren, el revisor te pica lo que has escrito en el billete. Si el revisor no pasa, no te pica, pero si has escrito, igualmente pierdes un viaje. Sin embargo, si no escribes y el revisor no pica, al no gastar un viaje, el trayecto es gratis. Esto tiene sus desventajas, porque si descubren el pastel, pues bien te pueden quitar 7 viajes del bono como sanción o hacer que pagues 50 euros como multa, y este bono cuesta precisamente eso. Aquel día, iba con dos amigas y estuvimos tanto en la ida como en la vuelta a Dinant, pendiente de si aparecía o no el revisor, mirando a las puertas y cada vez que el tren paraba pendiente de quién entraba y salía para ver si lo veíamos venir por alguna parte, porque ellos, muy listos que son, se bajan en cada parada y suben por dónde les parece. En la ida, casi nos pescan y acabamos escribiendo en el bono prácticamente delante suya. Nos podría haber multado también por ello, pero tuvimos suerte y en el viaje de vuelta más, fue gratis.
Sin embargo, preparando las maletas para este viaje, me percaté de que no sabía dónde estaban las llaves del piso de Liège. No sabía si estaban en mi casa, en Madrid o donde Cristo perdió el mechero. Ahora puedo asegurar que están en ese último sitio. Lo peor es que perdí mi llavero de Nirvana. Y ya estando en Madrid, cuando pensaba que nada más ocurriría, decidí que quería abrir la maleta. Yo, como una buena neurótica, le pongo un candado pequeño, así que, cuando dije de abrirla metí la mano en el bolsillo derecho del pantalón, luego en el izquierdo, luego en los traseros, después en todos los bolsillos de la 'chupa', opté por vaciarlos y miré en los bolsillos de la maleta, buscando las malditas llaves del candado...
Y finalmente, me encontraba en Madrid, a pocas horas de coger un vuelo a Charleroi, sin poder abrir mi maleta, dentro de la cual, estaba, a parte de la ropa y algo de comida, la maleta de mano, con el portátil y el billete del vuelo. Mi cara de no puede estar pasando era innegable. Decidí que era el momento de aplicar mis conocimientos sobre cómo abrir un candado sin llave. Bueno, vale, busqué vídeos en Youtube. Pero de nada sirvieron ni los clips, ni las horquillas, ni el martillo. Me quedé con la maleta cerrada y con la suela de una bota despegada. El cómo se despegó es todavía un misterio. Yo sólo sé que tuve que dejar la bota bajo una de las patas del sofá presionándola para que el pegamento hiciera efecto. Lo mejor que hice fue sin duda, acostarme, o eso pensaba. Mientras intentaba conciliar el sueño me vino la inspiración. Mi vuelo no salía a las 3 de la tarde como pensaba, si no a la 1. Pero claro, como tenia el billete en la maleta no lo podía mirar. Quise conectarme a internet desde el teléfono, para ver el correo. Lo tenía apagado y de lo nerviosa que estaba ya, metía el pin mal. Cuando me quedó ya sólo un intento tuve que respirar hondo. La cosa se estaba poniendo seria. Pero no pasó nada más. Me acosté, tuve pesadillas con que nunca podría abrir la maleta, que perdería el vuelo de las 13:10 P.M…Vamos que no dormí.
A la mañana siguiente, Álvaro, me acompañó a una ferretería, para que cortaran el candado y al aeropuerto. Que ir con las dos maletas por el metro, teniendo en cuenta que hay tramos que no conocen la existencia de las escaleras mecánicas, pues resulta un poco complicado. Y después de todo, y de tener que volver a ponerme un sinfín de prendas para volver a quitar kilos de la maleta, llegué a mi piso, sin ningún rasguño, ni heridas, ni contusiones, ni nada por estilo, excepto una bofetada de frío.
Y pese a que el universo entero parecía conspirar para que no saliera de España, el resultado es:
Yo = 1 Mundo = 0
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Comentarios (1 comentarios)
Javier López hace 12 años
Bueno, al final lo conseguiste, pero por los pelos.